Mostrando entradas con la etiqueta Aguascalientes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Aguascalientes. Mostrar todas las entradas

viernes, 30 de abril de 2010

Tal día como hoy: 2000. Manuel Caballero y Cinco Estrellas de Reyes Huerta.

A Manuel Caballero le conocimos en Aguascalientes el año de 1998. Esa feria nos ofreció una de las actuaciones del serial. Cortó la oreja la tarde inicial de la feria a un toro de don Luis Barroso Barona y otra en su siguiente actuación ante uno de Begoña, perdiendo en cada caso cuando menos otra por sus fallos con la espada, aunque hay que consignar que siempre pinchó arriba. Al igual que en la Ciudad de México, entró en el gusto de la afición de Aguascalientes y dio la impresión de que por mucho tiempo sería un torero imprescindible en nuestra Feria de San Marcos.

Ese año 2000 quedó marcado por un doloroso hecho. Don Juan Andrea Borbolla, un verdadero artista de la gastronomía y de la hotelería, en esos días titular de la sede de la torería en Aguascalientes, había fallecido el día 5 de abril. La corrida del último día de ese mes, 7ª del serial, en la que actuaron José Antonio Hernández Andrés ante un toro de Cerro Viejo y el citado Manuel Caballero, Fernando Ochoa y Alfredo Gutiérrez se dedicó a su memoria y de esa manera, los toros de los herederos de don Reyes Huerta, llevaron nombres alusivos al personaje homenajeado, sobre el que Jorge Cuesta escribió lo siguiente:

Juan Andrea amó a la fiesta de los toros y la fiesta le amó a él. ¿Por qué no habría de ser así?

A través de cinco décadas en su querido Hotel Francia y después en el Andrea Alameda de Aguascalientes, don Juan trató a muchos protagonistas del mundo del toro que hacían del hotel su casa.

Muchos toreros de la legua, tiesos de dinero, con hambre de gloria, pero también de alimentos, se le presentaban de pasada para cualquier tienta, pachanga o festejo, en busca de cama y sustento, a nadie se lo negó; a todos les brindó afecto y solicitud.

Siempre para los toreros que actuaban en "Agüitas", en la feria o fuera de ella, sin importar su jerarquía, la habitación del hotel estaba lista y sin costo.

Y a los novilleros que triunfaban les incluía en la cortesía, los alimentos y las bebidas espirituosas para brindar por su éxito. Tenía arte don Juan y clase para obsequiar sin ostentación y con tacto.

Y tenía arte para tratar golfos buenos.

¿De cuántas vagancias no fue testigo don Juan en la famosa feria de San Marcos?...

Mil anécdotas y mil recuerdos compartidos con don Juan, que como dijo Antonio Machado... "Fue en el buen sentido de la palabra, bueno". ¿Por qué no se le iba a querer a don Juan?

No recuerdo cuando me hice viejo, pero sí me dolió la partida de Juan Andrea, seguramente la Feria San Marcos 2000 será distinta sin él.

Que Dios lo guarde.

Es lo que digo yo...

En ese ambiente en el que la festividad de la corrida, con el dolor que produce la ausencia del amigo querido produce se entrecruzan, Manuel Caballero, el torero de Albacete que pronto desarrolló una especial empatía con la afición mexicana, se dice que por su hacer en los ruedos parecido al de otro Manuel, pero este nuestro, de Monterrey, se encontró con el cuarto de la tarde, nombrado Cinco Estrellas por sus criadores, con el que logró una de las faenas más importantes – a mi juicio – de las que se han desarrollado en los ya casi 36 años de existencia de la Plaza Monumental Aguascalientes.

La impresión que me produjo esa faena fue la siguiente:

Manuel Caballero sin duda, ha realizado una de las faenas más importantes de los veinticinco años de vida de la Plaza Monumental de Aguascalientes, cuando materialmente bordó por naturales a “Cinco Estrellas” de Reyes Huerta, en los medios del redondel. Ya ante el primero de la tarde había mostrado su calidad, sobre todo al torear con la mano derecha y como matara de pinchazo y estocada, se le concedió la única oreja de la tarde, pero como decía al inicio, lo trascendente vino cuando al cuarto de la tarde, lo sujetó en la boca de riego y se dio a torear relajado, gustándose y con una suavidad y un temple que hicieron estallar a la concurrencia en gritos de ¡Torero!, ¡Torero!, rubricando una gran obra taurina, que seguramente podrá contarse dentro de las que formarán parte de la parte más brillante de la historia de esta plaza. Desgraciadamente pinchó en dos ocasiones ante de dejar una entera en lo alto, razón por la cual no se le concedieron apéndices, aunque dio una vuelta al ruedo con mucha fuerza, acompañado en un tramo de la misma por el representante de la ganadería. Al final del festejo, se retiró entre grandes ovaciones de los asistentes.

Esta faena de Manuel Caballero mereció todos los premios otorgados a la mejor de la Feria del año 2000 y confirmó el gusto de la afición mexicana por el toreo de largo y templado trazo del albaceteño, lo que le llevaría en años posteriores a levantarse también como uno de los triunfadores de la Plaza México y a mantenerse en el gusto de la afición de su patria hasta el momento de su retirada.

domingo, 25 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1971. Manolo Espinosa se lleva el Escapulario de San Marcos

La noche del 8 de abril de 1967, en la Plaza México, Manolo Martínez lidió el último toro de la corrida del Estoque de Oro, trofeo que se consideraba ya en la posesión de Raúl Contreras Finito, por su faena al quinto de ese festejo, Lobito, que como todos los del encierro fue del Ingeniero Mariano Ramírez. Ese sexto toro se llamó Catrín y ante él, Manolo Martínez salió a defender su interés de aspirar a la cabeza de la torería mexicana, realizó una de las grandes faenas que acabaron consagrándolo como un torero de esa plaza y terminó por llevarse el dorado alfanje a despecho del triunfo del malogrado diestro de Chihuahua.

Este 25 de abril de 1971, una historia similar se produciría en Aguascalientes. Para el día del Evangelista se anunció la corrida en la que ante toros de Suárez del Real, Alfredo Leal, Joselito Huerta, Finito, Manolo Martínez, Jesús Solórzano y Manolo Espinosa se disputarían el Escapulario de San Marcos, trofeo que durante el boom de la vitivinicultura en nuestro Estado, una casa de estos géneros, obsequiaba al triunfador de este festejo, que se formaba con las principales figuras anunciadas en el serial.

Lo sucedido en esa corrida se relató por don Jesús Gómez Medina en El Sol del Centro del día siguiente de esta guisa:


A Fermín Espinosa ‘Armillita’ que en el ruedo ennoblecido ayer por el toreo de ambos Manolos, dejó escritas antaño, muchas jornadas de gloria.


Fue a partir del cuarto burel que la tónica del festejo señaló un ‘crescendo’ que más tarde culminaría en el diapasón triunfal que iba a subsistir hasta el final y a Manolo el de Monterrey correspondió iniciar ese ritmo ascensional…

¿Estaría ya el trofeo en poder de Manolo Martínez? ¡Pues no señores, que voy a hacerlo mío; aquí estoy yo!, preció Manolo Espinosa a través de su actuación desde el lance inicial a pies juntos, hasta la estocada mortal con la que fulminó al nobilísimo ‘Abrileño’.

¡Qué bella lección de arte y torerismo de este Manolo! Y, a la vez, ¡cuánta riqueza de matices y qué insospechada cornucopia de remates y adornos, en el curso de una faena en la que el clasicismo más estricto hermanábase con los momentos de la súbita inspiración del orfebre.

Ah, Manolo Espinosa, hijo y nieto de toreros y gran torero también tú. ¿Cómo pudiste privar a la afición, durante tanto tiempo del ingente caudal de arte que llevas contigo? Olvídate en buena hora del restirador y de la regla de cálculo y date a lo que ha sido la vida y honra de los tuyos, porque eres torero y de los buenos, como a voz en cuello lo proclamó la plaza, cuando tras de fulminar a ‘Abrileño’, con las orejas y el rabo de este recorrías una y otra vez el ruedo acompañado en tu apoteosis por tu ilustre padre, por el ganadero y por Guillermo González, afortunado promotor de estos festejos. Y lo proclama también el trofeo que, por aclamación, te fue entregado al final de la corrida…

Manolo Martínez le había cortado el rabo al cuarto de la tarde y se daba por descontado que el Escapulario era suyo, pero como le sucedió a Finito algo más de cuatro años antes en la corrida del Estoque de Oro, ahora sería el de Monterrey el que vería su suerte cambiar de rumbo en el toro que cerró plaza y el trofeo en disputa acabar en las manos de uno de sus alternantes, en una de las tardes más destacadas de la historia reciente de nuestra feria de abril.

El festejo de hoy: Tercera corrida de feria. Toros de Begoña para el rejoneador Rodrigo Santos y los matadores Eulalio López Zotoluco, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 24 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1970. Jesús Solórzano y Poeta de Torrecilla

Jesús Solórzano llegó a este festejo por la vía de la sustitución. En el cartel originalmente anunciado Joselito Huerta era el que completaba la terna que integraban Rafael Rodríguez y Curro Rivera para dar cuenta del encierro de don José Antonio Llaguno Ibargüengoitia, pero en los diarios locales de la víspera del festejo, la empresa anunció que el León de Tetela había presentado un certificado médico que justificaba su imposibilidad de actuar y que: …salvaguardando los intereses de la afición taurina hemos procurado la contratación de Solórzano porque ha sido uno de los matadores mexicanos triunfadores de la temporada capitalina y triunfador también de la Plaza de Toros San Marcos.

La crónica de don Jesús Gómez Medina, en El Sol del Centro del día siguiente al festejo lleva por título Faena de Solórzano, dechado de arte y clasicismo y sin más, paso a referir lo medular de ella:

…torear en suma, es hacerlo como ayer lo hizo Chucho Solórzano en su segundo enemigo: con el ritmo perezoso e indolente con que la muleta del moreliano describió el arco de círculo del pase natural o del derechazo; con el desdeñoso imperio con que el leve giro de su mano diestra contuvo y quebrantó, en los de trincherilla, el curso bravío del de Torrecilla, con la actitud natural, clásica, mediante la cual el cuerpo, al gravitar suavemente sobre la pierna de afuera, imprime a la suerte una intensidad y un sabor de fruto plenamente logrado, de obra en sazón.

Casi al mismo tiempo, en Utrera, a la vista de la airosa Giralda, el conde ‘disfruta’ de los muletazos de Chucho. Y el mando y la longitud excepcional de muchos de aquellos. Veíamos al pasado: ¡no, no fueron mejores que estos los naturales y derechazos que integraron las faenas de ‘Granatillo’ y ‘Cuatro Letras’; ni los muletazos a ‘Revistero’ superaron en aplomo, en clasicismo, en gallardía a los que ayer Chuchito realizó ante este nuevo y también nobilísimo ‘Poeta’.

Elevado a impulso de arte, transido por la inspiración creadora, haciendo de la arena del coso sanmarqueño el pináculo para su triunfo, en cada pase, en cada muletazo, frente a la pleitesía colectiva que se expresaba en aclamaciones, vítores y revuelo de prendas, Chucho Solórzano estaba proclamando: ¡El toreo es esto!

¿Y el torero?... ¡El torero es ese!, replicaba, enfebrecida, la multitud.


Pero, ¿cómo olvidar al toro? ¿Cómo desentendernos de la boyantía infinita del de Torrecilla? Porque poseyó éste la docilidad y el son y la continuidad en la acometida que tanto representan en los astados de la estirpe saltillense.

Y de esta conjunción brillantísima resultó la faena que tal vez vaya a ser la faena de la feria. Quizás la faena del año. Una faena que Chucho trató de rematar con la estocada recibiendo, que se frustró porque a estas alturas ‘Poeta’ ya no tenía la pujanza que requiere esta suerte; pero cuando el astado finalmente dobló por efectos de un pinchazo hondo y luego de que sus despojos recibieron los honores del arrastre lento, sobrevino el apoteosis solorzanista, las dos orejas y el rabo, música, aclamaciones, ovaciones en serie. Y tres vueltas al ruedo, la segunda en compañía de José Antonio Llaguno, afortunado criador de este burel…

La hazaña de Jesús Solórzano ha quedado perpetuada en bronce en los muros de la Plaza de Toros San Marcos a escasos pasos de otra placa, la primera colocada allí para conmemorar el triunfo de su alternante de esta tarde y primer espada del cartel, Rafael Rodríguez ante otro Poeta, éste de San Mateo, once años antes, en otra de las grandes tardes que son parte de la histórica grandeza de nuestra Feria Nacional de San Marcos.

El festejo de hoy: Segunda corrida de feria. Toros de De Santiago para Rafael Ortega, José Tomás y Octavio García El Payo.

viernes, 23 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1961. Reaparece Manolo dos Santos en Aguascalientes

Aunque el Lobo Portugués fue un torero que tuvo gran predicamento en México durante el final de la década de los 40 y el principio de la siguiente, porque a más de su calidad indiscutible, en buena medida porque su presencia sirvió para llenar los huecos que dejaron las varias rupturas de las relaciones con la torería española en esa época, su presencia en las plazas de Aguascalientes no se dio con frecuencia en ese tiempo.

Debutó en Aguascalientes en 1951 junto a Carlos Arruza y un recién alternativado Humberto Moro y no le volvimos a ver por aquí, sino diez años después, cuando se le anunció para alternar con Juan Silveti Reynoso y de nuevo un torero de alternativa reciente, Felipe Rosas y como ingrediente añadido, la corrida despertó el interés de la afición, puesto que también traía la presencia de Arruza a Aguascalientes, aunque ahora nada más como ganadero, dado que los toros a lidiarse fueron de Pastejé.

Al final de cuentas el festejo no produjo el resultado que todos esperaban. Los toros de Pastejé no fueron tan bravos como en su día lo fueron Tanguito y Clarinero - la nota previa al festejo pregonaba la historia de la ganadería - y la corrida de expectación terminó en decepción. La médula de la relación de don Jesús Gómez Medina, publicada en El Sol del Centro del día 24 de abril de 1961 sobre el asunto es esta:

Taurinamente, la Feria de San Marcos tuvo, ayer, un deslustrado capítulo inicial. Ocurrió lo anterior, pese a que en el cartel aparecían dos de los diestros que, a la fecha, disfrutan de mejor cotización en el mercado nacional – Dos Santos y Juan Silveti – y, completando la tercia, Felipe Rosas, que, entre los noveles, es el torero con mejor hoja de servicios.

Y, también a despecho de la concurrencia de una vacada cuyos inolvidables éxitos primeros la situaron rápidamente en el grupo de las de mayor categoría; y, finalmente, sin que fuera bastante a evitar el colapso final del festejo, el espléndido marco en que aquél se llevó a cabo; con la plaza atestada de un público cuyo primitivo entusiasmo fue languideciendo hasta extinguirse casi del todo.

Sin embargo, aquella expectación inicial aún resurgió poderosamente cuando, en el último turno compareció – ¡al fin! – un burel con bravura y con fuerza. Fue naturalmente, el segundo de los de Rosas y como el de Pastejé, cuenta aparte de fiereza y poderío, tuviese respeto, el primer tercio de su lidia transcurrió entre ovaciones. Inclusive los buenos aficionados encontraron ocasión de aplaudir las excelencias de la suerte de varas cuando ésta se ejecuta como entonces lo hizo, por partida doble, Pascual Meléndez.

La faena muleteril de Rosas transcurría ya por los cauces del triunfo, pero de súbito, un achuchón provocó el desconcierto del bisoño espada, a partir de entonces, Rosas perdió el ritmo y el plan del trasteo y en última instancia intentó liquidar prematuramente al de Pastejé. Un pinchacillo cuya levedad lo hizo pasar inadvertido por muchos y el burel rueda, descordado…

Como resulta de la crónica del festejo, al final de cuentas lo rescatable corrió a cargo del novel Felipe Rosas, que se llevó el lote menos malo y del varilarguero Pascual Meléndez. Ya tendría oportunidad Manolo dos Santos de restablecer su cartel ante la afición de Aguascalientes en los años por venir, dado que en esta, su reaparición, una década después de haberse presentado en la Plaza de San Marcos, no añadió nuevos lauros a su historial.

El festejo de hoy: Primera corrida de feria. Toros de Fernando de la Mora para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Joselito Adame.

domingo, 18 de abril de 2010

Tal día como hoy: 1976. Se presenta como novillero en Aguascalientes Armillita Chico

Aclaración: Hoy arranca la Feria de San Marcos en su vertiente taurina, así que como lo hice hace un año, los días de festejo trataré de recordar aquí algunos de los hechos destacados ocurridos en ella en otros tiempos. Ojalá les resulten de interés.

Aunque ya tenía un tramo más o menos largo de arena recorrida, porque casi desde que pudo sostener un capote en sus manos recorrió muchas plazas de toros formando interesantes carteles con los hijos de las figuras de las Edades de Oro y de Plata de la Fiesta en México, Miguel Espinosa se encontraba, en el año de 1976, en el inicio de lo que sería una carrera que con el vestido de seda y alamares abarcaría casi tres décadas en los ruedos del mundo.

El festejo con el que abrió la segunda Feria de San Marcos que se llevaba a cabo en la Plaza Monumental Aguascalientes fue una novillada. En ella actuaron Pepe Luis Vázquez hijo, Alfredo Gómez El Brillante, Carlos Liceaga, Juan Miranda, Pedro Loredo y el personaje de estos recuerdos ante un encierro de San Manuel, en la disputa de un trofeo, el Cristo Negro del Encino, que durante muchos años fue el galardón otorgado a los novilleros triunfadores del serial sanmarqueño y que a su vez, eran los que más destacaban en el resto del calendario en nuestra ciudad.

Curiosamente, en su crónica publicada en El Sol del Centro el 19 de abril de 1976, don Jesús Gómez Medina se refiere a Miguel llamándole Luis Miguel y sobre su actuación nos refiere lo siguiente:

Luis Miguel Espinosa: ¡un torero más del al parecer inagotable venero ‘armillesco’! Coincidiendo con el alborear de la centenaria feria, asistimos ayer a la revelación de un novel diestro que, si atendemos a lo que mostró y a lo que dejó entrever, llegará lejos en este difícil y tan cuestionado arte del toreo. Serenidad, aplomo – no en vano es hijo del Maestro de Saltillo – pero, junto a esto y por encima de todo esto, determinación, buenas maneras, sentido del temple y de la distancia, alegría y bien torear.

Y una calidad de tan acendrado relieve que cuando afloró plenamente en aquellas verónicas con el compás plenamente abierto, pusieron a los aficionados de pie, y también variedad; una diversidad que llevó a su actuación más allá de los acartonados límites a que se ha sometido el toreo actual…

…el público prendado de su arte, de su precoz torerismo, se le entregó rotundamente, como haría que más tarde le fuera entregado al joven Espinosa el galardón en disputa, el Cristo Negro del Encino, que Luis Miguel recibió de otras manos, ungidas también con el don del arte, de otro gran torero de Aguascalientes, Alfonso Ramírez ‘Calesero’…

Era esta la tercera novillada con picadores que Miguel toreaba en su carrera, pues apenas se había presentado el 18 de marzo anterior en Jiquilpan, con Javier Tapia El Cala y Miguel Munguía El Inspirado para lidiar novillos de la ganadería de su padre y días después toreó otra en San Juan de los Lagos, previa a esta presentación en su tierra, riesgosa desde los modelos administrativos de estos tiempos, dado que el hecho de salir a una feria como la nuestra, lidiando un solo toro, es una apuesta peligrosa y que muchos apoderados actualmente ni siquiera considerarían.

En ese año de 1976, el primero de su andadura profesional en los redondeles, Miguel sumó alrededor de 20 festejos en México, los que le dieron el rodaje necesario para la campaña española que realizó el siguiente calendario, que culminó con su alternativa en Querétaro y que en esos días, resultaron ser la base de una historia de nuestro tiempo, una historia de muchos triunfos en los ruedos de todo el mundo y que es ampliamente conocida.

El festejo de hoy: Primera novillada de feria. Novillos de Boquilla del Carmen, para Sergio Flores, Fernando Labastida y Juan Camilo Alzate.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tal día como hoy: El Quitos se alza con el triunfo en el cierre de la Feria del 92.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la segunda novillada y último festejo de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que siguiendo las fechas del cartel original de los festejos concluyo con la publicación de estas ideas, ya que Ustedes no mostraron objeción a ellas durante los días que las puse a su consideración aquí.

Cuando la Feria de San Marcos comienza a adentrarse en el mes de mayo, igualmente surge la dificultad de encontrar recuerdos para hacer y por ende, para presentar. Son pocas los años en los que la feria llega en su vertiente taurina hasta la celebración Día de la Madre y el cartel ofrecido en este 1992 por Guillermo González Martínez, en su último año de gestión al frente de la Monumental lo formaron el utrerano Curro Durán, Roberto Fernández El Quitos y Alejandro Silveti, quienes enfrentarían un encierro de la ganadería que en su día fuera propiedad del Ingeniero Mariano Ramírez y que seguía anunciándose a su nombre.

Sobre el encierro de Mariano Ramírez, una ganadería de origen Saltillo, pero de la rama afincada en Tlaxcala - originalmente es la mitad de la ganadería de Zotoluca - que estaba en proceso de recuperación, las crónicas refieren que no estuvo muy sobrado, ni de respeto, ni de fortaleza… aunque con claridad de estilo, pero todos fueron sosos.

Y en cuanto a los toreros, señalan que Curro Durán mostró madurez y recursos; que Roberto Fernández El Quitos fue el más aplaudido de la tarde, cortó la oreja al segundo y brindó el quinto a José Manuel Espinosa ya por ese entonces, apoderado de Miguel Espinosa Armillita Chico y en cuanto a Alejandro Silveti refieren que tuvo como norma primordial hacerse tocar las palmas a todo trance y si no lo consiguió en la medida en que se lo propuso, se debió en buena parte a las condiciones de sus adversarios. Y todo ello ante una entrada flojísima.

Es decir, fue un festejo en el que poco fue lo que trascendió y que demuestra la necesidad de concentrar más los festejos en las fechas cercanas al día 25 de abril y no optar únicamente por tener toros los fines de semana, pero para ello, se requiere organizar una feria con carteles verdaderamente sólidos en todo su trayecto y no solo en lo que la empresa considera fechas clave, pues el resumen es que esta fue una corrida de relleno anunciada solo para cerrar la feria con toros, pero sin voluntad de que hubiera real espectáculo.

Con esta aportación concluyo esta serie de recuerdos por este año. Espero encontrar otras páginas de nuestra historia que puedan resultarles interesantes para la Feria del año 2010. Hasta entonces en lo que a esto se refiere.

El festejo que debió de darse hoy: Novillos de La Punta para Roberto Galán, Manuel González Montoyita y Alain de Mora.

martes, 5 de mayo de 2009

Manuel Capetillo en la Monumental Aguascalientes (In memoriam)


Hace no mucho rato comenzó a circular la noticia de que a las diez de la mañana de este día 5 de mayo del año 2009, falleció el torero mexicano al que el periodista don Alfonso de Icaza Ojo, llamara El Mejor Muletero del Mundo, es decir, el torero tapatío Manuel Capetillo, a la edad de 83 años.

En los alrededores de la pasada Navidad comenté aquí mismo el sexagésimo aniversario de su alternativa y hoy, en una circunstancia distinta y atípica, trataré de recordar su paso por la Plaza Monumental Aguascalientes, escenario que en sus inicios, tuvo como uno de sus actores al único de Los Tres Mosqueteros que alcanzó a pisar su redondel vestido de luces.

La Feria de San Marcos de 1976 era apenas la segunda que se daba en el nuevo escenario que doblaba – en ese entonces – al vetusto Coso San Marcos y uno de los toreros atractivos que funcionaban en el ambiente, no obstante que Enrique Guarner, evidentemente uno de sus malquerientes, afirmara lapidariamente en esos días que un torero que frisaba ya el medio siglo de existencia, no interesaba a nadie.

Manuel Capetillo toreó en la Monumental las noches de los días martes 20 y miércoles 21 de abril de ese año. La primera corrida alternó con Curro Rivera y Humberto Moro en la lidia de toros del Ingeniero Mariano Ramírez y en la segunda, con Manolo Martínez y Eloy Cavazos, en la lidia de toros de Valparaíso, ganadería propiedad de su gran amigo Valentín Rivero Azcárraga y que estaba íntimamente ligada a los grandes triunfos del torero de Guadalajara.

El resultado del festejo fue de esos que no dejan gran cosa para la memoria. Por esas fechas existía en los periódicos un gran debate acerca de la eficacia de la luz artificial para la celebración de festejos taurinos y de los efectos nocivos de ésta sobre el juego de los toros. Aparte, la nueva plaza aún estaba con muchos detalles constructivos sin concluir, lo que la hacía algo inhóspita en la nocturnidad.

Este recuerdo tiene lugar porque entre las cosas que conservo, encontré esta fotografía que tomé la noche del 21 de abril de 1976 desde mi sitio en el tendido. Tiene mala resolución, pero presenta un grupo interesante: Capetillo recargado en el burladero de matadores, a su izquierda, Porfirio Bobadilla El Maestrito, mozo de estoques de Manolo Martínez, enseguida, recargado en las tablas, Pepe Chafik, apoderado de Manolo Martínez y ganadero de San Martín, a la izquierda de Chafik, Rafael Báez, apoderado de Eloy Cavazos y en el ruedo, Manolo Martínez, seguramente cuidando la lidia del toro durante el segundo tercio.

Si observan la mano izquierda de Manolo Martínez, se darán cuenta que luce un abultado vendaje. Es la consecuencia de una voltereta que sufrió la noche del lunes 19, cuando un toro de Suárez del Real lo prendió en festejo en el que alternaba con Jesús Solórzano y Fermín Espinosa Armillita, lesión que en principio se pensó que le impediría continuar con sus compromisos en esta feria de hace 33 años.

Pero en este caso, el tema central es recordar que en este año de la influenza, en el que materialmente nos quedamos sin toros, se nos ha ido por delante el que fuera llamado El Mejor Muletero del Mundo y que es él, Manuel Capetillo Villaseñor, uno de los personajes que han hecho la historia de nuestra Plaza de Toros Monumental y de nuestra Feria de San Marcos. ¡Que encuentre un pacífico reposo!

Tal día como hoy: 5 de mayo de 1972. Se lidia la corrida más grande de la Historia del Toreo en México.


NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la novena corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y por ello, publicando estas ideas, ya que Ustedes hasta ahora, no han expresado objeción.

La corrida con la que se cerró la feria del año de 1972 pasaría al capitulado de los grandes acontecimientos de la historia de la Plaza de Toros San Marcos y de nuestra feria abrileña, por haberse lidiado en ella lo que en presencia, tipo y en el ineludible baremo de la báscula, resulta ser la corrida de toros más grande que se haya jugado en la Historia del Toreo en México.

Para la fecha se anunció la presencia del torero de Santa Coloma de Gramanet, Joaquín Bernadó que durante varios años de la década anterior había tenido triunfos significados en el serial sanmarqueño, como en el de 1964, en la que se alzó como triunfador máximo. Jesús Solórzano hijo, quien en estricto sentido realizaría una gesta al enfrentar este encierro, pues su cuerda como torero era la del arte y no precisamente la del poderío, aunque conociera a profundidad la técnica del toreo y tuviera los argumentos para resolver solventemente una contrata como esta y la reaparición de un torero de la tierra que tenía por divisa el valor a toda prueba, Fabián Ruiz, quien después de una gravísima cornada penetrante de tórax sufrida en Tijuana, luchaba por retomar el paso y ser una figura de los redondeles.

El encierro provenía de La Punta y era producto del reordenamiento que don Francisco Madrazo Solórzano daba a su ganadería, diezmada por la persistente sequía y por las mermas que le causó la Reforma Agraria, por lo que los toros a lidiarse venían del cruce de sus vacas de origen Parladé – Campos Varela, con toros provenientes de San Miguel de Mimiahuápam, los números 80, el 110 de nombre Vencido y 193 de nombre Ventanito, de origen Llaguno con goterones de sangre del Conde de la Corte, según lo explicaba en la remembranza del pasado 26 de abril.

Los punteños lidiados esta histórica tarde fueron: Sombrerero, número 61 con 580 kilos; Lagrimoso, número 40, con 635 kilos; Recobito, número 75, con 630 kilos; Carretero, número 20, con 640 kilos; Enanito, número 25, con 672 kilos y Candilejo, número 49, con 730 kilos. El promedio de peso del encierro fue de 647.833 kilogramos exactos. Los nombres de los toros corresponden a los de las familias que se formaron con los toros y vacas que en 1925 llegaron de España para la formación definitiva de la vacada de los señores Madrazo.

La crónica del festejo realizada por Everardo Brand Partida para El Sol del Centro del 6 de mayo de 1972 nos presenta el siguiente juicio:

‘La Corrida del Toro’, esa fue innegablemente, la que ayer se dio en el Coso San Marcos, porque en el ruedo estuvieron, - únicamente ellos – los seis cromos seleccionados especialmente por don Francisco Madrazo, para el colofón de la Feria Taurina de 1972. Seis torazos con edad y presencia, que promediaron en la romana 650 kilogramos y que derrocharon bravura y nobleza al transcurso de la lidia de cada uno de ellos, en forma especial los corridos en primero y quinto lugares, ya que este último ‘Enanito’, marcado con el número 325, mereció los honores del arrastre lento.

Es precisamente ellos, de los toros, de quien debe hablarse, porque el encierro de ayer, lidiado en el Coso de la calle Democracia es, hasta la fecha, es hasta la fecha, el más grande y parejo de los que se han lidiado en plazas mexicanas, porque dieron un juego extraordinario para la lidia tras de pelear bravamente con las cabalgaduras y haciendo honor a su divisa, evidenciaron un magnífico estilo de bravura y poder, que no fue descifrado por los espadas actuantes, que se conformaron – cabe así asentarlo – con pararse enfrente de los punteños.

Contrariamente a lo que suponía el grueso de los aficionados tomando en consideración el peso de los astados, éstos no salieron parándose ni a la defensiva. Llegaron al tercio mortal plenos de facultades, esto es, con poder, embistiendo ‘de aquí hasta allá’, francamente, con estilo definido, con son y solo necesitaban que un torero se les parara, los templara y los mandara para que hubieran pasado a formar parte de un capítulo memorable de la historia taurina mexicana y hubieran cubierto de gloria a su divisa y a su criador, el pundonoroso ganadero don Francisco Madrazo.

El encierro de ‘La Punta’, bonito en verdad, demostró que los toros no llegan al último tercio con media embestida, semi – parados o completamente a la defensiva exclusivamente por su peso. No, los punteños fueron graneados – no cebados o engordados prematuramente para cumplir con el requisito del peso –, se les apreció fibra y poder y su sangre brava les hizo embestir en todo momento. Si acaso solo un detalle fue apreciado con desagrado por los aficionados, que hicieron un entradón en la Plaza, y es que los seis toros estaban astillados de los pitones. Que uno o dos lo estén, tiene una explicación lógica, pero que los seis torazos lidiados en el ruedo del Coso San Marcos salgan astillados de los pitones, eso es ya otra cosa…

A Joaquín Bernadó le tocaron en suerte Carretero y Lagrimoso; a Jesús Solórzano Recobito y Enanito, el que fue premiado con el arrastre lento y a Fabián Ruiz le correspondieron Candilejo y Sombrerero. La única oreja del festejo la cortó Fabián precisamente a Candilejo, al que liquidó de una estocada y cuatro golpes de descabello.

Asistí a ese festejo y realmente recuerdo solamente el entradón, la expectación que causó cada uno de los toros en el ruedo y el hecho de que al final de la tarde, el único que haya cortado una oreja haya sido Fabián Ruiz, precisamente a Candilejo, el toro más grande y pesado de la corrida, aunque la realidad es que ese encierro y ese festejo es uno de los grandes hitos de los ya ciento trece años de historia de la Plaza de Toros San Marcos, tanto que hoy hay en sus muros tres placas que recuerdan o refieren el evento, una dedicada al Encierro, otra a Fabián Ruiz y una tercera al paso de Jesús Solórzano por ese ruedo, en la que se incluye su actuación en esta memorable tarde.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Corrida de la Oreja de Oro. Toros de Corlomé para Óscar Sanromán, Israel Téllez, Juan Antonio Adame, Guillermo Martínez, Aldo Orozco y Víctor Mora.

lunes, 4 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 4 de mayo de 1995. Primera corrida de rejones durante una Feria de San Marcos en la Plaza Monumental Aguascalientes

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la octava corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

Durante las temporadas 93 – 94 y 94 – 95, bajo el patrocinio de Bancrecer – Banoro (una entidad financiera), se dieron más de 100 corridas de rejones en México, anunciadas como La Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro. La base de los carteles fueron los rejoneadores Enrique Fraga, Rodrigo Santos, José Antonio Hernández Andrés, Gerardo Trueba, Joaquim Bastinhas, Giovanni Aloi y también participó en ellos Rubén Acosta, quien era funcionario de la Entidad Financiera y practicaba el llamado Arte de Marialva. Tuvo también una decisiva influencia en esa forma de promover la fiesta y particularmente el toreo a caballo, el Dr. Carlos Escalante, que también ocupaba puesto de dirección en la entidad bancaria y que en una etapa de su vida también fuera rejoneador con relativa fortuna en los ruedos.

Los esfuerzos de la gira no se vieron reflejados en la aceptación plena del toreo ecuestre por la afición mexicana, aunque hoy en día, el Instituto Mexicano del Rejoneo, que dirige la señora Laura Peralta Quintero, recogió la estafeta que dejara la Gira, dedicándose a formar e impulsar toreros a caballo para lograr la permanencia de esta particular tauromaquia en México.

La corrida del 4 de mayo de 1995, se dio con algo más de la mitad del aforo cubierto, en una plaza que alberga quince mil localidades y con la circunstancia añadida de que el acceso no tuvo costo, lo que refleja un exceso de confianza o una falta de difusión de los encargados de la Gira del Arte del Rejoneo Bancrecer – Banoro encargados de la gestión y promoción de esta serie de festejos.

El cartel para esta oportunidad lo integraron Gerardo Trueba, Rodrigo Santos, Enrique Fraga y José Antonio Hernández Andrés quienes lidiaron 6 toros tlaxcaltecas de La Soledad que dieron buen juego, concediéndose el arrastre lento a Hidrocálido, el 5º de la tarde, que fue lidiado en collera por Enrique Fraga y Gerardo Trueba, en tanto que Rodrigo Santos y José Antonio Hernández Andrés hicieron lo propio en el sexto y último de la tarde.

El resultado numérico de la corrida fue que Rodrigo Santos cortó 2 orejas; Enrique Fraga, otras 2 orejas; José Antonio Hernández Andrés, una y Gerardo Trueba saldó su presentación con una vuelta al ruedo. Por otra parte, las crónicas destacan el toreo de muleta de Hernández Andrés al 4º, cuando se bajó del caballo a terminar con él pie a tierra tras fallar con el rejón de muerte.

El antecedente inmediato

Las corridas de rejones no son frecuentes en México y en nuestra Feria de San Marcos mucho menos. La que se había ofrecido antes de la que es objeto de este recuento, data del 22 de abril de 1974, celebrada en la Plaza de Toros San Marcos, un lunes por la noche, con algo más de media entrada (en una plaza de cuatro mil localidades) y actuaron en ella Gastón Santos, Pedro Louceiro, Felipe Zambrano y Jorge Hernández Andrés que se enfrentaron a 5 toros de origen murubeño de las ganaderías de El Rocío y uno de Las Huertas, aunque habrá que hacer la aclaración de que en esos días, ambos hierros eran propiedad de don Luis Javier Barroso Chávez.


La idea de este festejo de rejones era el de intentar ofrecer a la afición un espectáculo atractivo dentro de un serial que, transplantado a nuestra tierra por don Guillermo González Muñoz, el inolvidable Cabezón, ofrecía festejos en días consecutivos y para ello, se instaló alumbrado en el hoy centenario Coso de la calle de la Democracia y se buscaron alternativas que hicieran atractivo el tener más que las tradicionales corridas del 25 de abril y del 1º de mayo y sus fechas circundantes.

El resultado de este festejo, expresado en trofeos fue el siguiente: Gastón Santos obtuvo una oreja, Pedro Louceiro, dos; Felipe Zambrano, otras 2 y Jorge Hernández Andrés también una oreja. En colleras actuaron Gastón y Louceiro ante el 5º y Zambrano y Hernández Andrés frente al que cerró plaza, de Las Huertas.


La nota trágica de la corrida surgió en el primero de la noche, que hirió gravemente al veterano caballo Triunfador, lusitano de la cuadra de Gastón Santos, que toreaba su última corrida y que tras de ser intervenido por los veterinarios del rejoneador potosino, fue trasladado a la finca de éste, para su recuperación.

Posteriormente se ha celebrado algún otro festejo de rejones, pero no han cobrado carta de naturalidad en nuestro medio, tanto así, que cuando hace campaña en estas tierras el navarro Pablo Hermoso de Mendoza, en lugar de alternar con los toreros de a caballo mexicanos, lo hace con toreros de a pie, dada la poca comprensión que tenemos en México, de esta especial tauromaquia.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Bernaldo de Quirós para Rafael Ortega, El Juli y Joselito Adame.

domingo, 3 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 3 de mayo de 2003. Luis Fernando Sánchez se despide triunfalmente de los ruedos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la séptima corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

No obstante que desde su alternativa, cada feria de abril Luis Fernando Sánchez salía con las orejas en las manos, cada año que pasaba era menor su presencia. Ya no se tenían en cuenta los grandes triunfos que tuvo con los toros de Santo Domingo, mano a mano con Armillita Chico en 1984 o con los toros de Vistahermosa también un 3 de mayo de 1985. Por una parte, ya venía una nueva generación de toreros empujando fuerte detrás de él y por la otra, da la impresión de que en este País lo que sucede en un circuito empresarial, es inexistente en el otro y eso, al final de cuentas, acaba con la carrera de cualquier torero.

Es por eso que Luis Fernando Sánchez, a quien se llamara en su día El Torero de la Onza, decidió aceptar la oferta de torear la corrida de la despedida, llevando por delante al rejoneador José Antonio Hernández Andrés y alternando con Zotoluco y José María Luévano en la lidia de toros de De Santiago, en uno de los carteles mejor rematados de esa feria abrileña.

Sobre esa tarde del adiós escribí lo siguiente:

Afortunadamente, Luis Fernando Sánchez pudo disfrutar de una gran tarde de toros en la que sería la última en la que vistiera el terno de luces y mayor fortuna tuvo, por ser uno de los principales protagonistas de la efeméride, al cortar dos merecidas orejas del toro que representó el final de su ya dilatada carrera como matador de alternativa.

No cabe duda de que las despedidas de los toreros dejan un sabor agridulce en el paladar de quienes las presencian y las viven, y ese gusto se acentúa cuando el torero que se va, lo hace estando pleno de facultades y con una madurez profesional que deja en el aire la duda. ¿Por qué se va? Será que como decía el querido don Arturo Muñoz La Chicha, banderillero de esta tierra, hoy en la gloria eterna, los toreros deben irse cuando aún les pueden a los toros. Será por eso que veinte años después de su alternativa Luis Fernando decidió que la hora del punto y final, había llegado.

La postrera vuelta al ruedo fue de apoteosis y se preguntaba mi compañero de tendido sobre los pensamientos que circulan en la mente del que se encuentra en esa situación. Sin temor a equivocarme, creo que Luis Fernando revivía tardes de gloria, como aquella del 5 de mayo de 1984, en la que vistiendo un terno palo de rosa con pasamanería blanca, cortó el rabo a un toro de Santo Domingo, en su primer triunfo grande de esta plaza, que le abrió las plazas de importancia y que le llevó a una trayectoria que le colocó en una posición de importancia durante las dos décadas en las que ejerció su ministerio…

Posteriormente, al reflexionar sobre la feria de ese año, comentaba al respecto de la trayectoria de Luis Fernando:

…También tengo que tratar aparte el caso de Luis Fernando Sánchez, quien ante el desprecio de las empresas, de una manera digna, pero injusta por la forma en que se le impuso, dijo adiós a los ruedos la tarde del 3 de mayo.

No es comprensible que un torero que obtiene el premio a la mejor faena del ciclo ferial anterior tenga que guardar en el armario los ternos de seda y oro por casi doce meses, porque la empresa para la cual triunfó y que maneja las plazas de esta ciudad y otras importantes en el País, se niega a ponerlo en los demás festejos que organiza.

Resulta paradójico que hoy, cuando lo que falta son toreros con experiencia y solvencia taurinas, los dueños del negocio se permitan el cuestionable lujo de 'invitar' a un diestro como Luis Fernando a terminar su carrera taurina.

El Torero de la Onza se quitó el simbólico añadido dentro del mismo ambiente triunfal que siempre le propició la Monumental, aunque en esta tarde, el mayoritario público feriante no entendiera la trascendencia del acontecimiento que atestiguaba. Su postrera faena se premió con las dos orejas. Yo pido el rabo para una trayectoria que se vistió de triunfos durante dos décadas exactas.

Este es el fasto a recordar el día de hoy. Mañana traeré a la memoria otra página de la historia taurina de la Feria de San Marcos, que tiene en su haber muchas cosas que tienen que ser contadas, pues en ellas se conserva la grandeza de nuestra Feria y de nuestra Fiesta.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Xajay para Ignacio Garibay, Sebastián Castella y Octavio García El Payo.

sábado, 2 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 2 de mayo de 2004. Jorge Gutiérrez y José María Luévano sacan la casta y se imponen a los elementos.

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la sexta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo añejar un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.
Para el 8º festejo del serial 2004 se anunciaron toros de José Garfias para Jorge Gutiérrez, Eulalio López Zotoluco y José María Luévano.

Uno de los discursos recurrentes de los ecologistas es el del cambio climático. Pues una muestra de que el tiempo ya no es como solía ser, se vio esta tarde del 2 de mayo de 2004, en el que al principio de la 8ª corrida de feria, se soltó un viento casi huracanado, que hacía si no imposible, si muy complicada la lidia y después, al final del mismo, cayó un chaparrón de regulares proporciones, que de no ser por la disposición de Jorge y Luévano en especial, no hubiera tenido un final para ser recordado.

Sobre este festejo escribió Juan Antonio de Labra:

…Desde un par de horas antes del comienzo del festejo se desató un viento huracanado. Las ramas de los árboles se mecían con ímpetu y todo apuntaba iba a ser casi imposible torear. La lidia de los dos primeros toros de la tarde fue un vaivén de desconfianza porque los toreros no podían mantener planchados los engaños en ningún momento.

El toro que abrió plaza no se empleaba nada y Jorge Gutiérrez se vio obligado a abreviar con el lógico temor de ser cogido debido al amargo trago que significaba el vendaval…

…Y de pronto ocurrió lo que nunca antes había presenciado en mi vida de aficionado: la autoridad anunció a través del sonido local que el festejo se iba a interrumpir durante diez minutos para ver si amainaba el temporal. ¿Habrá algún día un artículo en los reglamentos taurinos que permita suspender un festejo por viento? Sería un tema a poner sobre la mesa, pues cuando sopla con tal violencia el espectáculo se arruina.

Tras la pausa el viento siguió molestando. Entonces, se plantó en la arena José María Luévano, un torero que venía dispuesto a jugárselo y hacer válida la importancia que supone sobreponerse a la adversidad; en este caso, al precio que fuera.

El tercer toro de la tarde era un ejemplar de armonioso trapío, muy en el tipo de la casa, que galopó con alegría desde su salida y embistió con codicia al caballo, donde fue duramente castigado en varas. A la muleta llegó un tanto parado, pero esto no fue impedimento para que José María se pusiera a torear no obstante la tremenda fuerza del viento que le flameaba la muleta. De uno en uno, consiguió muletazos de garra y la gente agradeció el esfuerzo desplegado por este temperamental torero hidrocálido, que nunca se desmoronó anímicamente y se jugó la piel con valentía. El pinchazo previo a la estocada quizá fue la mácula que ocasionó la protesta de la concesión de una oreja, una actitud injusta por parte del público ya que lo hecho Luévano, delante de ese toro y con ese viento, era digno de la más respetuosa alabanza.

Como José María había puesto el ejemplo a sus compañeros de cartel, a Jorge Gutiérrez no le quedó más remedio que echar p’adelante y coger el capote con varios pliegues, para contrarrestar los embates del viento, y llevarlo muy abajo para recetarle unas enjundiosas verónicas al preciosos cuarto, un toro bajito y noble que embistió con calidad de principio a fin.

La sonrisa se reflejó en el rostro de Gutiérrez y fue sinónimo de que estaba a gusto delante de 'Naranjero', así que poco a poco hilvanó una faena de acusada suavidad y temple, ya cuando el viento había dado una tregua, que fue coreada con entusiasmo por el público. Jorge tuvo la sapiencia de dar pausas al toro, pero sin perder nunca la comunicación con éste, hasta que sobrevino el acoplamiento entre ambos y cuajó muletazos deletreados. Consciente de la trascendencia del triunfo que tenía en la punta de su espada, se echó encima del morillo y cobró una estocada tan despaciosa como habían sido cada unos de los muletazos y el juez de plaza no dudó en concederle dos orejas que sirvieron para dejar en alto su jerarquía de figura del toreo.

Visto lo visto, a Zotoluco no le quedó más remedio que salir a morirse en el quinto, su último toro de una feria mal planteada de la que no salió bien parado, pues en nueve toros estoqueados solamente cortó tres orejas. Toreó bien a la verónica porque jugó los brazos con soltura y más tarde se entonó en los primeros compases de una faena intermitente, porque el toro de Pepe Garfias se rajó cuando se sintió podido.

El deslucido sexto volvió a sumir el festejo en el tedio y Luévano se concretó a estar dispuesto y breve.

Gutiérrez disfrutó enormemente la salida a hombros, después de dos actuaciones maduras y toreras por la edición sanmarqueña correspondiente a 2004.


Al final de cuentas, lo que pudo ser un desastre se saldó de una manera que amerita ser recordada, gracias al tesón de dos toreros que hoy son ausencias notorias en nuestro serial, Jorge Gutiérrez por haberse cortado la coleta y José María Luévano, por esos misterios que tendrían que decirse, pero no se dicen…

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Fernando de la Mora para Zotoluco, Sebastián Castella y Joselito Adame.

viernes, 1 de mayo de 2009

Tal día como hoy: 1º de mayo de 1960. Triunfal alternativa del trianero Rubén Salazar en la Plaza de Toros San Marcos

NECESARIA ACLARACIÓN: Hoy debiera celebrarse la quinta corrida de la Feria de San Marcos. Por las razones que han sido profusamente difundidas, esta corrida y las que siguen, no se llevarán a cabo. La razón de seguir publicando estos recuerdos, es que el trabajo ya lo tengo hecho y me parece algo ocioso dejarlo “añejar” un calendario completo, así que seguiré las fechas del cartel original de los festejos y continuaré publicando estas ideas, si Ustedes no tienen objeción.

En la Plaza de Toros San Marcos se han otorgado 15 alternativas entre el año de 1910 y el de 1974, año en el que también, se verificaron por última vez los festejos de la feria abrileña en su ruedo. De los diestros que en su ruedo salieron matadores de toros, solamente cuatro son nativos de esta tierra y es precisamente el personaje de esta fecha uno de ellos.

Originario de nuestro Barrio de Triana, donde nació en 1932, Rubén Salazar había realizado ya varias campañas como novillero en las plazas de México y en Aguascalientes, fue integrante de una promoción que se compuso por toreros como Felipe Bernal El Chelín, Javier Maceira, Carlos González y Fernando Brand, en tanto que en lo nacional, compartió carteles en la novillería con toreros de la importancia de Alfredo Leal, Antonio del Olivar, Jaime Bolaños, Joselito Huerta y Fernando de los Reyes El Callao.

Como novillero actuó en once ocasiones en la Plaza México, destacando sus tardes del 7 de junio de 1953, cuando cortó la oreja de Presumido de Cerralvo; la del 14 de junio de ese mismo año, cuando se llevó las dos orejas de Farolito de Miguel Franco y siete días después cuando cortó una oreja de Rumboso y otra de Jazminero de Santa Marta. Viaja a España y se presenta en Las Ventas el 19 de marzo de 1957, alternando con Antonio León y Ruperto de los Reyes en la lidia de novillos de El Jaral de la Mira.

El cartel confeccionado para la ocasión que hoy les recuerdo lo integraron el torero regiomontano Luis Briones, llamado Luis de Seda y Oro por sus refinadas maneras y el moreliano Joselito Torres, quienes junto con el toricantano, enfrentarían un encierro también hidrocálido de Garabato, propiedad del pintoresco don Celestino Rangel Aguilar El Tato, una de las ganaderías tradicionales en los festejos de la región.

Sobre la tarde de la alternativa, de nueva cuenta recurro a la crónica de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro del día 2 de mayo de 1960, que nos cuenta lo siguiente:

…Triunfalmente, cortando la oreja y el rabo del sexto burel y además saliendo a hombros de los capitalistas, de esta guisa coronó Rubén Salazar la tarde de su alternativa.

Con su éxito, mediante su magnífica y emotiva faena a dicho cornúpeta, Salazar corroboró sus merecimientos al doctorado y además, revistió la última etapa del festejo con la brillantez y el calor que son el marco insustituible de las jornadas de éxito. De aquí que, cuando el último de los astados de Garabato cayó en mitad del ruedo, fulminado por el acero del nuevo matador, el entusiasmo del público – de un público que llenó casi los dos departamentos – llegó a su clímax: tiñéronse de blanco los tendidos, los más impacientes izaron a Rubén y, aclamado estruendosamente, portando orgullosamente los apéndices del burel, recorrió en dos ocasiones la pista y finalmente, abandonó la plaza en hombros de los entusiastas.

La faena del triunfo

No le habían rodado las cosas a la medida de sus ilusiones a Rubén Salazar con el primer burel. ¡El toro de su alternativa!

Fue este – ¡oído al parche, los amigos de las estadísticas! – un bicho cárdeno, oscuro, bragado y lucero, capacho de encornadura, con el número 83 en los costillares.

Casi de salida se coló por un burladero al callejón; más tarde mostraría carencia total de bravura…

Ya tenemos a Luis Briones armando de estoque y muleta a Rubén Salazar, para otorgarle el grado máximo de tauromaquia. Atestigua Joselito y asiente el público con su aplauso.

El toro, manso, busca la zona de adentro. Permutando terrenos, Salazar lo trastea brevemente, destacando dos pases de pecho de su labor. Y para concluir, alarga el brazo y deja medio acero desprendido. Remata con descabello al cuarto golpe…


Rubén Salazar vio truncada su carrera por una inoportuna cornada sufrida en Ciudad Juárez en 1963, que le partió el Tendón de Aquiles y que le limitó la movilidad de su pie derecho. Por ello encauzó su afición en la organización de festejos y principalmente en la enseñanza de las artes toreras y fue el instructor titular de la Primera Escuela de Tauromaquia que se tuvo en Aguascalientes, llamada Abogado Jesús Ramírez Gámez, que organizara Guillermo González Martínez, entonces empresario de las plazas de Aguascalientes y que funcionó en la propia Plaza San Marcos en los años ochenta del siglo pasado y en la que contribuyó a la formación de los matadores de toros José María Luévano, Jorge Mora, Pedro Montes, Fabián Barba y César Delgadillo, que en la primera etapa de su preparación, pasaron por la que fuera la primera escuela taurina formal de Aguascalientes

Rubén Salazar falleció en su tierra el 15 de diciembre de 2006.

El cartel que estaba anunciado para hoy: Toros de Begoña para Sebastián Castella y Arturo Macías, mano a mano.

domingo, 26 de abril de 2009

Tal día como hoy: 26 de abril de 1981. Se presenta La Punta con corrida de toros en la Plaza Monumental


Para la Fiesta de los Toros, La Punta nace en el año de 1902, ya que en el mes de octubre de ese año, don Ignacio Madrazo y Carral cede un toro para ser lidiado en la Plaza de Toros San Marcos. Nos refiere su nieto, don Francisco Madrazo Solórzano, que el toro escogido por su padre don Francisco y su tío don José – hijos de don Ignacio – era uno de pelo colorado hornero y que provenía de una piara de toros ladinos que ellos poseían.


En el año de 1918 adquieren ganados de San Nicolás Peralta – vacas principalmente – y las empadran con los toros Pinchasapos de Parladé y Finezas del Marqués del Saltillo. Posteriormente adquirirán vacas y sementales a los señores Llaguno de San Mateo, con cuyos productos se presentan en El Toreo de la Ciudad de México y en 1925 dan el giro definitivo, con el consejo y ayuda de Juan Belmonte, adquiriendo simiente de Parladé y de Gamero Cívico, eliminando todo lo anterior y haciendo una nueva agregación de sangre española dos años después, para tener en México una ganadería de sangre española pura, caso único en la historia de la ganadería de lidia mexicana.


Tras de la Revolución de las primeras décadas del siglo XX y del reparto agrario que le fue consecuente, La Punta vio considerablemente mermada su superficie territorial y los medios para mantenerse como la ganadería de primera línea que siempre fue. Así, a partir de los años sesenta de esa centuria comenzó a salir de los carteles y plazas de primera línea y a tener una presencia más esporádica en los grandes acontecimientos.


Igualmente, el cierre de las fronteras a la importación de ganado europeo por el problema que la fiebre aftosa generó entre la mitad de la década de los cuarenta y la mitad de la década de los cincuenta, impedía el adquirir sangre de su mismo encaste para mejorar sus productos o superar los problemas de consanguinidad que se pudieran estar presentando, pues era de una conformación totalmente diferente a la mayoría de las ganaderías mexicanas que partían de la base creada por don Antonio y don Julián Llaguno en San Mateo con reses del Marqués del Saltillo y ganados criollos.


Aún con esas limitaciones, don Francisco Madrazo Solórzano intentó mejorar su pie de cría y agregó tres toros padres de San Miguel de Mimiahuápam que llevaban goterones de sangre del Conde de la Corte, adquiridos vía Pastejé, cuando este hierro fue propiedad de la familia Barroso, y que fueron los números 80, negro, listón bragado; el número 110, Vencido, colorado, bragado y el número 193, Ventanito, negro, entrepelado, bragado, que eran el origen de este nuevo intento de La Punta por volver a los primeros planos.


El cartel de la reaparición lo formaron Eloy Cavazos, Jesús Solórzano y Humberto Moro. La tarde fue de un triunfo rotundo para el regiomontano, que de acuerdo con la crónica de Everardo Brand Partida en El Sol del Centro, se desarrolló así:




Una bella exhibición del toreo sevillano, pinturero y alegre, brindó a la afición de Aguascalientes el diestro regiomontano Eloy Cavazos, quien se consolidó como el máximo triunfador de la 4ª corrida del serial, en la que también saboreó las mieles del triunfo el matador hidrocálido Humberto Moro, a quien vimos en plan grande con el primero de su lote, al que desorejó.


El presentimiento del torero de Monterrey logró hacerse realidad en cuanto se refiere al encierro de ‘La Punta’, ganado que el propio Cavazos pidió para torearlo en su último compromiso del serial del presente año, ya que en términos generales la corrida fue brava, encastada, bien presentada y de respeto, exhibiendo un estilo extraordinario los que se jugaron en primero, tercero y cuarto lugar…


El que abrió plaza fue un toro con toda la barba, cárdeno, marcado con el número 14 y ‘Travieso’ de nombre, al que Eloy toreó superiormente con el capote.


Al filo de las tablas exhibió su toreo de capa al que imprime un sello muy particular, ejecutando la verónica ajustada a pies juntos, con el solo juego de los brazos, rematando la serie de lances con media muy torera que arrancó la primera ovación de la tarde…
…Entre música y gritos de ¡torero!, ¡torero!, Eloy cuajó una faena de mucha calidad. Series de ayudados mandones y templados, bellamente rematados con molinetes o el forzado de pecho, pases estos que tiene bastante hechos el matador.


…Cuando el astado comenzó a mostrar agotamiento, Eloy recurrió a la ejecución de la ‘regiomontana’, pero con verdad, exponiendo mucho y llegando así fuerte a los aficionados, que observaron la forma en la que se fue detrás de la toledana, para cobrar un estoconazo hasta la empuñadura y en todo lo alto, que hizo rodar al primero de la tarde, del que el Juez concedió las dos orejas.
Pero Cavazos buscaba el triunfo grande, inobjetable, alcanzándolo con el que se corrió en cuarto sitio ‘Mayoral’, marcado con el número 9.


Este toro fue un dechado de bravura y con una embestida ‘así de clara’, colaborando con el diestro, que desde el inicio de la lidia, con el capotillo, lo toreó superiormente…
…Para algunos aficionados Eloy aprovechó plenamente las condiciones y bravura del astado, al que ejecutaba series de derechazos, pero limitadas hasta cierto punto, cuando el toro pedía mayor hondura y ligazón en todos y cada uno de los pases que eran fuertemente coreados al diestro, que conquistó, luego de cobrar un estoconazo completo y de efectos inmediatos, el triunfo grande y las orejas y el rabo del punteño fueron concedidas por la Autoridad…


…Fue ‘Señorito’, marcado con el número 11, un astado bravo, no muy fácil con los toreros de a pie, luego de que peleó fuerte con las cabalgaduras…
…Humberto lo había recibido con 5 verónicas dibujadas, preciosas en cuanto a ejecución se refiere, realizando la suerte como lo mandan los cánones, parando, cargando la suerte sobre la pierna contraria, tirando del cornúpeta llevándolo y acompañándolo con el juego de brazos, bien coordinado con el de su cuerpo, quebrando la cintura…


…Muleta en ristre, el hidrocálido se hizo de su enemigo y ante más de 12 mil espectadores bordó un faenón de antología, exhibiendo clase, hondura y sentimiento torero…
…Los millares de aficionados no daban crédito a lo que ocurría en el ruedo, donde surgía un muletero excepcional, de un corte diferente, muy dominador y seguro, ya que ayer Moro se mostró ayer diferente y en ningún momento como antes estuvo a merced de los pitones de su enemigo, al que liquidó de un estoconazo completo y en todo lo alto.


Bien concedida la oreja, que a nuestro juicio y el de muchos otros, debió de acompañarse con otro auricular del Punteño…

La ganadería de La Punta se había presentado en la Monumental Aguascalientes el 8 de mayo de 1977 con una novillada para José Antonio Ramírez El Capitán, Paco Olivera Bombita, Roberto Ramírez El Oriental, Saúl Saleri, Gerardo Navarro y Ricardo Sánchez, pero en este 26 de abril de 1981, lo hacía con una corrida de toros y es a la fecha, la única que ha lidiado este legendario hierro en este escenario.

El cartel del hoy: Un toro para rejones de El Vergel y seis de Carranco de lidia ordinaria, para el caballero en plaza Rodrigo Santos y los matadores de toros Antonio Barrera, Ignacio Garibay y Víctor Mora.

sábado, 25 de abril de 2009

Tal día como hoy: 25 de abril de 1959. Rafael Rodríguez y Poeta de San Mateo.



Hoy se cumple medio siglo de que El Volcán de Aguascalientes, Rafael Rodríguez Domínguez, realizara en el ruedo de la Plaza de Toros San Marcos, lo que para muchos aficionados resulta ser la faena más grande de su paso por los ruedos.

Esa tarde se conjuntaron con Rafael otras tres grandes leyendas de la fiesta, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna y los toros de San Mateo, que dieron una tarde que hoy a medio siglo de su realización, sigue siendo el paradigma de una corrida de feria triunfal, en la que todos, afición, toreros, ganaderos y público salen de la plaza satisfechos por lo que les ha tocado vivir.

La primera placa que se colocó para conmemorar un fasto en la Plaza de San Marcos fue precisamente la dedicada a la faena de Rafael Rodríguez a Poeta, el toro número 9 de San Mateo y tuvo que pasar una década para que se colocara la siguiente, ésta, en homenaje a la ganadería de La Punta por haber llegado a sus 45 años de existencia. Tal ha sido la impronta de esta faena en la afición de Aguascalientes, que la tiene como una de sus memorias más preciadas.

En esta ocasión transcribo íntegra y sin ulterior comentario la crónica de don Jesús Gómez Medina, aparecida en El Sol del Centro del día 26 de abril de 1959, en la que tuvo de compañero de tendido a un aficionado de excepción, al Maestro Fermín Espinosa Armillita, según se desprende de su propia narración.



Apoteosis De Rafael Rodríguez
La faena de "Poeta"
Una tarde de extraordinaria brillantez, con el triunfo estruendoso de Calesero, Luis Procuna y Rodríguez, y la ganadería de San Mateo 5 toros desorejados; el 3o. resultó de bandera.

Surgiendo de los repletos tendidos, el grito consagrado se extendió por todos los ámbitos del Coso y fue a desgranarse a los píes de la enhiesta figura del artista:

¡Torero!...

En alas de la brisa, el clamoreo tramontó el recinto de la plaza y sus ecos esparciéronse por la vecina floresta y, luego, fueron a propagarse por todos los rincones de la ciudad en fiesta:

¡Torero!... ¡Torero!...

Pues desde ayer, la Feria y Aguascalientes toda hállase convertida en una fervorosa plática de toros.

Y en todos los labios, un nombre: ¡Rafael Rodríguez!

¡Rafael Rodríguez, sí, el forjador de esa faena de milagrería, de ese trasteo inmortal al tercer sanmateíno, que constituyó el episodio culminante de una jornada de perfiles excepcionalmente brillantes!

¡Rafael Rodríguez, el máximo triunfador de una corrida en la que el éxito acompañó con idéntica asiduidad a los toreros y el ganadero!

¡Rafael Rodríguez, sí, el artífice de ese trasteo cumbre a una burel de características igualmente extraordinarias! ¡El creador de esa prodigiosa faena, a través de la cual el hidrocálido escaló el Himalaya del arte del toreo!...
El toreo, caricia suave
Es teoría belmontiana, ratificada con la autoridad de Rafael "El Gallo". - Para torear bien – díjole una vez el Divino Calvo a su hermano Joselito –; para torear bien hay que acariciar.

¡Acariciar! ¡Templar!... Convertir el esforzado juego que crearon los rudos lidiadores dieciochescos, en un espectáculo impregnado de ritmo, de armonía y de estética: ¡he aquí la gran conquista y el mayor timbre de gloria del Pasmo de Triana!

Y bien: ¿qué, sino esto, realizó ayer Rafael, cuando toreaba de muleta al maravilloso sanmateíno? Evoquemos la escena:

Acometía el noble bicho suavemente, templadamente, con el hocico al ras de la arena; y Rafael, "convertidas las piernas en estacas", lo prendía en el engaño y tiraba de él lentamente, rítmicamente, interminablemente. ¡Aquellos inacabables derechazos, plenos de armonía y de mando, en los que se volvió realidad el toreo en redondo! ¡Aquellos prodigiosos muletazos en los que el torero obligó al astado a girar pausadamente en su derredor, mientras la plaza entera sacudíase a los efectos de un latigazo de emoción! ¡De emoción artística!

¡El toreo, caricia suave!...

Caricia, sí; pero, también solidez y firmeza. Señorío total del hombre sobre la bestia. ¡Torerísmo!

Tal fue la gran faena de Rodríguez al tercero; y aunque en menos grado las mismas virtudes durante su trasteo con el sexto.

Porque Rafael que había puesto la plaza boca abajo cuando pasaba de muleta a su primero, amen de las dos orejas y el rabo de este imponderable burel y de las numerosas vueltas al ruedo realizadas entre una ovación atronadora, interminable, efectuó idéntica cosecha de apéndices con el sexto y, finalmente salió de la plaza en hombros.
El Poeta del Toreo
"Torear – dejó escrito Federico Alcázar – torea cualquiera. Lo difícil es torear con arte, porque el arte es un don de privilegio. Y mucho más con garbo, porque el garbo sólo está reservado a los elegidos".

¡Torear con arte! ¡Torear con garbo! ¿Acaso los anteriores conceptos no parecen escritos para el Calesero?

¡Alfonso Ramírez, poeta en traje de luces! ¡Cómo esplendió ayer tu arte sin igual y el garbo con que haces el toreo, cuando lanceabas al cárdeno que abrió plaza; cuando lo toreabas de muleta con derrocha de elegancia y de imperio; cuando, tu capote prodigioso -¡el primer capote que existe en el planeta de los toros!- burillaba chicuelinas y faroles, caleserinas y recortes que eran un estallido de color, de ritmo y de gracia!

¡Alfonso Ramírez, torero en plenitud! ¡Que magistral y diestro te mostraste cuando lidiabas al cuarto, exhumando un torero por la cara que constituía alarde de precisión, de limpieza y de mando! ¡Y a qué grado la calidad singular de tu toreo representó la alcanzada del éxito en una jornada que, tras el exordio triunfal que tú le impusiste, conservaría, acrecentando, ese espléndido matiz para convertirse en una tarde de perfiles históricos!

¡La tarde en que tres grandes figuras del toreo mexicano saturaron de emoción y de arte a los aficionados y, además, cortaron los apéndices de cinco bravos toros de San Mateo.
Luis Procuna
Procuna, o la personalidad... Porque Luis es peculiar en todo. Hasta en su concepción del toreo. Su técnica y su estilo difieren de todos; y esto, que representa una virtud, pues en el toreo, como en todas las artes, lo que cuenta es el acento personal, constituye por otra parte una deficiencia. Pues, en fuerza de ser original, Procuna suele trastocar el ritmo y el curso natural de la lidia y esto a la postre, mengua la unidad y la rotundez de sus faenas.

Pero, en lo que hace a su gusto, en lo que "siente", ayer, una vez más, estuvo Luis magnífico.

En realidad su faena al segundo fue muy buena. Por principios de cuentas, procuró hacerse del bicho que, tras de un desconcertante principio, en cuanto le pegaron los hulanos, sacó la casta y la bravura. ¡Y el buen estilo!

Y, tras de centrase con el sanmateíno, lo toreó el ‘Berrendo’ por derechazos superiores. Hizo luego lo suyo, su toreo por alto, girando en el que es único y, a continuación la estocada de efectos definitivos. Gran ovación, oreja y vuelta.

Al quinto, otro burel de excepción, Luis no llegó a entenderlo. No acertó a colocarse en el sitio justo para torearlo como la calidad del bicho merecía.

Apenas hacía el final de la faena atinó Procuna a ponerse al nivel del astado, en cuatro derechazos que reanimaron los entusiasmos. El resto, con ser muy espectacular, careció de hondura.

Empero, una vez más supo estar breve con la espada; una entera, para llevarse la segunda oreja de la sesión.
San Mateo
Estupendo, extraordinario resultó el encierro enviado por Toño Llaguno. ¡Casta, bravura, nobleza a raudales, estilo, docilidad; todo lo tuvieron los bureles de la justamente afamada divisa blanca y rosa!

¡La divisa de las tardes triunfales!

Sí magnífico fue el primero, también lo resulto el siguiente; quizás en mayor grado al final de su lidia.

El tercero, de tan bueno, de tan extraordinario, era difícil y peligroso para el toreo. Corría ésta el riesgo de fracasar y hundirse ante su estupendísima docilidad, ante su maravilloso "son". Para nuestra fortuna, este tercer astado, marcado con el número 9, encontróse con un torero que, sobre tan espléndida arcilla, supo erigir el edificio de su gran triunfo.

El cuarto desmereció un poco al lado de sus hermanos; y el segundo de Procuna, fue tan claro y tuvo un temple similar al del tercero ¿Se quiere mejor elogio?

Finalmente el que cerró plaza, en cuanto el toreo se centró con él, peleó como los buenos y dio lugar a otro largo y brillante trasteo. Para resumir, digamos que, hoy como que ayer los toros de San Mateo fueron dechado de lo que debe ser el ganado de lidia.

Y que el homenaje tributado al tercero, y a su criador, Toño Llaguno, fue tan caluroso como merecido.
Un poco de estadística
En su primero Calesero estupendo con el percal. Con los palitroques, gran par al quiebro, tras de que Procuna y Rafael había dejado solo apenas un plano.

Soberbia faena sobre la mano derecha, entusiasmo en los tendidos; estocada, dos orejas y vuelta.

De salida, el segundo parece no querer embestir. Tras los puyazos, le brota la casta llega superior al tercio final. Faena y triunfo de Luis, rematado con el corte de un apéndice.

El triunfo de Rafael en el tercero inicióse cuando le dio la bienvenida con unos lances positivamente soberbios.

En los quites, Calesero y Procuna rivalizan en brillantez y en aciertos. Igual ocurre en el segundo tercio.

Pero a continuación, se produjo esa avalancha de torerismo y de arte que fue la faena de Rafael. Con la izquierda, primero; y más tarde con la diestra, toreó con una verdad, una limpieza y un sentimiento que colmaron los entusiastas.

Lasernistas de hinojos; media en la yema; dos orejas, rabo, vuelta al ruedo con él...
¡El delirio!

Con el cuarto, Calesero hace derroche de torerismo. Sapiente y poderoso, lo lidia con señorío y desahogo.

De lo ocurrido en el quinto, ya dejamos cuenta.

Con el último Rafael principió por doblarse para hacerse del burel. Y conseguido esto, ¡a torear! Ahora exclusivamente sobre la derecha, otra faena de vigorosos relieves triunfales. Manoletinas estatuarias, estocadas. De nueva cuenta las dos orejas y el rabo. Salida final en las andas del triunfo.

Apostilla final

Es de Fermín Espinosa: “Hacía mucho tiempo que no ‘botaba’ yo en mi localidad, por ver torear como hoy lo hizo Rafael...”

El cartel para hoy: Toros de Herederos de Teófilo Gómez para Zotoluco, José Tomás y Arturo Macías.

Aldeanos