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jueves, 9 de septiembre de 2010

La confirmación de Rafael de Paula en México

Hoy se cumplen 50 años de que Julio Aparicio hiciera matador de toros en Ronda a Rafael de Paula y por uno de esos nada extraños deslices de la memoria, no tuve presente que el pasado 27 de enero, se cumplieron 30 de que confirmara esa alternativa en la Plaza México, hecho del que no tuve certeza, hasta que, en días pasados, buscando un cartel, me encontré con el programa de mano que ilustra esta breve participación.

Estuve presente en ese festejo y la verdad es que nada sucedió para recordar, salvo la presencia del genial torero jerezano. Tal pareciera que el doctor Gaona se esforzó en que en esa señalada tarde y la de dos domingos después, Rafael nos dejara en el recuerdo dos fracasos, pues lo programó con toros a contraestilo y de ganaderías que hacía tiempo ya que habían visto pasar sus mejores horas.

Sin embargo, en este día dejo aquí este recuerdo de un diestro del que alguien dijo que toreaba, como los toreros sueñan...

sábado, 2 de mayo de 2009

De antes de la era del vídeo


Hace un rato, Carlos Lorenzo Hinzpeter, otro buen amigo, que en la actual circunstancia que pasamos, adquiere ya la calidad de buen samaritano, me comunicó la ubicación de un sitio, en el que se guardan tres breves cortes de película, de principios de los años sesenta, cuando Paco Camino vino por primera vez a México, a El Toreo de Cuatro Caminos.


Lo interesante del caso, es que se trata de la conversión a algún tipo de formato digital de filmaciones hechas originalmente en cine de 8mm, pero, con la particularidad de que dos de ellas, fueron tomadas ¡de la pantalla del televisor por quién las captó!


Hace unas semanas Francisco Camino Gaona - Abogado, empresario taurino, hijo del Maestro y nieto del Doctor Alfonso Gaona -, puso a la venta un DVD con algunas de esas faenas que tienen una calidad de imagen infinitamente superior y el valor agregado del sonido y la narración de Pepe Alameda, pero el intento de perpetuar lo que se vivió en aquél momento, motivo de este comentario, con la tecnología que había a disposición es digno de ser visto y disfrutado en este tiempo.

jueves, 8 de enero de 2009

A propósito del anterior...

La noticia de los últimos días es que el inefable Rafael Herrerías vuelve a hacerse – públicamente – cargo de los asuntos de la Plaza México, después de poco menos de tres años de haberse apartado de la posición. En realidad nunca dejó de ser el poder tras el trono, pues ahora se publicita, es el Presidente del Consejo de Administración de la sociedad arrendataria del coso.

Seguramente volverá a verse abiertamente su forma de mandar arrebatada, impositiva y las más de las veces, desapegada de la razón, pero lo más preocupante es que se mantendrá, por quién sabe cuánto tiempo más, una forma de hacer fiesta que solamente ve a las cosas de los toros como un negocio de retorno rápido de la inversión y no como una actividad que en el fondo, tiende a promover la cultura, las artes y el turismo, entre otras cosas más susstanciales.

Volverá a aplicar su filosofía de que los toros son un chou en el que se tiene que dar gusto a la mayoría y ya deja entrever que el renovar la baraja taurina no será su preocupación primordial, pues escudándose en el manido pretexto de que al público hay que darle lo que pide, se decantará mejor por insistir en que la Ley de Espectáculos del Distrito Federal está mal por no permitirle armar carteles con la mayoría o la totalidad de toreros extranjeros y denostando a todo aquél que no se apegue a sus mandatos.

Lo peor es que advierte que seguirá en esto, utilizando una expresión de Miguel Ríos, hasta que el cuerpo aguante, lo que puede ser un lapso de tiempo muy corto o muy, muy largo. Hacer empresa en la Plaza México no es solo tratar de sacar de ella talegas de dinero, la función más importante de un empresario allí, es consolidar a los valores de la torería y en eso, con todos sus defectos, el único que ha podido con esa plaza es el Dr. Alfonso Gaona y allí está la historia para avalarlo.

Post - Scriptum: Las ligas hacia los sitios que guardan las célebres expresiones del empresario, están incluidas en el texto.

La fotografía es obra de CEPx09.

Edito para dejar algunas ligas a algunos artículos de prensa, en los que se ilustra de cuerpo entero a este personaje:

Su despedida de la Plaza México.
Otra sobre ese mismo tema, vista desde España.
Su visión de los toreros mexicanos.

Espero ahora sí, haber concluido.

domingo, 4 de enero de 2009

Alfonso Gaona: El único empresario que le ha podido a la Plaza México


El pasado 2 de enero se cumplieron 3 años de la desaparición física de Alfonso Gaona de Lara, el emblemático empresario que entre 1940 y 1988 fuera el paradigma del empresario taurino en la capital de la República y por qué no decirlo así, en México entero.

Optometrista de profesión y por ello llamado el Doctor, Alfonso Gaona desde su primera juventud tuvo el deseo de interiorizarse en la fiesta de los toros. Aunque originario de Saltillo, Coahuila, por la ocupación de su padre, la familia se traslada a Morelia en Michoacán, lugar en el que traba pronta amistad con dos morelianos que figurarían en el mundo taurino principalmente como ganaderos: Emilio Fernández y Alfredo Ochoa Ponce de León.

Al enterarse la familia de Alfonso Gaona que tenía intenciones de intentar hacerse torero, le consiguen una beca para estudiar en los Estados Unidos y le envían a Chicago, lugar en el que residía uno de sus hermanos. Allí es donde cursa sus estudios de optometría y al regresar a México, ingresa a ejercer su profesión a los servicios públicos de salud.

Al final de la década de los 30 los estamentos de la fiesta en México estaban divididos. Se había generado el llamado Pacto de San Martín Texmelucan, en el que toreros y ganaderos se dividieron en dos bandos, uno liderado por don Antonio y don Julián Llaguno y que llevaba como cabeza entre los toreros a Lorenzo Garza, El Soldado y Fermín Rivera y el otro liderado por Wiliulfo González de Piedras Negras y los hermanos Madrazo de La Punta y los lideraban como toreros Armillita, Silverio Pérez y Jesús Solórzano.

Ese estado de cosas motivó que en el año de 1939 se dieran dos temporadas, una con toros y toreros del bando de los Llaguno y otra, llamada Relámpago constante de solo 7 festejos, con los de los señores de Piedras Negras y de La Punta, concluyendo ambas en un verdadero desastre, pues las dos resultaron ruinosas para la afición y para las empresas que se afanaron en montar esa competencia que no llevaba a nadie a ninguna parte.

Para el año de 1940, Jesús Torres Caballero y el ganadero de Quiriceo, Jorge Jiménez del Moral que fueran los organizadores de las últimas dos temporadas de corridas en El Toreo el año anterior, quedó fuera de la empresa y el General Maximino Ávila Camacho, hermano del Presidente de la República y titular de la mayoría accionaria de la sociedad propietaria de la plaza designó como nuevos gestores del coso a Anacarsis Carcho Peralta, quien nombró como Gerente a Alfonso Gaona, el que sería el encargado de la parte pública de la operación de la empresa.

La aptitud del llamado Doctor Gaona para la actividad se vio pronto, pues le fue posible conciliar los intereses encontrados de los dos bandos enfrentados por los hechos de Texmelucan y para demostrarlo, confeccionó para su primera tarde, el 1 de diciembre de ese año, la alternativa de Carlos Arruza, otorgada por Armillita y con el testimonio del queretano Paco Gorráez, enfrentando la terna toros de Piedras Negras. El cartel tenía su simbolismo, pues combinaba elementos de los dos grupos en pugna apenas un año antes

Su llegada a la Plaza México se da en el año de 1948. Contaba el Doctor que los primeros festejos los dieron el constructor del coso Neguib Simón Jalife y después, actuó como empresario Lorenzo Garza, pero al tener que desprenderse el empresario y político yucateco de la propiedad de la plaza y del estadio adyacente, a causa de las pérdidas económicas que su construcción le causara, el nuevo adquirente de la misma, le ofreció la operación de ella, desde el año de 1947.

La oferta se hizo a través de su amigo de la juventud, el ya ganadero Emilio Fernández, por cuyo conducto envió una cortés negativa en primera instancia, debido a que sus negocios relacionados con la optometría y una cadena de tiendas de regalos funcionaban muy bien, pero un año después, en 1948, el mismo Emilio Fernández le invitó a una comida en la que le presentó a Moisés Cossío, el propietario de la plaza y allí mismo se acordó el inicio de su actividad al frente de la plaza más grande del mundo, llevando como sub – gerente al empresario potosino Joaquín Guerra.

Allí se consolidó una relación que mantendría a Alfonso Gaona durante 48 años en el empresariado taurino, con sus altas y sus bajas, pues tuvo lapsos en los que aunque era arrendatario de la Plaza México o del Toreo de Cuatro Caminos y en los que además operó las plazas de San Luis Potosí, Monterrey, Tijuana y Aguascalientes entre otras, por los vaivenes de la fiesta de los toros, se vio precisado a mantener las principales cerradas.

Esto redunda en que en esos cuarenta y ocho años de empresario, Alfonso Gaona ofreció 27 temporadas de toros en la Capital de la República, en las que ofreció un brillante epílogo a la Edad de Oro y promovió el surgimiento de la Edad de Plata del Toreo mexicano, con la aparición de Los Tres Mosqueteros en el año de 1948, su primero al frente de la México, amén de que dejó los espacios necesarios para el surgimiento o consolidación de otros diestros como Juan Silveti, Joselito Huerta, Alfredo Leal, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Curro Rivera, Antonio Lomelín, Jorge Gutiérrez y el último novillero mexicano que volteó al revés la gran plaza, Valente Arellano.

Se le criticó por ser un empresario de plaza cerrada, pero toda su circunstancia me indica, que como en cualquier faena con estructura, el Doctor Gaona le dio las pausas necesarias a la actividad que realizaba y siempre que ofertó espectáculos taurinos al público, la afición y los públicos atendían a su reclamo, el cemento en su tiempo, no era el protagonista en los tendidos.

En sus intermedios (1957 – 1960 y 1965 – 1976), diversas personas y entidades se hicieron cargo del gran coso con resultados variopintos. Cuando terminó su gestión definitivamente en 1988 las cosas tampoco mejoraron y lo único que me demuestran los resultados en su ausencia, independientemente de lo autoritario o pintoresco que haya sido el ocupante de ese sitio, es que el único empresario que le ha podido a esa gran plaza, es el Doctor Alfonso Gaona, de quien hoy hago este recuerdo.

Aldeanos