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domingo, 13 de junio de 2010

Detrás de un cartel (II)

Algunos antecedentes

En junio de 1993 participé en un congreso en la ciudad de Toluca, lugar en el que la primavera y el verano son verdaderas entelequias. De regreso a Aguascalientes, paré un momento en la Calle de Moras, en la Colonia del Valle, para saludar a mi hermano Ricardo y pedirle que me llevara al aeropuerto, para así completar el regreso a casa. Después de la comida, llegó la hora de la salida y al pasar por la Plaza de Tlacoquemecatl - por cierto, lugar de reunión de muchos aguascalentenses radicados en el D.F. -, Ricardo me dijo que en una papelería vendían unos carteles de la época de Joselito. Considerando que íbamos apretados de tiempo y que por asuntos de trabajo estaría viajando constantemente a la Capital, le dije que esperaría otra oportunidad para verlos, pero mi hermano insistió y antes de que pudiera pensarlo, ya estábamos estacionados frente al establecimiento. Se notaba a leguas que la papelería vivió mejores tiempos, pues mercancía de su giro casi no se veía, pero destacaba una máquina para vender boletos de lotería deportiva. En un aparador se encontraba solitario un cartel de toros. La dueña del establecimiento - una señora española, mayor y muy agradable -, me dijo que era el último que le quedaba. Dudé un momento y al ver la fecha del cartel, decidí comprárselo. Pagué el precio que me pidió y envuelto en una bolsa de papel lo metí en mi portafolio.

No quise sacar el cartel de su envoltura durante el vuelo y al llegar a casa advertí que anunciaba una corrida celebrada en la Plaza de Barcelona el 30 de abril de 1916, en la que habrían de lidiarse 4 toros de los herederos de Esteban Hernández y otros 4 del Conde de Santa Coloma, por los diestros Manuel Torres Bombita Chico, Agustín García Malla, Isidoro Martí Flores y Francisco Madrid. Agregaba el cartel que era la función número diez y que el festejo iniciaría a las cuatro menos cuarto de esa tarde.

Me imaginé de pronto que debió ser una tarde triunfal, pues alguien tuvo el empeño de cruzar el Atlántico con el cartel y después, colocarlo en un marco para engalanar un rincón con sabor taurino. De otra forma no me explicaría la presencia de ese cartel en mis manos sesenta y siete años después. Aparte, tanto Manolo Bomba como Paco Madrid fueron gente en el planeta de los toros y aunque de momento no reconocí los nombres de Malla y Flores, alguien habrán sido también.

Por otra parte, me asaltó la duda de la plaza en la que se celebró el festejo, pues en la primera década de este siglo funcionaban dos plazas de toros en la Ciudad Condal y suponía que la llamada Monumental aún no tomaba esa denominación, por lo que tenía la impresión de que se llevó a cabo en Las Arenas. Esto me motivó a tratar de reconstruir los sucesos en torno a esa tarde de toros.

Posteriormente, en el año de 1995 mi hermana Rosa María tuvo la oportunidad de vivir en la Capital de Cataluña y aprovechando su estancia por esas tierras, le pedí que me buscara en alguna hemeroteca una crónica o reseña del festejo, recibiendo al cabo de un tiempo, unas copias del periódico La Tribuna de esa Ciudad, fechado el propio día de la corrida. Ya en estos días, el acceso a otras fuentes digitalizadas, como el semanario La Lidia o varios de los diarios madrileños – evidentemente La Vanguardia de Barcelona no refiere información sobre el festejo –, me permite ampliar la perspectiva y con esta información comparto con Ustedes lo averiguado sobre el particular.

La Monumental de Barcelona

Entre 1914 y 1923 Barcelona tuvo 3 plazas de toros funcionales. La llamada Barceloneta o Plaza Antigua, que funcionó de 1824 a 1923; después se construyó la de Las Arenas, ubicada en el centro de esa Ciudad y que fue escenario taurino de 1900 a 1977 y a cuya defunción taurina me he referido en otro espacio de esta misma Aldea y el 12 de abril de 1914 se inauguró la plaza original llamada del Sport con una corrida de toros del Duque de Veragua para Vicente Pastor, Bienvenida, Vázquez II y Torquito. Dos años después de su apertura se amplía la capacidad de la Plaza del Sport y se le agregan doce mil localidades, para dejarla con un aforo de veinte mil espectadores y el 27 de febrero de 1916 se reinaugura, nombrada ya como Plaza Monumental con el cartel formado por Joselito, Francisco Posada y Saleri II, quienes lidiaron a muerte una corrida de Pablo Benjumea.

Revisados estos datos, me enteré de que el cartel que tenía en mis manos, era de una de las primeras corridas de la primera temporada de toros que se dio en la Plaza Monumental de Barcelona, lo que a mi juicio, le daba ya un valor especial.

Los toros

De los toros a lidiarse en el festejo anunciado, me llama la atención el anuncio de los de Esteban Hernández, en esos días ya a cargo de sus herederos. Producto entonces su ganadería de un interesante cruce de reses de Mazpule, Trespalacios, Conde de la Patilla y Saltillo, destacaron siempre por su impecable presencia. Tanto, que Antonio Díaz Cañabate escribió sobre esta los toros de esta ganadería:


Una de las ganaderías de más prestigio que han pastado en la Tierra de los Toros fue la de Esteban Hernández y Martínez, con antigüedad de 1891… La lámina de estos toros es solo comparable en mi estima a la de los de Don Felipe de Pablo – Romero… Como es natural, entre los toros de Don Esteban había de todo. Bravo y manso. A mí no me importaba si salían de una forma o de otra, a mí lo que realmente me importaba era como salían del chiquero. Y en esto no fallaba ni uno: parecía que se iban a comer el mundo de la torería.
El Conde de Santa Coloma tiene en su haber el logro de amalgamar en una importante medida a dos de las más notables ramas que surgieron de lo que fuera la ganadería del Conde de Vistahermosa. En el año de 1905 adquiere de Manuel Fernández Peña la mitad de lo que fuera la ganadería de Eduardo Ybarra, quien a su vez adquirió de doña Dolores Monge Viuda de Murube la mitad de la vacada que esta señora poseía, así pues, en Santa Coloma se quedó la cuarta parte de lo que fue de Murube, formada a su vez con reses de Vistahermosa, procedentes del Barbero de Utrera y Arias de Saavedra. Más o menos al mismo tiempo, el Conde adquiere una importante porción de la ganadería del Marqués del Saltillo, también de origen Vistahermosa, pero vía Salvador Varea y Picavea de Lesaca.

Se presenta como ganadero en Madrid el 17 de mayo de 1908 con divisa celeste y encarnada y hasta el año de 1932 mantuvo un gran cartel, siendo preferidos sus toros por diestros de la talla de Joselito y Belmonte. En este último año, pasa la propiedad de la ganadería, hierro y divisa a la sociedad formada por don Joaquín Buendía Peña y don Felipe Bartolomé Sanz, lidiándose los toros a nombre del primero.

Como podemos ver, los toros anunciados eran de inmejorable origen y de reconocido prestigio, tal y como corresponde a una plaza del fuste de la recién inaugurada Monumental de Barcelona.

Los toreros

El primer espada del cartel fue Manuel Torres Reina, Bombita Chico, hermano de Emilio y de Ricardo, que en su andadura por los ruedos, utilizaron el mismo alias taurino. Manolo Bomba era originario de Tomares, Sevilla, lugar en el que nació el 13 de marzo de 1884. Se presentó como becerrista en Sanlúcar de Barrameda el 9 de septiembre de 1898 y el 26 de junio de 1904, en la despedida de su hermano Emilio, se le permite matar el último toro de la corrida.

El 15 de septiembre de 1907 su hermano Ricardo le otorga la alternativa y se la confirmará siete días después en Madrid, con el testimonio de Regaterín, cediéndole el toro Vizcoleto, que como todos los lidiados esa tarde, fueron de las dehesas de Pablo Benjumea.

Su temporada más destacada es la del año de 1913, aquél en el que la Feria de Sevilla fue la de los dos Gallos y los dos Bombas y en ella, su labor no desmereció ante lo desarrollado por sus alternantes. A partir de aquí inicia una carrera de altibajos y sin la protección de su hermano Ricardo, decide retirarse de los ruedos el año de 1917. Muere en Valencia el 10 de octubre de 1936.

Como segundo espada de la corrida iba Agustín García – Malla Díaz, natural de Vallecas, Madrid, donde vio la luz primera el 28 de agosto de 1886. Torero de sino trágico, se presenta como novillero en su pueblo el 17 de septiembre de 1907, ya con veintiún años largos. Esta tarde recibe su bautizo de sangre, al sufrir una cornada en la boca.

El 28 de agosto de 1909 se presenta como novillero en Madrid y el valor es la nota de su actuación, lo que le vale torear otras cuatro novilladas seguidas, lidiando bichos de Miura, Aleas, Trespalacios y Surga. Vuelve a derrochar redaños y en premio, se le pone como sobresaliente en el mano a mano que sostuvieron Rodolfo Gaona y Algabeño en Madrid, lidiando toros de Vicente Martínez. Se luce en quites y se le permite matar el sobrero de la corrida.

Un desacuerdo con Indalecio Mosquera, a la sazón empresario de Madrid, le aleja de la plaza grande y por ello se ve obligado a recibir la alternativa en Carabanchel, el 27 de marzo de 1910, de manos de Lagartijillo Chico, quien le cedió el toro Mirondo, de Aleas. En esta corrida fue corneado de consideración por el segundo de su lote. Será hasta el 25 de mayo de 1911 cuando confirme su alternativa en Madrid de manos de Vicente Pastor y con el testimonio de Rafael El Gallo, dando cuenta la terna de toros de Miura.

Marcha a América en 1912 y es herido en las tres oportunidades en las que actúa en Lima. De regreso a España, vuelve a ser corneado de gravedad por un toro de Ángel Sánchez, en la plaza de Torrijos, Toledo. A causa de sus frecuentes cornadas reduce el número de sus actuaciones y se ve forzado a hacer campaña en Venezuela el año de 1919. En 1920 regresa a su patria y el 4 de julio de ese año se presenta en la plaza francesa de Lunel, para lidiar junto a José Gárate Limeño, una corrida francesa de Agustín Lescot. El quinto de la tarde, negro zaino, tomó cuatro varas y mató dos caballos. Al iniciar la faena de muleta, Malla intentó un pase por alto y el toro le prendió por el pecho, atravesándole el corazón. Llegó muerto a la enfermería.

Cossío le juzga así:


Ni fino, ni elegante, toreaba con soltura de capa; estaba oportuno en los quites; con la muleta no hacía más que defenderse y atender a cuadrar al toro para estoquearlo. Le costaba mucho igualar a los toros y con el estoque se mostraba certero y con estilo. Tenía muchas pretensiones y poco conocimiento de las reses. Su prestigio de gran estoqueador sostuvo su cartel, pero por poco tiempo, pues su mérito no fue para tanto.
En tercer lugar actuaría Isidoro Martí Flores – Ferrando, natural de Altarrasí, Valencia desde el 12 de mayo de 1884. Sus padres emigraron a Francia, lugar en el que estudió comercio antes de dedicarse a los toros.

El 6 de febrero de 1900, actúa como banderillero a las órdenes de Anastasio Escobar Juanerito en Valencia y el 12 de octubre de ese año cambia la plata por el oro, para actuar como novillero en la propia Valencia.

Madrid le recibe de luces el 15 de julio de 1906 y en ese momento se inicia una carrera ascendente que le llevará a encabezar el escalafón menor hasta el año de 1910, recibiendo el 28 de septiembre la alternativa en Sevilla, de manos de Quinito y llevando como testigo a Rafael El Gallo. El toro de la ceremonia fue Obispero, de las dehesas de don Anastasio Martín.

Los años de 1911 y 1912 hace campaña en México y al final de la temporada española de este último calendario, el 15 de septiembre, confirma su alternativa en Madrid, de manos de Rafael El Gallo. Entre 1913 y 1915 actúa poco, pero a partir de 1916 entra en la esfera de protección de Joselito y mejora el número de contratos, que vuelven a descender a la muerte del torero de Gelves.

El 26 de junio de 1921, actuará en la plaza francesa de Beziers, para lidiar toros de Alipio Pérez Tabernero. Uno de los de su lote, le infiere una cornada penetrante de tórax que le perforó un pulmón. No sana completamente de la herida, pero hace campaña americana, teniendo triunfos en Perú, Colombia y Venezuela, en cuya capital Caracas, muere el 6 de diciembre de ese año, a consecuencia de la cornada de Beziers.

José María de Cossío emite este juicio sobre Flores:


…fue un excelente torero y un estoqueador seguro, a quien no se dio la importancia que en realidad tenía. Era valiente y pundonoroso, por lo que jamás hizo un mal papel en la plaza. Modesto y serio por naturaleza, no sabía ponerse en efusivo contacto con los públicos, que atienden fríamente al final a quien no les miente una sonrisa y un valor del que a veces se carece…
El malagueño Francisco Madrid y Villatoro completa el cartel. Nació el 4 de octubre de 1889 y antes de ser torero, fue tornero y fogonero de los Ferrocarriles Andaluces.

Se viste de seda y oro por primera vez el 12 de mayo de 1911, en Guareña, Sevilla, llevando de alternante nada menos que a quien sería después El Pasmo de Triana, para lidiar novillos de Manuel Albarrán. Poco menos de un año después, el 17 de marzo de 1912, se presenta como novillero en Madrid y el 26 de mayo hará lo propio en Sevilla, para el 8 de septiembre despedirse de la afición como novillero, pues al día siguiente El Gallo, con el testimonio de Isidoro Martí Flores, le haría matador de toros al cederle el primero de los toros de Pablo Benjumea que se lidiarían esa tarde.

A partir de su alternativa y el año de 1921, promedia unas veinte corridas al año, siempre con toreros de categoría. En 1922 baja considerablemente el número de festejos en los que actúa y sintiéndose mermado de facultades, deja de torear el año siguiente y reaparecerá en los ruedos hasta el año de 1935, año en el que lidiará siete festejos, en 1936 se viste de luces solo una vez y en 1937 torea su última corrida, alternando con Cayetano Ordóñez y Vicente Barrera previo preludio ecuestre de Juan Belmonte, dando cuenta la terna de toros de Villamarta. Muere en su tierra el 29 de octubre de 1957.

Esta es la opinión que le mereció a Cossío este torero:
Paco Madrid fue un diestro venido en mala hora a los ruedos… con los bríos y la ambición de la juventud, cubrió su puesto brillantemente en los comienzos de su carrera, llegando a considerársele un nuevo Mazzantini. La comparación no era, quizá, muy descaminada, aunque si excesiva, ya que el malagueño tuvo unos comienzos rápidos y gloriosos como el guipuzcoano, y su concepto del toreo, menos inteligente y amplio, probablemente, que el de Mazzantini, tiene bastantes puntos de contacto con el de éste. De todos modos Paco Madrid merece una benévola mención en la historia del toreo, por su valentía a la hora de la verdad y por la resolución y contundencia con la que manejaba el estoque, que fue el arma con la que conquistó sus mayores triunfos.
La corrida

El periódico La Tribuna de Barcelona del propio 30 de abril de 1916, contiene la reseña de lo sucedido en los siete primeros toros. Nos indica al iniciar lo siguiente:

Que conste, antes de empezar; ocho toros son muchos toros en una sola sesión y si bien es verdad que lo que abunda no daña, puede cansar y si no es temiéndolo, me encamino hacia la plaza, donde Dios nos la depare buena.

Como la tarde es larga, el lector me dispensará de preliminares y dándole por enterado de los consabidos y sin decir más que la entrada es regular al comenzar la fiesta, he aquí como se ha ido esta desarrollando…
Y en verdad le resultaron muchos toros, pues la hora del cierre de la edición le ganó al anónimo cronista de La Tribuna y la crónica solamente alcanza a cubrir siete toros. El festejo fue accidentado. Malla y Paco Madrid pasaron por la enfermería. El primero en brazos de las asistencias y el segundo iría por su propio pie. También el banderillero Rafael sufrió una contusión que ameritó su tratamiento médico en la misma plaza. La lesión de Agustín García le fue inferida por Zagalo de Esteban Hernández, segundo de la tarde y le impidió continuar la lidia, razón por la cual, Bombita III tuvo que estoquear 4 toros esa tarde. El Heraldo de Madrid, en su edición nocturna de la misma fecha del festejo, describe así el percance:

Emocionante cogida de Malla

Segundo. - De Hernández, grande, mansote. Malla da el quiebro de rodillas con gran limpieza y ciñéndose brutalmente (Ovación.) Lancea luego con gran valentía. Alternan en los quites Malla y Flores. El primer quite Malla lo hace muy bien y lo remata ciñéndose mucho. El bicho se revuelve, cogiéndole a la altura de la faja, volteándole, metiéndole la cabeza. El diestro queda tendido en el suelo sin conocimiento. Pasa a la enfermería en brazos de las asistencias. (Emoción grande.) Los banderilleros cumplen; Bombita encuentra al toro difícil. Lo muletea con brevedad, y en cuanto iguala le da una estocada corta y baja; El toro dobla. (División.)  En la enfermería dicen que Malla sufre varetazos en la ingle y en el vientre y conmoción cerebral.
El recuento que hace Don Severo, en el número de La Lidia publicado el 8 de mayo siguiente implica el siguiente sumario:

El aburrimiento con vistas al hule.
¡Ocho toros en cada Plaza. y la mar y de sosería y mala pata!
Un estupendo cambio de rodillas de Agustín García Malla, al segundo toro lidiado en la Monumental, - un cambio de rodillas ceñido, preciso, excelente — un quite superiorísimo en una caída peligrosa al descubierto ocasionada por el quinto toro, y la forma inmejorable, de entrar a matar, cinco veces, de Paco Madrid; una faenita de Manolo Belmonte en las Arenas: el muleteo y la estocada de Blanquito al tercer novillo, en la misma Plaza; una estocada de Chanito, unos muletazos de Salvador Freg; y las faenas notables y oportunísimas de Alfredo Freg, en la brega; he aquí lo que se registró digno de anotarse en las corridas del domingo.
Lo demás...
Bueno. Yo no creo que merezca los honores de un detenido comentario, las muchas cosas regulares, medianas y malas que hicieron Manolo Bombita, Flores, Chanito, Freg. Belmonte II, Blanquito, y los numerosos picadores y peones que constituyen sus respectivas cuadrillas.
Bombita no parece de la familia. Está apático y prudente con los toros. No los domina, no los manda, un los torea. Con el primero - que era tonto de remate — y con el sexto del domingo podía haber armado una revolución. Podía haber honrado la dinastía taurina a que pertenece. Y sin embargo...
Flores es un torerito muy apañado, elegante y valiente. A Flores le he visto muy bien con los toros y he visto como se las entendía, con conocimiento y a conciencia, con toros grandes y con muchos pitones y con huesos.
Sí. Todo eso está muy bien, pero el Flores a que yo me refiero, no pareció el domingo por ninguna parte. Ni con el capote, la muleta y el estoque, vimos al bravo matador de toros Isidoro Martí Flores. ¿Que será de él?
Paco Madrid sin estar tan mal como sus compañeros, tampoco estuvo muy bien. Algo embarullado con el capote y no muy fácil con la muleta. Hay que hacer algo más amigo; que no sólo de la estocada vive el hombre. Y aun esta no siempre la da usted.
El ganado estuvo bien presentado, lo mismo el de don Esteban Hernández que el del Conde de Santa Coloma. Gordos, grandes, finos... pero con relativa bravura.
El séptimo, de Santa Coloma, fue el primero que se ha fogueado en la Plaza Monumental. Un 'honor' para el ganadero...

Como podemos ver, el festejo que anuncia el cartel no pasó de ser, discutiblemente, una medianía.

La historia tras del cartel

Esta es la historia detrás del cartel, una historia que nos muestra la grandeza de la fiesta y la tragedia que reviste. Dos de los alternantes de esta corrida fueron víctimas de los toros (Malla y Flores), lo que de alguna manera nos recuerda las palabras del Padre Cué: …el toreo es juego de tres…

También al penetrar en la información en torno al festejo, nos enteramos de que ese particular domingo, en Barcelona se dieron dos festejos y que en ambos se completó más de la mitad del aforo de las plazas. La Lidia señala que en Las Arenas, en un festejo mixto en el que se lidiaron 4 erales de Solís para Blanquito y Manolo Belmonte y 4 novillos del Duque de Tovar para Chanito y Salvador Freg se llenó el tendido de Sol y fue buena la entrada en sombra, en tanto que en la Monumental, la entrada fue mediana, lo que nos demuestra la afición, el arraigo y el interés que desde siempre hay por estas cosas en Barcelona, pese a lo que se quiera decir hoy.

También el cartel retiene una efeméride que no se quisiera recordar por algunos, la del festejo en que se fogueó el primer toro por manso en ese ruedo y fue Cabrillo, del Conde de Santa Coloma, séptimo del festejo y que correspondió a Isidoro Martí Flores.

Agradezco a mis hermanos Ricardo y Rosa María el haberme acercado a la oportunidad de repasar los hechos que dieron vida a esta tarde de toros, mismo que hoy podemos conocer, gracias al interés que han mostrado por ayudarnos a conocerla

domingo, 13 de septiembre de 2009

El Imposible

Resulta difícil pensar que un torero pueda sacar la cabeza más de tres lustros después de su presentación como novillero. Ese es el caso de El Imposible, que en el Jueves Taurino del 16 de junio de 1945, se presentara en El Toreo de la Colonia Condesa, anunciado como Carlos Moreno y que apareciera quince años después como Antonio Campos (su nombre completo era Carlos Antonio Campos Moreno), ejecutando un muletazo que se describía como imposible de realizar y de allí tomó su nombre artístico, El Imposible.

El muletazo imposible, que consiste en dar una serie de giros con el toro arrancado, para quedar en posición de rematar con una arrucina (vean la composición fotográfica de abajo), es lo que le convierte, con Felipe Rosas, Jaime Rangel y Víctor Huerta, en el sostén de la temporada novilleril capitalina de 1960. Así, contra todos los augurios, el torero que década y media antes había sido desahuciado por la afición y por la crítica al dejarse ir un bravo novillo de Milpillas, ahora estaba en la cresta de la ola.

Recibe la alternativa en Tijuana el 18 de junio de 1961, siendo su padrino Jesús Córdoba y fungiendo como testigo Raúl García, con toros de Javier Garfias y aunque no logra un triunfo rotundo esa tarde, se abre las puertas de las plazas de la zona fronteriza con los Estados Unidos, en una época en la que Tijuana, Ciudad Juárez, Nuevo Laredo y Nogales sumaban cada una alrededor de una treintena de festejos al año, haciéndose un gran cartel en ellas.

Marcha a España el siguiente calendario y suma 14 fechas, convirtiéndose en un ídolo en Barcelona, donde actúa en ocho de sus corridas de ese año. Confirmará su alternativa en Madrid el 12 de mayo de 1963, de manos de Pedrés y llevando de testigo a Andrés Vázquez, con el anticipo artístico de don Rafael Peralta, que lidió un novillo de Antonio Pérez de San Fernando. Los toros de la terna de a pié, fueron de Carlos Núñez. Esa tarde la saldó con una vuelta al ruedo. La opinión de Antonio Díaz Cañabate en el diario ABC de Madrid sobre esa tarde es la siguiente:

…El “Imposible”, en el toro de la confirmación de su alternativa, después de brindar, anunció que iba a dar el pase al cual debe, según parece, su apodo. El pase imposible. Yo ya se lo había visto el año pasado, creo que en Santander. Desde luego es un pase perfectamente posible, porque no es un pase, es un paso de baile taurino. Por mí puede el baile continuar. A mí no me molestan los adornos en su momento, al contrario, me parecen precisos, en su momento, repitoy repetiré. ¿Y es el momento la iniciación de una faena? Pues ¿por qué no? Ahora bien, ya está hecho posible lo imposible. A torear se ha dicho. A torear en serio, que es a lo que estamos. El toreo cómico lo agotaron Charlot, Llapisera y su Botones y unas cuantas “inas” y ridiculeces que privaron durante un tiempo, que ya creemos superado y que estaremos alerta para que no se reproduzca. Adornos sí, pero no como base de una faena…




La presentación de El Imposible en Barcelona, 5 de julio de 1962



Repetirá en Las Ventas el día de San Isidro, cuando compartiendo el cartel con don Ángel Peralta, que se enfrentó a un novillo de Javier Molina y compartiendo terna con Fermín Murillo y Mondeño. Ese día le cortó una oreja al tercero de la tarde, primero del lote de Fermín Bohórquez que sorteó y al que logró pegarle el muletazo de su creación. De nuevo recurro al exigente testimonio de Díaz Cañabate, sobre ese momento particular:

…El tercero toma la primera vara de largo. La segunda, corrida. No tiene mucha fuerza. El presidente lo cambia. A la muleta llega tardo, pero cuando embiste es aquello que llamaban antes los revisteros una perita en dulce. ¡Qué bien se la comió “El Imposible”! No intentó ninguna tontería. No se embarulló. Toreó sereno, sin hacer caso del aire, que soplaba para todo el mundo y parecía que no soplaba para él. Me gustó “El Imposible”. Faena con temple y con mando. Faena a tono (con buen tono) de la perita en dulce, confitura que a muchos toreros se les indigesta. Sobresalieron tres pases iniciales con la derecha realmente excelentes. Un pinchazo y, entrando bien, una estocada. Una oreja…



Al final de esa campaña sumó solamente nueve fechas en ruedos ibéricos, a causa de los percances que sufrió en Málaga, Plascencia, Palma de Mallorca y en San Sebastián. La de Málaga, del 14 de abril, fue muy extensa, según se deduce del parte facultativo:

…Durante la lidia del sexto toro, ha ingresado en la enfermería de esta plaza el diestro mejicano Antonio Campos «El Imposible», que presenta herida por asta de toro en la región glútea inferior, con dos trayectorias, una ascendente, que diseca ambos glúteos, alcanzando hasta el trocánter mayor; y otra descendente, que dislacera el músculo bíceps hasta su inserción en el fémur. Pronóstico, grave. Doctor Abrines…



Un ídolo en Barcelona, 8 tardes en una temporada



Confirmará su alternativa en México el 9 de febrero de 1964, cuando Calesero le cede a Soldadito de Tequisquiapan en presencia de Diego Puerta, que esa tarde tuvo una cumbre al cortar las dos orejas de Rastrojero.

La pirotecnia de su manera de hacer el toreo, anima a las empresas a incluirlo entre los toreros que se integrarán a la campaña que hacía en México El Cordobés y logra actuar en varias tardes junto a él, destacando la del 19 de febrero de 1964, en Aguascalientes, cuando se le va por delante a Manuel Benítez, cortándole el rabo a uno de los toros de Santacilia que le tocaron en suerte.

Sin embargo, tiene que reducir su actividad, pues la enfermedad que al final terminaría su existencia ya le comenzaba a causar molestias que interferían con su actividad profesional y así, después del triunfo hidrocálido, vuelve a la México el 1º de marzo y torea su última corrida en Puebla, el 15 de ese mismo mes, mano a mano con Joselito Huerta, en la lidia de toros de Zotoluca y Santa Marta.

Un cáncer hepático logró lo que otras circunstancias adversas no pudieron; quitar de torero a El Imposible, quien a partir de una férrea voluntad y la decisión de querer ser alguien en los ruedos, resurgió de su propio fracaso. Falleció en la Ciudad de México el 28 de diciembre de 1964, justo cuando empezaba a ver los frutos de su dedicación.

domingo, 9 de agosto de 2009

Hidrocálidos en Barcelona

Hoy se presenta en la Monumental de Barcelona el torero de Aguascalientes Joselito Adame, desde mi particular óptica el torero de esta tierra que tiene mayor proyección en estos momentos. La presentación de Joselito en la plaza grande de la capital de Cataluña representa la del quinto torero nacido en esta tierra y la del octavo, si contamos a los que se avecindaron y arraigaron aquí.

Como todo lo que ocurre en La Aldea de Tauro, sus presentaciones en las plazas de Barcelona – en su día llegó a tener tres en funcionamiento – tuvieron sus luces y sus sombras. Aquí les presento, a través de las crónicas, un breve recuento de momentos importantes en el paso por esos ruedos de los toreros de Aguascalientes que han actuado en ellas. Excluyo deliberadamente al Maestro Armillita, - saltillense arraigado aquí - puesto que de algunos de sus grandes triunfos en la Ciudad Condal, me ocuparé en alguna entrada posterior a esta.

Joselito Flores

Aunque originario de San Juan de los Lagos, Jalisco, José Flores de Alba se avecindó e hizo torero en Aguascalientes. Fue breve su paso por los ruedos, pues murió en 1930, de enfermedad a los 32 años de edad. Tomó la alternativa el 3 de junio de 1923 en la plaza de La Barceloneta, de manos de Rodolfo Gaona y llevando a Punteret de testigo. Los toros que se lidiaron fueron de la Viuda de Soler. La reseña del diario madrileño La Correspondencia de España, fechado el 4 de junio de 1923, recuerda lo siguiente:

En Barcelona. Plaza Antigua. Ganado de la Viuda de Soler, de Badajoz. Espadas: Rodolfo Gaona, que hace su reaparición; Punteret y José Flores, que toma la alternativa. La entrada es buena y la tarde calurosa. Después del aplauso a las cuadrillas sale el: Primero. – Pequeño, bien armado y bravito. Flores intenta recogerlo en varios lances sin eficacia. Con poder y codicia, acepta el toro cuatro, varas, haciendo Gaona su debut con un quite finísimo. Palmas. Gaona cede los trastos a Flores, quien, después de brindar, hace una faena distanciado y sin pasar. Mata de una atravesada, saliendo la punta del estoque por debajo de un brazuelo. Pitos...

Quizá la de su alternativa no fue una tarde de gran lucimiento para Joselito Flores, pero representa para el recuerdo y en su caso, la estadística, la única alternativa que otorgó Rodolfo Gaona en su dilatada carrera en los ruedos españoles.

Alfonso Ramírez Calesero

El 22 de abril de 1946, el Poeta del Toreo fue parte de uno de esos muy extensos carteles que eran de la predilección de don Pedro Balañá, pues para él, don Álvaro Domecq, Domingo Ortega, Juan Belmonte Campoy y Pepe Luis Vázquez, se anunciaron nueve toros, 1 de Bernardino Giménez para rejones y para la lidia de los de a pie, 6 de Fermín Bohórquez y 2 de doña Enriqueta de la Cova. Como era su costumbre, lo que brilló en la tarde, fue el variado y florido toreo de capa de Alfonso el de Triana, que en la crónica del diario barcelonés La Vanguardia del 23 de abril de ese año, fue visto de la siguiente forma:


...El primer quite que realizó el diestro mejicano «El Calesero», en el toro primero de Ortega, nos asombró a todos, pero avanzada la corrida y habida cuenta de la clase del bicho de doña Enriqueta de la Cova que cerró plaza, manso y con mucho poder, se enfrió un tanto nuestro entusiasmo. Clavó a su primero dos pares de rehiletes con fácil dominio, lanceó ambos toros fuera del abrigo de las tablas, y la faena de su primero, que brindó al público, tuvo más cosas buenas que regulares… A «El Calesero» se le disculpa, a más del hecho de su presentación en la Meca del Toreo, el haberse encerrado en su primera corrida con tres primeras figuras que salieron ayer como leones. Esperemos, pues, otra exhibición del «manito»…


Así pues y retomando el dicho de Pepe Alameda, el embrujo de Calesero surgió cuando su capote de percal se convirtió en seda. La pena aquí resultó en el hecho de que no volviera a actuar en Barcelona, para que pudieran verle a plenitud.

Rafael Rodríguez El Volcán de Aguascalientes

Otra corrida de 8 toros, el día de Santiago de 1951, en esta ocasión para dos toreros mexicanos Antonio Velázquez y Rafael Rodríguez que alternaron con Paquito Muñoz y Calerito. El encierro se formó con 2 toros de Ignacio Vázquez de Pablo y 6 de Juan Pedro Domecq. Para Rafael Rodríguez era su reaparición después de una importante actuación siete días antes y en esta oportunidad logró un triunfo destacado, llevándose las dos orejas del primer toro de su lote. La crónica de La Vanguardia de Barcelona, del 26 de julio de ese año nos refleja:


...Más torero que el día de su presentación parecióme ayer Rafael Rodríguez, si bien su valor fue esta segunda tarde de los mismos quilates que la otra. Veroniqueó deslavazadamente a su primero, pero en cambio con la franela tejió una faena inteligente, valerosa y artística que, acompañada de los oles del concurso y los sones de la Popular Sansense, tuvo mucho color y un brío extraordinario. Volcóse luego sobre el morrillo con un volapié magno, y en la misma cruz, otorgándose al «manito» y merecidísimamente, las dos orejas del bicho, con vuelta al ruedo y salida a los medios, a los que llegó con un brazado de flores...

Humberto Moro El de la Izquierda de Oro

El 13 de julio de 1952 fue la presentación en la Monumental de otro torero que no nació en esta tierra, pero que en ella se forjó como torero y en ella nació un hijo suyo que también es matador de toros, me refiero a Humberto Moro Treviño, natural de Linares, Nuevo León, en el Norte de México. Esa tarde alternó nada menos que con Rafael Ortega y Antonio Ordóñez, para dar cuenta de un muy serio encierro del Conde de la Corte. Era esta una de las primeras actuaciones del de la izquierda de oro en España y eso lo rescata la crónica aparecida, de nueva cuenta en La Vanguardia, el 15 de julio de 1952:


…Del diestro mejicano Humberto Moro, que en esa corrida presentábase en el «Palacio de los grandes espectáculos», sólo sabía yo que había toreado una sola corrida en España, en Sevilla, con Luis Miguel y no recuerdo qué otro artista, donde agradó mucho aunque se le consideraba poco placeado… después de brindar a la muchedumbre… poco a poco, fue ajustándose y desdeñando la «percha» y sacó, ya mientras la música sonaba, tres pases por alto muy buenos, cuatro de adorno lindísimos, tres naturales aguantando un horror y tres «orteguinas». Clavó medio estoque desprendido y salió a los medios para corresponder o los aplausos que se le otorgaron. No le impresionó lo más mínimo la tremenda cuerna de su postrer enemigo, la mayor de la tarde, y veroniqueólo con soltura, haciendo un quite de frente por detrás que se ovacionó largamente. También sonó la música mientras duró la faena con la franela, faena tan bizarra que casi toda ella, tuvo por escenario el peligroso terreno de toriles, deslizándose de esta forma: seis derechazos, una «arrucina», cuatro derechazos, uno de pecho, cuatro naturales, uno por alto, cuatro derechazos, uno de pecho, siete naturales, uno de pecho, ¡9! naturales —en toriles, ¿eh?—, uno de pecho y tres «orteguinas». Señaló un buen pinchazo, que escupió lares y seguidamente enterró el estoque en todo lo alto. Se le ovacionó y a pesar de ser el último toro de la fiesta, el mejicano dio la vuelta al ruedo y desapareció, sonriente, por la puerta de cuadrillas...

Jesús Delgadillo El Estudiante

El 25 de junio de 1964, la hoy extinta Plaza de Las Arenas abrió sus puertas para que en su ruedo se lidiaran 6 novillos de Gascón y Fraile – Puerto de San Lorenzo – hoy en la preferencia de las figuras – por Jesús Delgadillo El Estudiante, Vicente Punzón y Andrés Torres El Monaguillo. Jesús Delgadillo López, torero nacido en Aguascalientes, hacía campaña para volver a tomar la alternativa en España – lo que haría precisamente en Barcelona ese mismo año – y es el último matador de toros de Aguascalientes, que vestido de luces, ha cortado una oreja en Las Ventas de Madrid.

De esa tarde, su única actuación en Las Arenas, el cronista del diario La Vanguardia de Barcelona, Julio Ichaso, en su edición del 26 de junio de 1964 relata:


…Al cuarto, numero 86, «Bilbaíno», negro bragado, lo veroniqueó muy bien y su quite por faroles fue estupendo. El astado entraba muy fácil a los piqueros. El diestro clavó con arte dos pares de banderillas, no colocando el tercero, de rigor, por haberse cambiado el tercio. Tuvo una lucida actuación, aplaudiéndosele mucho y oyendo la música, ya que su muleteo se compuso de naturales, derechazos, molinetes, de pie y de rodillas, «arrucinas» y vistosos adornos. El novillo iba a la muleta de «El Estudiante» bien, embarcándolo éste con muy buen estilo. Un volapié hasta la empuñadura fue el final, finiquitándolo el cachetero. Petición de oreja, vuelta al ruedo entre aplausos, salida al tercio y también el novillo fue aplaudido en el arrastre…

Miguel Espinosa Armillita Chico

El 27 de marzo de 1977, Luis Miguel Moro, Jairo Antonio y Miguel Espinosa Armillita Chico enfrentaron en la monumental 6 novillos de Manuel Francisco Garzón. Ya en otro espacio de esta misma bitácora había relatado que Miguel es el último torero en cortar una oreja y el que dio la última vuelta al ruedo en la plaza de Las Arenas. En esta oportunidad, Julio Ichaso, en su recuento del festejo, publicado en La Vanguardia del día 29 de marzo de ese año hace la siguiente recapitulación:


…es hijo del espada azteca Fermín Espinosa «Armillita», tan conocido y aplaudido en nuestras plazas. Se presenta Miguel, en Barcelona... precisamente en la fecha que su padre Fermín tomara la alternativa aquí, hace cuarenta y nueve años y dos días, para ser exactos. Se la otorgó su hermano Juan y actuó como testigo el diestro valenciano Vicente Barrera… Miguel tomó las banderillas con buena ejecución y estilo. Muchas palmas. Pases corriendo bien la mano, por el lado derecho. Ovaciones y música. Prosiguió en la misma línea, mejorando los muletazos. Dejó una estocada, bien puesta, pero precisó del verduguillo, que fue efectivo al sexto intento. Palmas con salida al tercio… Sexto. — El primer puyazo lo recibió con bravura. Aplausos para el picador. El segundo salió más benigno y se acabó este tercio. Gran quite por chicuelinas. También «Armillita» lo banderilleó, levantando perfectamente los brazos. Palmas. Brindó a Manolo Mateo, el decano de los reporteros gráficos taurinos. Muletazos con agobiante y artística lentitud. Aplausos y música. Lo muleteó por los dos lados. Más
ovaciones. Entró a herir con facilidad pero la espada enseñaba la puntita. Volvió con dos estoconazos más, concediéndole la oreja, despidiéndole con aplausos, así como a sus compañeros de terna y paseo a hombros por los «capitalistas».

César Pastor

Nacido en el Distrito Federal, pero hecho torero y actualmente residente en Aguascalientes, César se presentó en la Monumental de Barcelona el día 8 de abril de 1979, para lidiar 6 novillos de Bernardino García Fonseca en unión de Miguel Vera y Curro Cruz. En esa tarde, César pudo mostrarse como un fácil rehiletero y un torero dominador. La visión de Julio Ichaso, cronista del diario La Vanguardia, en su edición del día 10 de abril siguiente es de la siguiente forma:


Tercero. Manejó perfectamente la capichuela y le ovacionaron. «Andarín» lo picó muy bien, aplaudiéndosele. Primer par de César, con salida atropellada. Piquer le hizo un buen quite. Cerró el tercio saliendo de tablas. Palmas. Brindó al público. Pases por alto y derechazos eso que el burel no daba facilidades, más pases por alto. Un pinchazo, segunda entrada con salida atropellada, con fuerte revolcón y descabello efectivo. Palmas... Sexto. A este ágil animal lo lanceó valiente. Recibió dos varas con bravura. Banderillearon César y Curro. Estuvo muy bien en unos buenos muletazos, eso que el astado se echaba encima. Más pases largos y atractivos. Muchas palmas. Mató a la segunda entrada. Ovaciones y paseo por el ruedo.


Mexicanos en Barcelona

En un memorial dedicado a Fernando Vinyes, Horacio Reiba escribió en La Jornada de Oriente lo siguiente, que me sirve para concluir esta ya de más extensa entrada:

…Si Barcelona es la ciudad donde más festejos taurinos se dieron a lo largo del siglo XX, no debería extrañarnos que fuese también la plaza española más visitada por toreros mexicanos de las condiciones y jerarquías más diversas, a partir de la aparición en un cartel de Las Arenas – junio de 1907 – del nombre de Vicente Segura, matador hidalguense y más tarde general revolucionario, primero de una larga saga de lidiadores aztecas que desfilarían ante sucesivas generaciones de aficionados barceloneses… A partir del pleito de 1936, puntualmente reeditado a principios del 47 cuando los toreros hispanos forzaron una segunda ruptura de relaciones, esta vez con Arruza (¿y Manolete?) en la mira, la participación de diestros mexicanos en las temporadas españolas empezó a angostarse significativamente. Ajeno a los manejos responsables de este progresivo ninguneo y con su olfato de gran empresario, el viejo Balañá continuaba anunciando en sus cosos a cuanto espada mexicano -matador o novillero- aterrizaba en la Península, como muestra reiterada de la proverbial independencia de criterio de la catalanidad bien entendida…

Es este apenas un muestrario de lo que los toreros de esta tierra hidrocálida han logrado en las plazas de Barcelona, por lo que no me resta más que decir: ¡Suerte Joselito!

Aldeanos