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domingo, 29 de marzo de 2015

30 de marzo de 1958: Escultor de Zacatepec hiere gravemente a Antonio Velázquez

Antonio Velázquez tras la cornada de Escultor
El 30 de marzo de 1958 era Domingo de Ramos. Había toros en El Toreo de Cuatro Caminos, para lo que se anunció una corrida de toros de Zacatepec, misma que sería lidiada y muerta a estoque por Antonio Velázquez, Humberto Moro y José Ramón Tirado. Velázquez vivía un bache en su brillante carrera y necesitaba triunfar esa tarde para remontarlo, porque él ya sabía lo que era salir de una racha de triunfos y quedarse parado de repente. Tenía que salir a morirse, como lo hacía tarde a tarde para sostener el sitio de figura del toreo que tanto le costó conquistar.

El toro escogido para salir al ruedo en cuarto lugar fue llamado por don Daniel Muñoz Escultor. José Alameda recuerda de la faena a ese toro, un quite por saltilleras, al que calificó de espeluznante, porque el toro quedó crudo después de su encuentro con los montados. La escena es perpetuada por un cuadro de Pancho Flores que reproduce el momento del cite, que nos muestra a Velázquez citando con el capote plegado a la espalda y el toro arrancado hacia él, en una composición que refleja en mucho el drama de ese momento y que puede darnos una cercana idea de lo que sucedía en Cuatro Caminos ese Domingo de Ramos de 1958.

La necesidad del triunfo era evidente y para obtenerlo, Antonio ya conocía el medio: Había que reescribir la historia de la Oreja de Oro de trece años atrás, pues los sucesos parecían estarse repitiendo y sabedor el torero de lo que causa el estar sin torear, no quería volver a vivir las consecuencias de esa inactividad. Así pues, intenta la faena por naturales, pero al tratar de rematar uno de ellos, Escultor se le cuela y le tira un derrote seco,  homicida y el pitón le penetra por el lado derecho del cuello, produciéndole a Velázquez una de las cornadas más impactantes que se recuerdan. 

La crónica de la agencia United Press, publicada en el diario El Informador de Guadalajara al día siguiente del festejo, señala con brevedad lo siguiente:
Velázquez fue cogido ayer en El Toreo. – México D.F., marzo 30. (U.P.). – Antonio Velázquez fue cogido aparatosamente en la corrida de esta tarde en la Plaza del Toreo y sufrió dos cornadas, una en el cuello y otra en el muslo… Se torearon reses de Zacatepec. Tres toros fueron protestados por su pequeñez… Velázquez veroniqueó regularmente en el primero y dejó pinchazo y estocada entera en buen sitio. (Silencio). En el cuarto, el del percance, Velázquez ejecutó buenas verónicas y saltilleras. Fue cogido aparatosamente y vuelto a recoger en la arena, en medio de gran impresión del público. Terminó con el causante de la cogida con una estocada caída, refrendada con certero descabello… Moro tuvo actuación medrosa e incolora en sus dos enemigos… Ramón Tirado lidió valientemente pero estuvo sin suerte al matar. En el último, Tirado veroniqueó regularmente y fue aplaudido… Durante la corrida el público insultó a la empresa por la pequeñez del ganado.
Me llama sobremanera la atención el desplante de valor y de torería de Antonio Velázquez, quien no obstante estar gravemente herido – con dos cornadas –, tuvo los arrestos para ir a estoquear a Escultor y después pasar a la enfermería a ser atendido.

Al día siguiente del percance se dio cuenta de la gravedad de la herida que Antonio llevaba en el cuello. En nota aparecida de nueva cuenta en el diario El Informador de Guadalajara, se daba cuenta de lo siguiente:
Ligera mejoría de Antonio Velázquez. – México D.F., marzo 31. – Una ligera mejoría dentro de la gravedad, fue anotada ayer por los médicos que atienden al matador Antonio Velázquez, gravísimamente herido por el toro “Escultor” de Zacatepec… Dijeron los doctores Rojo de la Vega e Ibarra que hasta pasadas setenta y dos horas no se podrá emitir el parte facultativo… Tres complicaciones podrían presentarse hasta entonces: flemón en el cuello, encefalitis y meningitis… Velázquez no ha perdido un solo momento la lucidez y esta madrugada pidió un recado de escribir para preguntar: “¿podré volver a hablar?”, cuando se le contestó que sí, guiñó un ojo y tuvo un destello de alegría… También por escrito preguntó sobre el matador que le sustituirá en la corrida inaugural de la temporada el domingo próximo de la plaza monumental de Ciudad Juárez… Esta mañana los médicos le hicieron una larga curación y más tarde fue llevado al radiólogo a bordo de una ambulancia, para sacarle varias radiografías a fin de orientar mejor a los cirujanos… La cornada que sufrió el diestro leonés es de las más impresionantes que recuerdan los aficionados, y solo comparable a la que sufrió Carmelo Pérez en 1929 por el toro “Michín” de San Diego de los Padres.
La nota habla por sí sola, el temor de los médicos ante el peligro de la infección en el tejido del cuello o en la cavidad craneal dejaba en espera la comunicación de la extensión de las lesiones sufridas por el diestro, mismas que serían atendidas, creo, una vez que esa amenaza estuviera superada. La realización del estudio radiográfico “para orientar mejor a los cirujanos” así me lo sugiere.

Transcurridas las setenta y dos horas señaladas por los médicos Rojo de la Vega e Ibarra, se hizo el siguiente anuncio, también por medio de la prensa:
Ha salvado la vida Antonio Velázquez. – México, D.F., abril 2. – Se cumplieron setenta y dos horas del accidente de Antonio Velázquez, durante los cuales los médicos temieron que empeorara la gravedad del diestro, herido el domingo en la plaza El Toreo, por el toro “Escultor” de Zacatepec… Los médicos consideraron que si en el plazo señalado no se presentaban complicaciones, ahora sería remoto el peligro de las mismas, y de hecho firmaron que el bravo torero leonés ha salvado la vida… Sin embargo, el tratamiento requerirá un plazo no menor de cuarenta y cinco días… La temperatura fue normal en el curso de todo el día, no pasando de treinta y siete grados y un décimo. Asimismo, el pulso y la presión arterial son los de una persona que dista mucho de inspirar temores a los médicos… Velázquez en varias ocasiones dio pequeños pasos dentro de su cuarto de enfermo y ha recibido amigos, compañeros y admiradores que fueron a visitarlo… Todo hace pensar que el valiente torero ha ganado la partida contra la muerte, en su lucha que empezó el domingo a las cinco y media de la tarde hasta la misma hora del miércoles dos de abril.
En consecuencia de esa declaración, se emitió el siguiente parte facultativo:
Herida por cuerno de toro, de dos centímetros de extensión, por dieciocho de profundidad, con trayectoria ascendente en la región submaxilar derecha, que interesó planos blandos, rompiéndolos; fracturó la masa horizontal derecha del maxilar inferior derecho; perforó el piso de la boca; desgarró totalmente la lengua en tres porciones de cinco, cuatro y tres centímetros; fracturó el paladar óseo, el maxilar superior sobre la línea media del hueso etmoides, llegando al piso anterior del cráneo en su base. Esta herida es de las que ponen en peligro la vida. (Ignacio Solares y Jaime Rojas Palacios, Las Cornadas, Cía. General de Ediciones, 1ª edición, México 1981, Pág. 199.).
Cuentan los familiares del torero que en cuanto recuperó la conciencia tras la cirugía que le fue practicada para reparar los destrozos de la cornada, lo primero que preguntó fue: ¿Cuándo vuelvo a torear?

Casi seis meses después volvería Velázquez a los ruedos. Reapareció en Ciudad Juárez, el 17 de agosto de 1958, alternando con quien fuera su matador en sus días de torero de plata, Luis Castro El Soldado y Jorge El Ranchero Aguilar, para lidiar la terna toros de La Punta y en prueba del temple adquirido con el percance, le cortó las orejas y el rabo a los dos toros que mató esa tarde.

Edito: Don José Ramírez me escribe por vía distinta a esta y me manifiesta lo siguiente: "Yo presencié esta corrida y esta tragedia. Antonio Corazón de León no regresó a la arena a matar a Escultor de Zacatepec. No estaba en condiciones físicas de hacerlo, ni nadie se lo hubiera permitido, desde los monosabios, a los médicos de plaza".

Queda aclarado pues, el desliz del cronista de la agencia United Press, que así lo consignó en su día y entonces fue Humberto Moro quien terminó con los días del causante del grave desaguisado.

Aclaración pertinente: Los resaltados en los textos transcritos son imputables exclusivamente a este amanuense, pues no obran así en sus respectivos originales.

domingo, 2 de noviembre de 2014

2 de noviembre de 1929: Esteban García es mortalmente herido en Morelia

Esteban García
El tradicional festejo taurino del Día de los Fieles Difuntos para el año de 1929 en la capital michoacana se presentó con una novillada en la que actuarían dos de los triunfadores de la temporada de novilladas en El Toreo en la capital mexicana, Esteban García y David Liceaga. El encierro seleccionado para la ocasión sería de la ganadería de Queréndaro.

En su camino de la capital de la República hacia Morelia, David Liceaga y las cuadrillas que habrían de auxiliar a los diestros actuantes sufrieron un accidente carretero, lo que les impediría estar a tiempo para actuar en el festejo, por lo que se presentó la disyuntiva a la empresa organizadora de suspender la novillada o de celebrarla únicamente con la actuación de Esteban García. Enterado el diestro de Tacuba de la situación, aceptó lidiar el encierro completo él solo y solamente con el auxilio del banderillero retirado Antonio Conde, quien era su mentor y le auxiliaba en los despachos. Dada la edad de Conde, para aliviar en algo la situación, de cualquier forma se improvisó una cuadrilla con aficionados prácticos morelianos.

Esteban García despachó con presteza a los dos primeros novillos de la noche, aunque las relaciones de los hechos sucedidos reflejan que Antonio Conde tuvo que abandonar sus labores en el ruedo a causa de una hemorragia causada por la tuberculosis que padecía y los auxiliadores que quedaron eran meros aficionados con más buenas intenciones que habilidades. 

El tercero, al que la historia reconoce con el nombre de Aleve, prendió a Esteban García casi al abrirse de capa. Le infirió una cornada penetrante de vientre que de inmediato hizo temer por su vida. La primera información que los medios especializados dieron a conocer se publicó en el semanario El Taurino el día 4 de noviembre de 1929 y es de la siguiente guisa:
Grave cogida de Esteban García en Morelia. Morelia, noviembre 2.  Esta tarde se encerró Esteban García con cuatro animales de Querétaro que resultaron bravos. Esteban toreó con lucimiento a sus dos primeros enemigos a los que mató brevemente y se apretó con el tercer bicho, que le echó mano, infiriéndole una cornada en el vientre. El pitón penetró a la cavidad abdominal y rompió el peritoneo. El estado del diestro es muy grave. El Corresponsal.
La primera atención brindada al diestro fue en las dependencias de la plaza. Muchas versiones hablan de la atención en un cuartucho desaseado y maloliente y de la falta de presencia de un adecuado servicio médico. La realidad es que la enfermería era, como hoy, una enfermería preparada para percances menores. Nunca se esperó, ni se preparó una catástrofe de estas dimensiones. Enrique Arzamendi escribió en El Taurino, del 11 de noviembre de 1929 lo siguiente:
¡Ha muerto un torero! La noticia nos sorprendió grandemente. ¿Cómo es posible que Esteban con ese dominio, con ese conocimiento, con esa vista, fuera preso de un pitón asesino que le deshizo el vientre y le perforó el peritoneo y el epiplón? Al principio dudamos. Pero después, no tuvimos más remedio que rendirnos ante la verdad... Y salió el tercer toro, otro buey ilidiable, otro buey propio para tirar de una carreta y no para enfrentarse con un torero de la talla del desaparecido. Vino allí la tragedia: un capotazo, un derrote seco y el pitón penetra el vientre y destroza, implacable y cruel, los intestinos y las principales vísceras… Después la mesa de operaciones en enfermería de pueblo, enfermería, como en todas las que existen en esos poblados, desprovista de material necesario para el caso. Los doctores luchan denodadamente por salvar la vida. Buscan otro local más apropiado para curar y trasladan a Esteban al Hospital, ahí nuevamente se entabla la lucha entre la ciencia y la “pálida” que, sonriente, extiende sus huesosos brazos para llevarse, para siempre, a un muchacho lleno de vida, con esperanzas risueñas para el porvenir...
La explicación de Arzamendi deja claro que a Esteban García se le dio la atención médica que había a la mano. A ese respecto, en la oración fúnebre pronunciada por el doctor Francisco Ortega, en ese entonces Presidente del Montepío de Toreros de México, se expresó lo siguiente:
...Aleve astado de Queréndaro ha tronchado esta existencia de hombre artista, y nosotros debemos ver tan triste suceso como una de las dolorosas fatalidades de la imperfecta organización nuestra, y aprovecharlo cual una lección en el mejoramiento de nuestra clase; lloramos ahora las débiles atenciones que le fueron prodigadas inmediatamente después del accidente, lamentamos no menos la imprevisión de un traslado inadecuado al grave estado en que se encontraba el lesionado, y por último sentimos nuestras almas hondamente desgarradas al ver el terrible y lamentable desenlace ocurrido a un compañero que merecía vivir y triunfar, porque seguramente así hubiera sido, si contando con los valiosísimos elementos de la ciencia Médico – Quirúrgica de la que desgraciadamente muy pocos toreros se preocupan actualmente en México en su ejercicio profesional, se hubiera luchado activamente para debilitar la infección y acabar con ella salvando como era de esperarse, la vida insustituible de Esteban García...
Petición de minuto de silencio para Esteban García
El Toreo, 10 de noviembre de 1929
Creo que hoy en día, cuando ocurre una tragedia de igual o similar magnitud, los reproches mantienen la misma sintonía, aunque la ciencia médica y la forma de manejar las heridas por asta de toro hayan evolucionado grandemente.

La sorpresa que causó la grave cornada a Esteban García era fundada. Desde su presentación en El Toreo en el año de 1926, se reveló como un torero largo, poderoso, dominador, de los que entienden a todos los toros y que encuentran la lidia que requiere cada uno de ellos. Era un torero del que no se podía suponer que moriría a causa de una cornada. Escribía Enrique Arzamendi:
Esteban García no era uno de tantos que hoy dan una tarde regular y mañana una pésima. Era un lidiador largo, entendido, que, como ya lo han dicho plumas más autorizadas y competentes que la mía, triunfó en la última temporada de novilladas. Después de aquellos triunfos, innegables en nuestro coso máximo, continuó cosechando laureles por los Estados donde dejó un cartel grande e imborrable...
Y remataba El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada:
Esteban García fue siempre un enamorado de su arte, un joven cuyo único anhelo consistió en encontrar un toro para poder torearlo... Y fue esto sin duda la causa de su muerte, porque lo hecho la noche del 2 de noviembre de 1929, en la plaza de Morelia, nadie es capaz de hacerlo; indudablemente fue una temeridad, pero esa temeridad, ese arrojo indecible, fue obra del amor a su profesión, fue obra del valor a toda prueba y del respeto que supo guardar siempre a los públicos, a quienes jamás quiso defraudar...
El único enemigo de Esteban García fue él mismo. Decía hace unas líneas que debutó en El Toreo en 1926 y seguía en el escalafón de novilleros en 1929. Fernando Vinyes escribía que lo que le pesó fue ser de la misma cuerda que Armillita, que encabezó su quinta novilleril y eso le desplazó para otras promociones, siendo la de 1929 en la que encontró a su epígono, Carmelo Pérez, quien terminaría igualmente por los senderos de la fatalidad. Escribió Don Zeta en El Taurino del 11 de noviembre de 1929:
Así como en otros órdenes de la vida hay alegrías para unos y sinsabores para otros, Esteban debió haber sufrido muchos de los últimos, pues sabiendo que sus compañeros toreaban en México continuamente, había sido él postergado por la más grande de las injusticias; y mientras que uno y otro de los de su época se hacían matadores de toros (“Armillita”, “El Tato”, Heriberto, Gorráez) él, con tantos o mayores méritos que ellos, roía el hueso de la desilusión rodando de pueblo en pueblo... en 1926 toreó en México dos corridas y una en 1927, el año de 1928 no le vimos para nada... No fue sino hasta este año de 1929 en que los empresarios se acordaron de él, y ya vimos con qué resultados...”
Esteban García falleció en Morelia el 6 de noviembre de 1929, cuatro días después de la cornada recibida en el festejo del Día de los Fieles Difuntos.

domingo, 25 de mayo de 2014

La sentencia de Frascuelo

Salvador Sánchez Frascuelo
El pasado martes – 20 de mayo – ocurrió en la plaza de Las Ventas un hecho infrecuente. Tras de estoqueado el segundo toro de la tarde el festejo tuvo que ser suspendido porque los tres espadas del cartel estaban ingresados en la enfermería del coso y el servicio médico determinó que no les era posible continuar en la lidia. De inmediato se trajeron al recuerdo algunos de los antecedentes más inmediatos de suspensiones similares. De mi cuenta, repasé la historia de la plaza y creo haber encontrado todos los casos en los que sucesos así se han producido. Un breve recuento de cada uno de ellos es el siguiente:

26 de junio de 1955: Novillada picada. Alternaron Juan Gálvez, Jaime Ostos y Arán de la Casa Morenito de Talavera – la crónica le llama Antonio –. Salieron al ruedo 2 novillos de Fermín Bohórquez y uno de El Pizarral de Casatejada (1º, sustituto del titular, devuelto por reparado de la vista). 

Manuel Sánchez del Arco Giraldillo, en su crónica publicada en el diario ABC de Madrid, entre otras cosas, relata lo que sigue:
En el segundo lance de la corrida Gálvez sufría una cogida que le produjo una herida de diez centímetros en el muslo derecho. El novillo era peligrosísimo por el lado derecho y reparado de la vista por el izquierdo. El presidente, según lo pedía el público, lo retiró y salió uno de «Pizarral», despachado por Jaime Ostos. El segundo novillo fue también, naturalmente para Jaime... Va su deseo más allá del genio del novillo. Se queda en la cara, sufre un pitonazo y dos achuchones más. Se pasa sin herir; tres pinchazos, media estocada. Descabella. Pasa a la enfermería. Cuando sale el tercero está solo el novel «Morenito»... Procura sobreponerse Antonio de la Casa... Ya está el cuarto sobre la arena. También ha de ser para «Morenito», según el turno del forzado mano a mano. Al dar Antonio uno por alto con la mano izquierda es enganchado y revolcado. Otra cornada en el muslo derecho, de diez centímetros de extensión y otra en la región perineal anterior... Ostos coge los trastos. Y el novillo le coge a él en seguida... Conmocionado, pasa a la enfermería... Pedro de la Casa despachó al novillo. El público pensó que iba a continuar la fiesta. Apareció el texto del artículo 97. Dentro quedaban dos novillos de Bohórquez. Un escándalo...”
Partes facultativos: Juan Gálvez sufre una herida en el tercio inferior, cara interna del muslo derecho con trayectoria ascendente de 10 centímetros, que deja al descubierto el conducto de los abductores, de pronóstico menos grave. «Morenito de Talavera» dos heridas: una situada en la cara interna, tercio inferior del muslo derecho, con dos trayectorias, una ascendente de 10 centímetros, que produce destrozos en los músculos semimembranoso y semitendinoso y tercer abductor y otra oblicua, de 15 centímetros que atraviesa el muslo y termina en el tejido celular subcutáneo de la cara externa, contusionando el paquete vascular y el nervio ciático; y otra herida en la región perineal anterior, con una trayectoria oblicua hacia adelante y abajo, que termina en la cara interna, tercio superior del muslo izquierdo. Pronóstico muy grave. Jaime Ostos, puntazo en la región glútea, conmoción cerebral y erosiones de pronóstico reservado. 
25 de mayo de 1975: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaron mano a mano Francisco Ruiz Miguel y Antonio José Galán. Se corrieron 5 toros de Alonso Moreno de la Cova y uno El Jaral de la Mira (6º), que hirió al sobresaliente Julián de Mata. La corrida de Alonso Moreno sustituyó a una de Osborne, rechazada en el reconocimiento.

Vicente Zabala Portolés escribió en su día lo siguiente:
Afortunadamente las aparatosas cogidas de Galán y Ruiz Miguel no han revestido caracteres graves. A partir del quinto toro se quedó solo el sobresaliente Julián de Mata, al que conozco desde hace más de veinticinco años, cuando iniciaba su carrera en unión de Alfonso Merino, Luis Parra «Parrita»... y otros tantos que iban a torear de salón al «Pilón» junto a la vía del tren de Arganda... Ni los años ni el desentrenamiento perdonan... Quiso dar la cara, pero ya no está en condiciones para ello. En mi vida me he acongojado más en una plaza de toros. El sobrero de Jaral de la Mira le atravesó un pulmón. Pudo costarle la vida el querer volver a sentir emociones, que bien muertas están...

Partes facultativos: Ruiz Miguel: Herida superficial en región malar izquierda. Puntazo en cara posterior del muslo izquierdo. Conmoción cerebral. Pronóstico Reservado. Antonio José Galán: Contusiones y erosiones múltiples. Conmoción cerebral. Pronóstico reservado. Julián de Mata: Herida por asta de toro en cara posterior del hemitórax derecho, entre novena y décima costillas, penetrante en cavidad torácica, produciendo graves destrozos en lóbulos inferior y medio del pulmón derecho, contusionando el pericardio. Intenso shock traumático que precisa 1,200 centímetros cúbicos de sangre. Pronóstico muy grave.
26 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Los diestros fueron Rafael de Paula, Manolo Cortés y Francisco Ruiz Miguel. Salieron al ruedo dos toros de El Torero y uno de Juan Andrés Garzón (3º). 

Es de nuevo la crónica de Vicente Zabala Portolés, publicada en el ABC madrileño, la que nos relata lo sucedido ese día:
El Paula no midió que le quedaban tres toros. Animoso como estaba quiso darle un quite al toro de Torrealta. Recogió el capote y muy al filo del pitón, sin cruzarse, dibujó tres lances de corto mando, pero de precioso trazo, tres verónicas de pura filigrana por lo lentas y cadenciosas. Cuando se presentía el remate, el toro se le quedó debajo del capote. Lo derribó y le metió la cara en el suelo corneándole con saña. El gitano no pudo incorporarse. Estaba inconsciente. La cogida fue impresionante, pues Rafael sangraba por la cara abundantemente. Fue llevado a la enfermería sin sentido enmedio de la general preocupación. Ahí se acabó la corrida... Ruiz Miguel también salió con ganas de triunfo... Luego los nervios le traicionaron. Se aceleró un poquitín. Sufrió una cornada en un muslo de pronóstico menos grave, pero siguió en la arena hasta que mató al toro. Los aplausos le acompañaron hasta la enfermería. Parecía que Manolo Cortés había respondido al tratamiento del neurólogo que le asistió en Sevilla... Pero aquí volvió a hacer su aparición la parálisis precisamente ante el toro, que se manifiesta con una flojedad terrible que le deja indefenso. Mató como pudo al noble toro de Garzón... Según mis noticias no solo peligra su carrera taurina, sino que de avanzar la enfermedad medular, Manolo Cortés podría acabar sus días en una silla de ruedas... Con el cuarto toro en la arena se suspendió la corrida. Jaime Ostos saltó al redondel. Pidió autorización, a la vieja usanza, para estoquear los toros que quedaban. El presidente denegó el permiso. No era un chaval o un indocumentado el que pedía que la corrida continuara. Bajo la responsabilidad de Ostos, cuya profesionalidad está largamente acreditada, el usía debió complacer al público. Reglamentariamente cumplió, pero ¿cuántas veces se hace la vista gorda?...
28 de mayo de 1979: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Alternaban Paco Alcalde, Ortega Cano y Niño de Aranjuez. Se lidiaron dos toros de Victorino Martín y uno de El Torero (3º).   

Vicente Zabala atestiguó dos días después del festejo anterior otra tarde con visos de tragedia. Así lo contó en el ABC de Madrid:
La corrida de Victorino salió con un trapío decoroso... La corrida de Victorino era eso; una corrida de toros para una plaza de primera. No cabía motejarla esta vez de terrorífica... No tiene justificación la disparatada actuación de Paco Alcalde, que ha podido concluir en tragedia por haber perdido totalmente los papeles... cuando los toreros pierden el sitio, «su sitio», aunque sea el de voluntariosos trotarruedos, es absurdo insistir... Mal estuvo Alcalde con su primero... El toro de Victorino iba muy bien, especialmente por el lado derecho, pero no había que dudarle, afianzar las zapatillas y cerrar la mano... Al final incluso sacó algún muletazo aceptable. Pero se veía la inseguridad del que no está en su momento. De pronto se lo echó a los lomos. El «victorino» le corneó con rapidez, muy certero, volviendo a meterle la cara en el suelo... Ortega Cano, joven torero, está en su momento. La revelación de San Isidro se ve de lejos que tiene afición y unos enormes deseos de ser figura del toreo... Ortega Cano se había entregado con ese celo admirable de los toreros que quieren ser... a continuación, muy despacio, emprende el volapié con la mirada fija en el morrillo. El toro era rápido. Y también rápido había que haberle entrado. Cogida de novato, de honrado, de «primo» suelen decir las gentes de coleta en su jerga... El Niño de Aranjuez venía a sustituir a Ruiz Miguel. El hombre se llevó un sobrero de la ganadería de Salvador Domecq, más espectacular que los propios «victorinos», un auténtico «tío» manso y con fuerza. El de Aranjuez, muy nuevo todavía, anduvo a empellones con él. El muchacho quiso justificarse, pero el «pavo» era un regalito. Lo hirió por la axila. Cuando vino a la barrera muy pocos vieron que llevaba la casaquilla manchada de su propia sangre... Una vez más, por favor, respeto para los que se juegan la vida. Hay que pronunciarse al final de las actuaciones, incluso con toda la dureza que se crea conveniente, pero fuera de la broma, el pitorreo (que viene de pito) y las palmas de tango durante la lidia. No se pide blandenguería ni tolerancia. Solo justicia y respeto. Sobre todo respeto…

Partes facultativos: Paco Alcalde sufre dos heridas por asta de toro, una en el tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo con trayectoria hacia abajo, de 20 centímetros de profundidad, que produce destrozos en músculos aductores y contusiona el paquete vásculo – nervioso y otra en el tercio medio de la cara interna del muslo derecho con trayectoria hacia arriba, de 15 centímetros, que produce destrozos en el músculo vasto interno. Pronóstico grave. Ortega Cano sufre herida por asta de toro con entrada en cara posterior del tercio inferior del muslo izquierdo, con trayectoria hacia arriba de 25 centímetros, que produce destrozos en el músculo semimembranoso y tiene su salida en el tercio superior del mismo muslo. Pronóstico grave. Pedro Fernández «Niño de Aranjuez», sufre herida por asta de toro en la cara interna del tercio superior del brazo derecho, con trayectoria hacia arriba, de 10 centímetros, que contusiona el paquete vásculo - nervioso. Pronóstico menos grave.  
En el límite

Hay múltiples tardes en las que un solo torero se ha quedado con varios toros o con la corrida completa por percances de sus alternantes. Algunas de las que la historia recuerda o de las que he encontrado de interés son las siguientes:

18 de mayo de 1941: Corrida de toros. Alternaban Gitanillo de Triana, Pascual Márquez y Fernando Domínguez. Enfrentaron toros de Concha y Sierra. Es la tarde de la cornada mortal de Pascual Márquez – falleció 12 días después – y aunque don José Mª Sotomayor afirma que Gitanillo de Triana mató 5 toros porque Fernando Domínguez solamente mató uno, la crónica que Giraldillo hace de la corrida afirma que el vallisoletano solamente se preocupó por salir ileso de la tarde, y lo logró

12 de agosto de 1945: Novillada picada. Alternaron Rafael Llorente, Jesús Guerra Guerrita y Manolo Navarro. Novillos de Demetrio Fraile. Rafael Llorente mató los seis novillos por percances de Guerrita – grave – en el segundo de la tarde y de Manolo Navarro – menos grave – en el tercero.

25 de mayo de 1952: Corrida de toros. Feria de San Isidro. Raúl Acha Rovira, Juan Silveti y Pablo Lozano. Toros de Pablo Romero. El tercero de la tarde envió a la enfermería a Pablo Lozano y a Rovira. Así, Silveti mató 4 toros y se convirtió en el primer torero mexicano en abrir la puerta grande de Las Ventas en una feria de San Isidro, tras de cortar las dos orejas a Campero, quinto de la corrida.

26 de octubre de 1952: Novillada picada. José Rodríguez Pichardo, Manolo Cano y Francisco Blázquez Pacorro. Los novillos fueron de José Carvajal. Rodríguez Pichardo mató 5 novillos por cornadas de sus alternantes. Pacorro no mató ninguno. Ambas cornadas recibieron calificativo de graves. El encierro lidiado era el sexto que presentaba el ganadero en su prueba de ascenso.

13 de julio de 1968: Novillada picada. Juan Antonio Alcoba El Macareno, como único espada. 6 novillos de El Castillejo. Fue herido al iniciar la faena al sexto de la tarde con el cartucho de pescao en los medios. El sobresaliente Pedro Santamaría finiquitó el festejo.

30 de mayo de 1971: Corrida de toros. Feria de San Isidro, Antonio Bienvenida y Andrés Vázquez. Mano a mano. Concurso de ganaderías: Palha, Juan Mari Pérez Tabernero, Passanha, Alonso Moreno de la Cova, Fermín Bohórquez y Murteira Grave. Andrés Vázquez fue herido por el 4º y así Antonio Bienvenida mató cuatro toros esa tarde y cortó cuatro orejas en una de las tardes más grandes de su trayectoria por los ruedos.

17 de octubre de 1971: Novillada picada. Ángel Rodríguez Angelete, Bartolomé Sánchez Simón, Antonio Martín Guerrita y Eduardo Torres Bombita (Rej.). 5 novillos de Flores Albarrán (1 Rej.) y 2 de García Aleas (4º y 5º). Angelete mató 5 novillos por percances de Simón en el 2º de la tarde – menos grave – y Guerrita en el 3º - probable fractura de húmero, pronóstico reservado – y además el banderillero Aurelio Calatayud, también ingresó en la enfermería con probable fractura de costillas.

La sentencia de Frascuelo

El 13 de noviembre de 1887 se celebró – tras dos posposiciones – la corrida a beneficio de la sociedad filantrópica El Gran Pensamiento. Ante diez toros de varias ganaderías actuaron Frascuelo, Cara – Ancha y Ángel Pastor. Originalmente Luis Mazzantini iba en la combinación, pero con el cambio de fechas no pudo actuar por tener programado un viaje a América y los toros de su lote los estoqueó al final de la corrida Rafael Sánchez Bebe, a quien Salvador Sánchez quería otorgar la alternativa al siguiente año en Madrid.

El primer toro de la tarde se llamó Peluquero, era de la ganadería de Antonio Hernández y de capa negra. Al tirarse a matar, el toro prendió a Frascuelo por debajo de la faja y le infirió una cornada en el vientre. Aún encontrándose herido se levantó y permaneció en el ruedo para finiquitar al toro.

Pasó a la enfermería y allí los médicos Pérez Obón y Alcaide de la Peña procedieron a explorar la herida y a practicar las primeras curaciones. Los miembros de su cuadrilla los miembros de su cuadrilla Ostión, Pulguita, Ojitos y Bebe aparecieron por la enfermería y el primero de ellos hizo un gesto de condolencia por el estado de su maestro. Ante tal expresión, la respuesta del Negro fue la siguiente:
Los toros dan esto porque no pueden dar otra cosa. Si dieran caramelos daría gusto torear. Pa evitar verse así no hay más que dos caminos: huir o cortarse la coleta…
Y remató la lección:
No me había tocao en toa la temporada un toro tan bueno como éste. Le toree a placer y cuando le vi cuadrado, quise meterle el pie a favor de obra, porque yo daba la espalda a los chiqueros. Entonces, se tapó. Quise ponerle en suerte y como hoy había en Madriz una teja que tenía que caerle a alguien en la cabeza, me cayó a mí. No ha pasao más
Apostilla final

En una de sus relaciones Vicente Zabala Portolés reclama respeto para los toreros. El contexto en el que lo pide es bien distinto al que en estos días se reclama ese mismo respeto para quienes se visten de luces. Hoy, la falta de respeto de un sector de la población es evidente y en los días de Zabala, me parece, era mera exigencia, subida de tono quizás, pero exigencia al fin, derecho inalienable del que paga una entrada para ver un espectáculo íntegro.

En estos tiempos, individuos sin nombre y sin rostro se dedican a injuriar y a denostar a quienes se visten de luces por el mero hecho de hacerlo. Sin embargo, los sucesos del pasado martes y los que aquí les presento de la historia de la plaza de Las Ventas, creo que dejan claro que en el enfrentamiento del hombre con el toro, el piso está parejo.

Aclaración necesaria: Los resaltados en los textos que se citan, son obra imputable exclusivamente a este amanuense.

Aldeanos