domingo, 28 de agosto de 2022

Una fotografía con historia (VIII)

Manolo Arruza. A 50 años de su presentación como novillero

Manolo Arruza y Emmanuel
9 o 17 de septiembre de 1972
El 9 o el 17 de septiembre de 1972 se tomó la fotografía que ilustra este texto. Y se obtuvo en Utrera o en San Roque. Nos presenta la imagen de dos toreros que, resultan ser la segunda generación de su familia, dedicados a la tauromaquia. Uno, el de la izquierda, es Manolo Arruza, hijo del Ciclón Mexicano y el otro, descendiente de Raúl Acha Rovira, el único torero de este lado del mar que ha matado una corrida en solitario en la plaza de Las Ventas. Ambos iniciaban, hace medio siglo, su andar por los ruedos. Manolo Arruza fue un importante torero mexicano por casi tres décadas; el hoy conocido como Emmanuel, sería figura, pero de los escenarios, como cantante. Aquí algo de la historia ligada a esa imagen.

La mayor parte de las recopilaciones de efemérides de la fiesta en México, señalan que la fecha en la que Manolo Arruza – hijo del Ciclón Carlos – se presentó como novillero con picadores fue el 27 de agosto de 1972, en Aracena, población de la Sierra de Huelva. Pero la revisión hemerográfica deja claro que esa primera actuación ocurrió 15 días antes, el viernes 12 de agosto, en la plaza gaditana de San Roque, en la que alternando con el rejoneador Luis Valdenebro y Terremoto de San Roque, enfrentó novillos de la ganadería de Miguel Mateo Miguelín. Ese día comenzó su andar por los ruedos con el pie derecho, porque le cortó las orejas y el rabo a los dos novillos a los que se enfrentó.

Manolo Arruza había anunciado a los públicos españoles, por conducto del semanario El Ruedo de Madrid, su intención de ir a aquellas tierras a prepararse para iniciar una carrera en los ruedos. En el número correspondiente al 1º de febrero de hace 50 años, se decía:

A mediados de febrero llegará a España de manos de Javier Cerrillo, eficaz banderillero del inolvidable Carlos Arruza… Hemos querido saber si la decisión estaba referida a posibles actuaciones en los ruedos españoles y la respuesta ha sido afirmativa… “Manolo Arruza viene a ponerse a punto en el campo con los toros españoles. Nada de contratos. Entrenamientos. Si luego algo surge y el muchacho lo estima oportuno, se estudiará su presentación en los ruedos en los que su padre se consagró y obtuvo tantos éxitos”.

Quien lo llevaba para allá era uno de los compañeros de su padre, primero en la escuela taurina que tuvo Samuel Solís en la plaza de Tacuba y después como miembro de su cuadrilla. Javier Cerrillo intentó hacer carrera como jefe de cuadrilla, pero en 1942 decidió cambiar el oro por la plata y desde ese año y hasta la despedida de Arruza, fue, junto con Alfonso Tarzán Alvírez y Ricardo Aguilar, uno de los inseparables del torero.

Manolo Arruza tenía alguna actuación en ruedos mexicanos con anterioridad, el diario El Siglo de Torreón del 25 de agosto de 1971, relata su presencia en un festival celebrado en San Luis Potosí en esas mismas fechas:

San Luis Potosí (Informex). – Con motivo de la inauguración del Coso Potosino “España” se efectuará hoy un festival taurino en la plaza “Fermín Rivera”, con figuras que representarán el toreo, pasado, moderno y futurista… En el festejo se lidiarán reses de diferentes ganaderías de San Luis Potosí, en la cual intervendrán los espadas Luis Castro “El Soldado”, Silverio Pérez, Manolo Martínez, Curro Vázquez, Gabriel Soto “El Momo” y Manolo Arruza.

No encontré noticia que informara el resultado de esa actuación, pero seguramente, visto el calibre de sus alternantes, fue lo suficientemente convincente como para que siguiera su preparación y manteniendo la idea de dedicarse al toreo de manera profesional.

Su campaña española de 1972

La revisión de los escalafones que periódicamente publicaba El Ruedo se advierte que solamente le señalan cuatro actuaciones en ese calendario. Sin embargo, en la revisión de la relación de festejos que de manera más o menos pormenorizada se presentaba a la afición en sus mismas páginas, se puede observar que en realidad toreó ese año 7 novilladas y tres festivales benéficos, como sigue:

La ya señalada del 12 de agosto, en San Roque; el 19 agosto, Aroche (Huelva), enfrentando novillos de Miguel Báez Litri y alternando con Antonio Vargas. Manolo Arruza cortó de nuevo 4 orejas y 2 rabos esa tarde; el 26 agosto se presenta en Santa Olalla del Cala, también en Huelva, alternando con Fernando Serrano El Yiyo y Antonio Vargas, ante novillos de Jacinto Ortega; el 27 agosto, la también mencionada de Aracena, a la que se atribuye ser la primera, lidiando novillos de Socorro Sánchez – Dalp, en unión de Antonio Vargas y José Gardel.

El 9 de septiembre en Utrera, enfrentará novillos de Manuel Sanromán, alternando con Jesús Emmanuel Acha Rovira, Tomás Cid Rubio de la Plata y José González Pelusa. Esa tarde cortó cuatro orejas; al día siguiente, 10 de septiembre, se presentaría en Bélmez, para lidiar novillos de Belén Ordóñez alternando con José Antonio Campuzano y Eladio Peralvo; y, su campaña vestido de luces concluiría una semana después, el 17 de septiembre, justo donde comenzó, en San Roque, para lidiar novillos de Manuel Álvarez en unión de Antonio Vargas y Jesús Emmanuel Acha Rovira.

Los festivales en los que actuó fueron: el 30 de agosto, en Santander, a beneficio del Asilo de las Hermanitas. Se corrieron por su orden novillos de Fermín Bohórquez, Antonio Ordóñez, Marqués de Domecq, Juan Carlos Beca Belmonte, El Pizarral y Salvador Guardiola y compartió cartel con el rejoneador Fermín Bohórquez, Miguel Báez Litri, Juan Antonio Alcoba Macareno, Juan Carlos Beca Belmonte y Fidel Sanjusto. Manolo Arruza le cortó las 2 orejas al novillo de El Pizarral que le tocó en suerte.

Los siguientes fueron el 8 de octubre, en Huelva, donde actuó junto con el caballista Álvaro Conradi, Julio Aparicio, Miguel Báez Litri, Jaime Ostos, Antonio Borrero Chamaco, Manolo Cortés, Antonio Varela, Julián García y Antonio Infantes. Manolo Arruza cortó dos orejas esa oportunidad, en la que las informaciones de prensa no dan cuenta de la procedencia del ganado lidiado.

Cerró esa su primera campaña el 24 de octubre, en Córdoba, actuando en el festival a beneficio de las residencias de ancianos de la ciudad, en conmemoración del XXV aniversario de la muerte de Manolete. Se lidiaron novillos de Antonio Pérez Tabernero, Juan Mari Pérez Tabernero, Manuel Camacho Naveda, Ramón Sánchez, Hermanos García Romero, Hermanos Flores Cubero, Torrestrella, y Herederos de Carlos Núñez. El cartel lo formaron los rejoneadores Álvaro Domecq y Díez y Álvaro Domecq Romero, quienes actuaron en collera; José María Martorell, Julio Aparicio, Paquirri, Miguel Márquez, Dámaso González y Antonio Benete El Mesías. Manolo Arruza saldó su actuación con la vuelta al ruedo tras la muerte del novillo que le tocó en suerte.

Recuerdo de una tarde señalada

Jesús Emmanuel Acha, hijo de Raúl Acha Rovira, pretendió hacer carrera en los ruedos. En ese año del 72, también hizo una breve aparición en los ruedos hispanos y en las dos tardes en las que actuó lo hizo compartiendo cartel con Manolo Arruza. Quizás una muy señalada fue la del 9 de septiembre, en Utrera. De la actuación de los dos novilleros mexicanos, se escribió en el ABC sevillano al día siguiente:

Utrera, 9. – Cinco novillos de doña Socorro Sánchez – Dalp de González y tres de Pérez Valderrama, que dieron buen juego en general. Buena entrada, sin llegar al lleno. Por fin debutaron con picadores “Rubio de la Plata” y “Pelusa”, utreranos ambos, y el ambiente en la plaza es de día grande… Manolo Arruza, el hijo del inolvidable Carlos, abrió la tarde. Apuntó buenas cosas con la capa y pone tres pares de banderillas formidables, particularmente el segundo. Faena valiente y artística. Mata de una entera y corta una oreja, dando la vuelta al ruedo. En su segundo pone dos pares muy buenos, sobre todo el primero. Comienza la faena con las dos rodillas en tierra y oye una gran ovación. Torea en redondo y al natural con maestría. Mata de una entera y descabello. Oreja, vuelta y salida a los medios… Jesús Rovira torea muy bien con la capa a su primero. Inicia la faena con la izquierda y saca pases magníficos. Está valiente y entusiasma al respetable, prodigando pases de todas las marcas. Mata bien y se le concede una oreja, dando la vuelta al ruedo y saliendo a saludar al centro de la plaza. Mejor fue todavía la faena al sexto, en la que estuvo muy torero. Brindó a su compañero Arruza. Mata al tercer intento y es ovacionado...

Como se puede leer, el hijo de Rovira, hoy conocido como Emmanuel en los escenarios, tuvo una tarde entonada y logró salir con una oreja en las manos. Es esta la segunda tarde que los escalafones le registran. No pasó mucho tiempo para que decidiera dejar los ruedos, para convertirse en figura, pero como cantante.

El devenir de Manolo Arruza

Las novilladas que toreó hace medio siglo Manolo Arruza, todas en Andalucía y en su mayoría limitadas a la provincia de Huelva, permitieron a don Andrés Gago, quien fuera el apoderado de su padre, decidirse a llevarle también a él sus asuntos. Para el año de 1973 le preparó una interesantísima campaña, en la que actuó en 34 novilladas y cinco festivales. Perdió, además, por una fractura en los dedos de una mano, sufrida el 22 de abril en Jerez de la Frontera, cuatro fechas más.

Manolo Arruza recibió la alternativa el 22 de octubre de 1973 en la plaza de toros El Progreso de Guadalajara. Le apadrinó Eloy Cavazos y fue testigo Curro Leal. El toro de la cesión, como todos los de la tarde, fue Zacatecano de don Jesús Cabrera y permaneció en activo hasta el 8 de noviembre de 2009, cuando se despidió de los ruedos en la Plaza México, alternando con Enrique Ponce y Fermín Spínola. El último toro que mató se llamó Veracruzano y fue de San José, ganadería propiedad de don José Arturo Jiménez Mangas.

Hoy en día se dedica a preparar jóvenes que tienen la intención de hacerse toreros, dirigiendo la Academia Taurina Municipal de Aguascalientes, desde el año de 2019.

domingo, 21 de agosto de 2022

21 de agosto de 1960. La tragedia de Cañitas

Cañitas en Madrid
10 de junio de 1945
Foto: Martín Santos Yubero
Ya había dejado escrito por estas páginas algunas de las hazañas de Carlos Vera Cañitas, torero mexicano que tuvo por divisa el valor cabal y sin cortapisas. Surgido en una época en la que tuvo que competir con toreros que o dominaban la técnica y el oficio o eran artistas consumados, resultó un ingrediente interesante para integrar carteles en los cuales su manera de hacer el toreo contrastaba con la sabiduría o el refinamiento de sus alternantes, a quienes con sus alardes de temeridad muchas veces empujaba a dar ese paso hacia adelante que en otras condiciones no se produciría.

Alternativado el 26 de octubre de 1941 por Lorenzo Garza en Ciudad Juárez y confirmado en El Toreo el día 9 del mes siguiente por Armillita, en esa tarde comenzó a recorrer las enfermerías de las plazas, pues el segundo de su lote lo hirió de consideración, pero eso no detuvo su actuar por las arenas de nuestro país, aunque en la capital mexicana se le relegara a las temporadas económicas de verano, en las que tuvo faenas como las del toro Serranito de don Carlos Cuevas, o las dos realizadas la tarde de la despedida del Tigre de Guanajuato Juan Silveti.

Al mediar 1944 se reanudó el intercambio taurino con España y de inmediato buscó colocarse en los carteles de aquellas tierras. Logró sumar 19 tardes a pesar de que llegó allá ya avanzada la temporada y confirmó su alternativa en Las Ventas el 10 de septiembre, recibiendo los trastos de manos de Paquito Casado, en presencia de Rafael Albaicín y Arturo Álvarez Vizcaíno, también confirmante. El toro de la ceremonia, primero de la tarde, fue Atendido, de Concha y Sierra y de su actuación, escribió para El Ruedo, Benjamín Bentura Sariñena Barico:

Carlos Vera, Cañitas es un torero valiente, un fácil banderillero y certero estoqueador. Se para a veces con el capote y se ciñe muy decidido con la muleta. No es de los que se asustan con facilidad, y sus rasgos de valor son de los que emocionan al público. Su fuerte, a nuestro parecer, es la muleta, y no porque con ella logre pases de irreprochable factura, sino porque en cada muletazo pone una gran cantidad de valor y un empeño decidido de pasarse al toro…

Esa sería la primera de catorce tardes en las que actuaría en la principal plaza del mundo y que, hasta el 10 de mayo de 2018, lo tendrían como el torero mexicano que más veces había actuado en ese ruedo con catorce festejos. Su facilidad con las banderillas le emparejó con Emiliano de la Casa Morenito de Talavera, con quien toreó allí en seis de esas fechas, y también compartió cartel en distintas tardes con diestros como Antonio Bienvenida, Luis Miguel Dominguín, Pepe Luis Vázquez o Ángel Luis Bienvenida y abrió la puerta grande el día 10 de junio de 1945, después de cortarle las dos orejas a Javaíto el quinto de los de Juan Pedro Domecq corridos esa tarde. 

Cañitas tuvo vitola de figura dentro y fuera del ruedo en España. Escribe Francisco Olivencia en El Faro de Ceuta:

Estaba yo en uno de los primeros cursos de aquel bachiller de siete años, cuando, de pronto, irrumpió en las vías públicas de Ceuta un coche extraordinario, aerodinámico, increíble, que dejó pasmada a toda la población… Pronto se supo que era el coche del torero mejicano Carlos Vera “Cañitas”, reconocido por su arte y, sobre todo, por su valor. “Cañitas” acababa de contraer matrimonio con una chica emparentada con el juez Francisco Bocanegra, quien vivía en una de las primeras casas de la calle Real (entonces “Falange Española”) a cuya familia vinieron a visitar los recién casados. Durante los días que estuvieron en Ceuta, el coche de “Cañitas” solía estar aparcado en ese tramo, y generalmente se le podía ver rodeado de curiosos que examinaban su interior y su exterior. Era de una marca estadounidense que ya no recuerdo. En realidad, se trataba del primer “haiga” que pudimos contemplar los ceutíes. Ese curioso apodo de “haiga” se debió a una peculiar circunstancia… Se suponía que cuando uno de tales nuevos ricos, poco cultos, se disponía a comprar un coche, decía siempre: “el mejor que haiga”. Y así se les llamó. El torero “Cañitas” logró triunfar en muchos cosos mejicanos y españoles, sufriendo, por su arriesgado valor, numerosas y graves cogidas… Murió a los 58 años, en 1985, a consecuencia de un infarto. Pero en la retina de todos cuantos vimos aquel majestuoso “haiga” y podemos contarlo todavía, siempre quedará la imagen de un automóvil que nos parecía algo así como venido del espacio…

Sus actuaciones triunfales en plazas como Madrid, Barcelona y Bilbao le valieron sumar 94 corridas en sus campañas por esos ruedos, los años de 1944, 1945, 1946 y 1951 y en el año del 46 fue el torero mexicano que más tardes actuó en esas tierras.

De vuelta en México

A pesar de sus éxitos en los ruedos europeos, resulta paradójico que Cañitas no pudiera actuar en la Plaza México. Su única actuación allí se produjo a las doce del día del 10 de abril de 1955, alternando con Fermín Rivera y Nacho Treviño en la lidia de toros de Santa Martha. Ese festejo con entrada gratuita, fue organizado para la filmación de la película El Niño y El Toro – en inglés The Brave One –, dirigida por Irving Rapper y con guion del proscrito Dalton Trumbo. No había pisado antes ese ruedo vestido de luces y, los hados apuntaban a que ya no lo haría tampoco después.

Bajaron los contratos y se tuvo que buscar una ocupación fuera de los ruedos, colocándose en la Dirección de Policía y Tránsito del entonces Distrito Federal, pero nunca dejó de pensar en recuperar su sitio en los ruedos.

Agosto de 1960

La temporada de toros 1960 de la capital mexicana se repartió entre las plazas México y el Toreo de Cuatro Caminos y se dio sin el concurso de toreros españoles – se vivía una enésima ruptura entre ambas torerías – por lo que muchos diestros nacionales que tenían poco espacio en los carteles, encontraron oportunidades para actuar en distintas plazas. Ese fue el caso de Cañitas que se vio anunciado en Naucalpan, para el domingo 21 de agosto de 1960 para lidiar toros de Ayala, alternando con Luis Briones y Juan Estrada, otros dos sobrevivientes de la Edad de Oro mexicana. Así se resumió la actuación de Cañitas esa tarde:

Carlos Vera “Cañitas” con el que abrió plaza se lució con capa y banderillas. Inició la faena sentado en el estribo y estuvo muy valiente y enterado, terminando con estocada y descabello, para dar vuelta al ruedo. A su segundo, que saltaba al callejón, poco pudo hacerle y sufrió voltereta. Al pasar de muleta lo cogió de forma impresionante. Luis Briones acabó con el causante del desaguisado. La cornada interesó la femoral y es de las que ponen en peligro la vida...

El parte facultativo rendido por el Dr. Javier Ibarra hijo, encargado de los servicios médicos de El Toreo de Cuatro Caminos, decía:

Sufre una herida por cuerno de toro situada en el Triángulo de Scarpa derecho, de cuatro centímetros de orificio de entrada, que interesa piel, tejido graso, aponeurosis, desgarrando los músculos de la región, contundiendo la arteria femoral común y seccionando la arteria femoral profunda, además de la vena femoral. Gran hemorragia arteriovenosa, por lo que hubo de practicársele una transfusión sanguínea de 1,200 centímetros cúbicos. Pronóstico reservado.

La herida, independientemente de la zona anatómica en la que fue inferida, delicada por su naturaleza, fue recurrente con otras anteriores, las que, conforme a los procedimientos quirúrgicos comúnmente aplicados en la época, se repararon ligando los cabos de los vasos seccionados para inhibir la hemorragia, pero con una consecuencia hacia el futuro, que se comprometía la circulación en el miembro afectado. La afectación por cornadas similares de forma reiterada en la misma zona, podría tener consecuencias graves. Así lo refleja la nota aparecida en el diario El Siglo de Torreón fechado el 23 de agosto siguiente:

Quizá sea necesario amputarle una pierna a Carlos Vera “Cañitas” que sufrió una cornada al lidiar el cuarto toro en la Plaza El Toreo, donde alternó con Luis Briones y Juan Estrada... Esta tarde le fue practicada una operación. La intervención tuvo por objeto restablecer la circulación sanguínea en las arterias femoral superficial y profunda de la pierna derecha... Aunque la intervención fue exitosa, el pronóstico sobre la normalización de funciones de la pierna afectada sigue siendo reservado, durante la operación se le aplicaron sueros y transfusiones, el estado general de salud del diestro ha evolucionado satisfactoriamente, sin dejar de ser muy grave...

Al día siguiente, en el mismo diario, se seguía reportando la gravedad del diestro y el hecho de que el miembro afectado seguía sin recobrar la circulación:

Su estado sigue siendo delicado y todavía no ha desaparecido el peligro de que se le ampute la pierna derecha, pues no se ha restablecido la circulación sanguínea... La Unión Mexicana de Matadores de Toros y Novillos reveló que “Cañitas” toreaba por un sueldo miserable de mil pesos y que podrá exigir responsabilidades a la empresa, ya que el sueldo mínimo para los matadores debe ser de cinco mil pesos, dijo hoy el Secretario General de ese organismo, Guillermo Carvajal...

El 25 de agosto, de nueva cuenta El Siglo de Torreón daba cuenta de una nueva re – intervención. En esta oportunidad participó en ella, aparte de los médicos de plaza, el cirujano vascular Manuel Castañeda Uribe:

El parte facultativo facilitado por los médicos que intervinieron en la laboriosa operación, es el siguiente: “Se hizo una revisión de la herida operatoria anterior, encontrando la arteria femoral común, la superficial y la profunda, trombosadas hasta la rodilla... Debido al traumatismo que sufren estos vasos, la nueva intervención fue hecha con el objeto de extirpar los trombos formados, cosa que se llevó a cabo con éxito, pues se dejó la sangre circulando en ellos”.

El parte médico continúa reservado para la función del miembro. Se hizo una transfusión de 1200 centímetros cúbicos y suero. Aparte de los médicos de plaza, intervino el especialista en cirugía vascular doctor Manuel Castañeda Uribe. Se espera que con esta nueva operación la recuperación del infortunado diestro sea completa.

Al salir el sol una vez más, la tragedia se había consumado. En el diario El Informador, de Guadalajara del 26 de agosto se relata lo siguiente:

Al mediodía de hoy fue amputada la pierna derecha, hasta arriba de la rodilla, al torero Carlos Vera “Cañitas”, cornado el pasado domingo... Los médicos tomaron esta medida extrema ante el peligro de que se presentara la septicemia gaseosa, al no haberse restablecido la circulación sanguínea en el miembro herido, el torero, al salir de la anestesia, sufrió un ataque nervioso.

Todavía cuando era llevado a la sala de operaciones, “Cañitas” confiaba en que se le practicase una operación más para restablecer la circulación, pero el intenso color amoratado, en algunas partes negruzco de la pierna derecha, indicaba que la amputación debería hacerse desde luego.

Al principiar la operación, la suegra del herido, señora Ana Huerta, presa de una crisis nerviosa pedía a gritos que no le amputaran el miembro, la esposa del diestro Socorro Mendoza de Vera, estuvo a punto de sufrir un desmayo. El doctor Javier Ibarra tuvo que salir del quirófano a calmarlas diciendo: “si existiera una brizna de esperanza no amputaríamos el miembro”.

Dijo inicialmente que se había temido que la amputación se haría casi desde la cadera. El tipo de corte que le fue hecho permite la rehabilitación del lisiado por miembros artificiales.

Al conocerse la noticia de este desenlace, el doctor Alfonso Gaona, empresario de la Plaza México, ofreció el coso para que se organice una corrida en beneficio de “Cañitas”, igual ofrecimiento hará la empresa de El Toreo, en donde toreaba “Cañitas” cuando sufrió la cogida que le seccionó la vena y la arteria femoral.

De esa manera, la cornada que le infirió Buen Mozo, terminó con el andar por los ruedos de Carlos Vera Cañitas.

La solidaridad hacia Cañitas

Carlos Arruza es reconocido como el que organiza el beneficio de Cañitas. Por su parte, Daniel Medina de la Serna, afirma que también se unieron al proyecto don José Murillo Alvírez, Manuel González Pinocho y José Juárez Gitanillo de México. Consiguieron una corrida de don Jesús Cabrera y para el 16 de septiembre de 1960, en la Plaza México, se anunció al propio Carlos Arruza, quien se presentaría como rejoneador en ese escenario, Alfonso Ramírez Calesero, Luis Procuna, Rafael Rodríguez, Jorge El Ranchero Aguilar y José Zúñiga Joselillo de Colombia.

La gran plaza se llenó y aunque el clima y los toros no colaboraron, pues se devolvió al quinto por manso y fue sustituido por uno de Santín y el sexto se inutilizó y fue reemplazado por otro de Ajuluapan. In extremis, Joselillo de Colombia le realizó una faena vibrante, al anunciado como Sombrerero y le cortó las dos orejas. Se afirma, sin desglosar cifras, que Carlos Vera Cañitas recibió de sus iguales y de la afición una suma cercana al medio millón de pesos, cantidad que le permitió reencaminar sus pasos por la vida ya fuera de los ruedos.

Cañitas falleció en la Ciudad de México el 19 de febrero de 1985, a causa de un infarto de miocardio a los 64 años de edad.

domingo, 14 de agosto de 2022

14 de agosto de 1931: Muere Gitanillo de Triana en Madrid


Hace algo más de un año intenté contar en estas mismas páginas los sucesos en torno a la gravísima cornada que le infirió el toro Fandanguero de Graciliano Pérez Tabernero a Francisco Vega de los Reyes en la octava corrida del primer abono de la temporada madrileña del año 31. Dejé dicho al final de la larga disertación, que llegado el día, me ocuparía del desenlace de esa trágica tarde, ocurrido 75 días después, en el sanatorio del doctor Crespo. Pues bien, esa fecha se ha llegado. 

Los partes facultativos

El doctor Jacinto Segovia, tras de examinar al torero herido en la enfermería de la plaza de la Carretera de Aragón, emitió el siguiente parte médico, aparecido en los diarios nocturnos de la fecha del festejo (Heraldo de Madrid y La Voz) y los del día siguiente:

«Durante la lidia del tercer toro ingresó en esta enfermería el diestro Francisco Vega (Gitanillo de Triana), con una herida de asta de toro en el tercio medio, del muslo derecho, con rotura de los músculos cuádriceps y aductores; otra en el tercio medio del muslo izquierdo. parte interna, con rotura de los músculos cuádriceps y aductores, y otra en la región sacrocoxígea, penetrante en la cavidad pelviana, con rotura del sacro y sección y arrancamiento del nervio ciático mayor. No puede precisarse la profundidad de la herida por el estado del diestro. Pronóstico muy grave. – Doctor Segovia».

Tres días después de la corrida, en el periódico madrileño El Sol, que en su primera página a diario se ufanaba de no publicar noticias relativas a la fiesta de los toros, se publicó el siguiente parte complementario:

«Como consecuencia del arrancamiento de las raíces del nervio ciático mayor (plexo sacro) ha quedado desgarrado el fondo del saco dural, presentándose una abundante eliminación de líquido cefalorraquídeo por la herida operatoria, existiendo el peligro de presentación de una meningoencefalitis que ensombrecería totalmente el pronóstico. – Doctor Segovia».

Como se puede leer, las lesiones que sufrió Curro Puya eran de una gravedad extrema y dada la técnica con las que eran atendidas en aquella época, se procedió a la ligadura de los vasos rotos y al aseo y taponamiento de las heridas en las zonas musculares, la de la región sacro – coxígea se dejó abierta, esperando que la naturaleza hiciera su trabajo y sanara por sí sola.

La evolución del torero herido

Para el día 6 de junio, los diarios de Madrid informaban que ya se había detectado una meningoencefalitis en el torero, y para el 11 de junio, se le diagnosticaba una neumonía basal derecha. Es decir, la evolución de los primeros días no era nada halagadora. Se le mantenía acostado boca abajo inclinado y sometido a fuertes sedantes para paliar sus dolores.

El 17 de junio se le hizo una transfusión de sangre, donada por su amigo Eleuterio Remondo Cojito, fueron 700 c.c. y después de ese procedimiento, mejoró notablemente. A partir del día 4 de julio, las informaciones de la prensa aseguraban que Gitanillo de Triana se reportaba muy aliviado.

Pero a partir del día 28 de julio, su estado se comenzó a deteriorar. Las heridas de las zonas musculares comenzaron a sangrar abundantemente por deshacerse las ligaduras de los vasos. Dice la edición del Heraldo de Madrid del 30 de julio:

«Es digna de todo elogio la labor del médico ayudante del sanatorio Dr. José Seguí, que supo acudir a tiempo en las hemorragias del pasado domingo y de ayer, por lo que libró al herido de una muerte segura... La herida de la cadera no ha sido operada todavía, pues esperaban los médicos que el herido recobrara fuerzas para poder intervenir... Tanto el doctor Goyanes como el doctor Segovia se muestran, muy pesimistas... Anoche hubo necesidad de aplicarle varias inyecciones para reanimarle, y en la madrugada se le pusieron otras de pantopón, para que pudiera conciliar el sueño...»

El testamento del torero

Dentro de la gravedad que se iba generando, Curro Puya se mantenía lúcido y solicitó a su representante don Francisco Arranz que convocara a un Notario para otorgar testamento. El diario La Libertad de Madrid, relata lo siguiente en su edición del 15 de agosto de 1931:

Personado el notario en el sanatorio, el herido dictó su última voluntad con voz serena. Terminado el testamento, y al querer leerlo el notario, le atajó Curro, diciéndole: No hay que quitar ni poner ni una coma. Tráigalo para firmar. Lo que hizo con pulso firme. Francisco Vega nombró herederos universales a sus padres. Deja una pequeña cantidad en dinero. Con los primeros ahorros que consiguió compró una casa, que regaló a sus tres hermanos casados, que son quienes la habitan; después compró otras tres casas, las tres en Sevilla, y situadas en las calles de Santa Patrona 43; plaza de la Mata, y la que él habitaba en la calle de San Jacinto, 85. También deja una manda para que un sobrino suyo a quien la familia llama «Currito» pueda estudiar una carrera...

Esa fue la fortuna material que dejó uno de los más puros intérpretes del toreo a la verónica que ha conocido la historia del toreo.

El fallecimiento de Curro Puya

A las siete y media de la mañana del 14 de agosto de 1931, el torero de Triana dejó de existir. Aparte de las lesiones de las cornadas de Fandanguero, su estado se fue deteriorando. Escribe el redactor del diario Ahora:

A consecuencia de la lesión nerviosa, sufrió una retención de orina y, a consecuencia de ésta, una fístula uretral a nivel del escroto... A todo esto, hay que añadir que este Job de la tauromaquia tenía que estar acostado boca abajo, lo que le impedía descansar apropiadamente... Aun se le produjo otro derrame por la herida de la nalga. Se taponó la herida, pero volvió a producirse la hemorragia a poco de destaponarla... El estado de fiebre constante, unido a toda esta serie de calamitosas complicaciones, tenían al enfermo en un estado de postración muy grande... Luego le aparece la albúmina y se le complica el riñón y el hígado...

En suma, en la jerigonza de los médicos de hoy, bien podríamos afirmar que la causa de su muerte fue una falla orgánica múltiple derivada de las lesiones traumáticas sufridas en la plaza de Madrid.

El 15 de agosto, se verificó la necropsia al cadáver de Francisco Vega de los Reyes. Esto dijo casi toda la prensa madrileña al respecto:

Ayer mañana, a las ocho, los doctores Crespo y Seguí practicaron la autopsia y embalsamamiento de cadáver. Se han comprobado los enormes destrozos producidos por las astas en el cuerpo del desgraciado torero. La herida de la cadera era profundísima y le atravesaba el peritoneo.

La herida se trató conforme a las técnicas quirúrgicas comúnmente aceptadas en la época y con los medicamentos que se tenían a disposición – no había antibióticos, ni siquiera sulfas – así que el resultado podría calificarse, en retrospectiva, como previsible.

Las reacciones al desenlace

El fallecimiento de Gitanillo de Triana generó toda clase de reacciones de afecto hacia el torero fallecido y su familia. Uno de los hechos notables fue el que los ingresados en el Sanatorio de Toreros que se sintieron en condiciones, pidieron autorización a los médicos para asistir al funeral en Madrid. Dice la nota de El Liberal:

Se ha registrado un caso curioso, que demuestra las extraordinarias simpatías de que gozaba el diestro entre sus compañeros. Los toreros heridos que se hallan hospitalizados en el Sanatorio de Toreros y que se encuentran en estado satisfactorio pidieron permiso a los facultativos para rendir el último homenaje a su amigo Gitanillo, y algunos de ellos estuvieron esta mañana orando ante el cadáver del malogrado artista. Entre éstos se encontraba el banderillero Manuel Prieto (Varé), que resultó herido gravísimo en la misma corrida en que sufrió la cogida que le ha causado la muerte a Gitanillo de Triana.

Por su parte, Federico Morena, en el Heraldo de Madrid, reflexionaba lo siguiente:

¿Por qué usaba el remoquete de Gitanillo de Triana? Es, realmente, inexplicable, puesto que tenía un nombre de una sonoridad eminentemente faraónica: Francisco Vega de los Reyes, y un apodo de sabor netamente taurino: Curro Puya.

Hace poco me decía su representante en Madrid, el bueno de Paco Arranz, que sentía verdadera veneración por su pobre amigo:

- Urge que desaparezca de los carteles el seudónimo Gitanillo de Triana. Tiene «jettature». Yo creo firmemente que todas las cosas malas que le suceden a Curro, es por usarlo...

La corazonada de este hombre, todo corazón, se ha cumplido, Gitanillo de Triana tenía, efectivamente, «jettature».

Antonio Conde

Escribe Antonio Díaz Cañabate:

No creo que ningún magnate del mundo, por muy poderoso que sea, pueda tener nunca a su lado un servidor de las condiciones excepcionales y valiosas de un mozo de espadas. Hablo, claro está, de los verdaderos mozos de espadas, porque ya sé que en planeta de los toros abundan los pícaros que a todos los menesteres taurinos llevan su picardía. Un auténtico mozo de espadas es el hombre de confianza del matador y algo más: sus pies y sus manos. Un torero puede prescindir de mucha gente que le rodea en la plaza y fuera de la plaza, pero jamás de un mozo de espadas.

Antonio Conde era el mozo de espadas de Curro Puya. Y desde que se puso el terno gris perla y plata – llamado miércoles de ceniza por los gitanos – el último día de mayo del 31, hasta la hora en que exhaló el último suspiro, no se desprendió del lado de su torero. Fue la única persona que siempre estuvo junto de él. Escribe Gregorio Corrochano en el ABC madrileño del 15 de agosto de 1931:

Merece destacarse este caso de Antonio Conde. Le acompañó a la enfermería el día 31 de mayo, y a su lado estaba todavía esta mañana del 14 de agosto, cuando la muerte llegó. Tiene las piernas hinchadas de no acostarse. No sabe ya lo que es dormir en un lecho. Y a un hombre así se le llama mozo de estoques. Esto quiere decir que mozo de estoques es algo más de lo que su nombre indica. Es el íntimo, el confidente, el criado amigo y cordial, el que se alegra con los éxitos y sufre con las desgracias, el que le lleva a la enfermería, y le asiste en el hospital, y no se separa, ni se acuesta, no vaya a entrar la muerte mientras él duerme. Y a esto, a un hombre así se le llama mozo de estoques...

El mozo de espadas no concreta su labor meramente a entregar los estoques al torero o a ayudarlo a vestirse en la soledad de la habitación del hotel. La descripción que hace Corrochano es bastante amplia y completaría este apartado con una reflexión de Conchita Cintrón escrita en 1973:

Qué poco se ha dicho del mozo de espadas. Y, sin embargo, sin él no sería igual la fiesta. De los años pasados en el ruedo, lo que más extraño es su presencia amiga y dedicada; su figura ejemplar de fiel servidor. Y es que servir es un arte. Y cuando hemos sido bien servidos, jamás podemos olvidar la deuda contraída con quien nos sirvió…

Es por eso que hago este aparte, para recordar la real abnegación de Antonio Conde por servir a su torero, hasta el momento final.

1931, un año teñido de sangre

El año de 1931 fue un calendario sangriento en las cosas de los toros. Por heridas por asta de toro murieron el 30 de junio Sotito banderillero, en Haro, La Rioja; el novillero Miguel Olza Vaquerín el 1º de agosto en Madrid, donde era tratado de una cornada recibida en Calasparra; otro novillero, Manuel López Regional, el 10 de agosto, también en Madrid, a causa de una herida sufrida en Tetuán; el banderillero Francisco Llopis, el 16 de agosto, en Madrid, fue herido en Parla, Toledo; Isidoro Todó Alcalareño II, el 23 de agosto, en Madrid; Manuel Crespo Crespito banderillero, el 22 de octubre, en Madrid y fue herido en Torrelaguna. A estos funestos resultados, bien podemos sumar la defunción de Carmelo Pérez, el 18 de octubre en Madrid, herido en México el 17 de noviembre de 1929.

Ocho toreros fallecidos a causa de las cornadas de los toros en un año. 

Una aclaración oportuna para quintacolumnistas y también para aficionados

Corre la versión, como verdad sabida - incluso en la afamada enciclopedia de internet - de que el percance de Curro Puya se publicó a todo trance en las primeras planas de los diarios madrileños al día siguiente de ocurrir y de que la nota de su fallecimiento mereció en su momento meras gacetillas. Nada más falso. La información pertinente ocupó los debidos espacios en las páginas dedicadas a la fiesta en los diarios e incluso, en el que se ufanaba de no dedicarle una sola línea - El Sol -, se vio precisado a ocuparse del tema. 

Es sencillo querer desinformar para desprestigiar. Pero afortunadamente allí están los archivos y las hemerotecas que dejan clara la verdad. La prensa madrileña y también la de Sevilla siguieron día a día la evolución de la tragedia de Gitanillo, que en paz descanse.

domingo, 7 de agosto de 2022

El Terrible Pérez

Rogerio García Pérez
Antonio Martín Maqueda
El Ruedo
La primera mención de El Terrible Pérez se produjo en el año de 1903, quizás en los finales de abril o inicios de mayo, cuando se anunció que siendo estelarizada por el cantante cómico Emilio Carreras, se estrenaría la zarzuela – señalada en la cartelera como juguete cómico – lírico – asainetado – obra en lo literario de Carlos Arniches y Enrique García Álvarez y en lo musical, de Tomás López Torregrosa y Joaquín Valverde hijo. La obra tiene como argumento las aventuras y desventuras de Pérez, un incansable perseguidor de mujeres que tenían, para él y para sus maridos, la desventura de ser casadas.

La función de estreno se llevó a cabo en el añorado Teatro Apolo de la capital española el día 1º de mayo de ese 1903 a teatro lleno y era el beneficio de Emilio Carreras. La crítica teatral en los diarios madrileños le dio buen trato, según se lee enseguida:

Escrita la obrilla indudablemente para que Carreras pudiera lucir su mucha gracia, no buscaron en ella los Sres. Arniches y García Álvarez ocasiones en que sacar a plaza sus condiciones de literatos. Quisieron entretener y hacer reír, y esto lo lograron con sal muy en terrón, pero en tal medida que «El terrible Pérez» alcanzó un éxito, no sólo franco, sino ruidoso.... (Ch., en El Imparcial, Madrid, 2 de mayo de 1903)

... «El terrible Pérez» se hará centenario en los carteles, que dará mucho dinero y que los autores fueron aclamados y aplaudidos frenéticamente al terminar la representación, queda dicho lo más interesante.

Emilio Carreras, que celebraba anoche su beneficio, encarnó maravillosamente el tipo de Pérez. que está hecho a su medida, y con justicia fué ovacionado varias veces durante la representación... (A. Melanluche, en El País, Madrid, 2 de mayo de 1903)

Como se puede ver, tanto los autores de la zarzuela, como el intérprete del papel principal de ella, pasaron con sobresaliente nota el examen de la crítica y tan es así, que El Terrible Pérez se ha seguido representando en los teatros de España, como una de las piezas de ese género en que el humor es el eje de su trama.

El Terrible Pérez de los toros

Rogerio García Pérez nació en Lisboa el 8 de junio de 1890. Hijo del auxiliar de farmacia Benito Pérez y Domínguez, originario de Évora, pero hijo de españoles y de Fabiana García Pérez. Le apadrinó en su bautismo don Manuel Pereira Guimarães, el farmacéutico con el que laboraba su padre y el que años después le conseguiría la habilitación para ser el encargado de la farmacia de la plaza de toros de Campo Pequeno.

Por la ocupación de su padre, pronto acudiría a cuanto festejo se daba en la principal plaza de toros de Portugal y así, en el año de 1895, en una tarde en la que el inmenso Guerrita fue herido en ese ruedo, pasó a la enfermería a ser atendido por don Benito, el padre de Rogerio y al no haber sillas suficientes para colocar la casaquilla del Califa cordobés, esta fue colocada sobre los hombros del chiquillo. Cuenta Antonio Martín Maqueda, en el número de El Ruedo fechado el 10 de enero de 1952:

Fue el caso que, por ser cogido en 1895 en aquella Plaza de toros el gran torero cordobés que se llamó Rafael Guerra, “Guerrita”, tuvo que ser asistido en la enfermería, y como en ella no existía más que una cama y una silla – esta deficiencia de las enfermerías aún continúa en muchas Plazas portuguesas –, y ésta fuera necesaria, colocaron sobre los hombros de Rogerio Pérez la casaquilla del gran torero, lo que dio gran satisfacción a su progenitor y a su padrino, el farmacéutico de la Plaza, don Manuel Pereira Guimarães, y fué mirado con veneración por aquellos buenos aficionados del barrio de Doña Estefanía durante todo aquel invierno; hecho que dejara en su psicología profunda huella. Es posible que entonces dijera “Guerrita” aquella frase que nunca olvidan los aficionados portugueses: “Extraño país donde no se permite que los hombres maten los toros, y sin embargo, se deja que los toros maten a los hombres”.

Presenció en Campo Pequeno la cogida y muerte del caballero en plaza Fernando de Oliveira y eso le llevó a alejarse un tiempo de las plazas de toros y se sumergió en las profundidades de la literatura y el teatro, en la compañía de su amigo Mario Sa – Carneiro. En esa época fue cuando conoció la zarzuela que he mencionado al principio. Cuenta Alberto Franco en la revista portuguesa Novo Burladero, en su artículo conmemorando el 40º aniversario del fallecimiento del cronista:

…Del teatro nació el seudónimo que lo popularizó. Mientras circulaba una zarzuela cómica llamada “El Terrible Pérez”, sus amigos comenzaron a llamarlo de esa manera. Rogerio adopta de buena gana el apodo y empieza a firmar con él sus escritos taurinos. Comenzó en 1915, en “Cómicos e Fenómenos. Semanario Taurino & Teatral”, dirigido por Luis Marques Junior, pero al año siguiente se lanzó como director de “Sombra – Sol”, periódico dedicado exclusivamente a la tauromaquia…

Posteriormente llegaría al Diario de Lisboa y en 1925 recibiría la encomienda de entrevistar a Juan Belmonte, quien se reuniría allí con Eduardo Pagés para discutir una posible reaparición en los ruedos vestido de luces. Sigue contando Alberto Franco:

…fue testigo de las negociaciones con el empresario Eduardo Pagés, en Lisboa, que llevaron a la primera reaparición de “El Fenómeno”, en 1925. “Soliloquio” cuenta que Rogerio Pérez “recibió en el «Diario de Lisboa» la encomienda de entrevistar a Juan Belmonte, que regresaba del Perú, y en una cena que el fado prolongó, escuchó la fabulosa propuesta que el empresario Pagés le haría al trianero: ¡medio millón de pesetas por veinte corridas!

Su relación con Antonio Cañero, y la corrida integral

Trabó amistad con el rejoneador cordobés Antonio Cañero y entre 1925 y 1928 se dedicó a acompañarle y apoderarle. Esa actividad le sirvió para escribir El Libro de Cañero, publicado, según sus datos del Registro General de la Propiedad Intelectual dados a conocer en la Gaceta de Madrid del 2 de septiembre de 1927, ese mismo año, por la Imprenta Helénica y tuvo por objeto el refutar una obra de quien, firmando como Pepe Luis, escribiera bajo el título de Cañero no existe.

El acompañamiento de Antonio Cañero no le impidió el participar activamente en la organización de una serie de corridas con muerte que se dieron en Lisboa en el año de 1927 – a las que me referí la semana pasada aquí mismo – y posteriormente en el año de 1933, pues El Terrible Pérez era un convencido defensor de lo que él llamaba la corrida integral. Cuenta Antonio Martín Maqueda en el ya citado número de El Ruedo:

Apartado un poco de los toros por considerar… que la “tourada” era menos verdadera que la corrida integral, de la que, ferviente partidario, ha dado y sigue dando eficientes pruebas defensivas. En este punto ha demostrado sus grandes dotes diplomáticas, porque aun haciendo la contra a la “tourada”, nadie ha podido censurarle. Tal ha sido su equilibrada propaganda aquí donde muchos consideran que el no ser partidario de ella no es ser buen portugués…

Esa afición por la corrida integral, le llevó a participar en la fundación de una Escuela Taurina en Lisboa. Y consiguió con los patronos de ella, llevar de director de la misma nada menos que a Cayetano Ordóñez Niño de la Palma. Cuenta Francisco Montero Galvache en el semanario El Ruedo del 7 de febrero de 1946:

...La Escuela – nos informa Cayetano Ordóñez – ha sido creada por iniciativa de los populares críticos taurinos lisboetas Pepe Luiz y El Terrible Pérez, entre otros notables aficionados, y bajo la protección del Club Tauromáquico de Lisboa y del sector. El sostenimiento de la Escuela correrá a cargo de estos Círculos – cuyos socios contribuyen mensualmente para este propósito - y tendrá el apoyo económico del Sindicato de Espectáculos. Se darán cursos teórico – prácticos, con la colaboración de los toreros retirados Manuel y Alfredo Dos Santos y los ganaderos señores Andrade, Palha, Pinto Barreiro, Moura y Nuncio. Las clases abarcarán toda la temporada, dando comienzo casi siempre en el próximo mes de marzo...

Rogerio García Pérez, el escritor

La obra literaria de Rogerio García Pérez no se reduce únicamente a la crónica de toros. Es además autor de la novela José Luiz El Português, que narra la historia de un joven que toma el camino de España y triunfa allí como novillero y también los libros: Vaya por Ustedes! (1925) colección de crónicas publicadas en la prensa; El Libro de Cañero (1927); Seis estrellas (1925); De Lisboa a Sevilla por los Pirineos (1929); Franco” (1940); ABC da Tauromaquia (1945), Meio Século a Ver Touros (1945) y Siervo de Reyes y Presidentes: de la Monarquía a la República, de D. D. Luís al Sr. General Carmona (1945), que recoge las memorias de Vital Fontes, mayordomo del Palacio de Belém, recientemente reeditado.

El Terrible Pérez falleció en el año 1979. Creo que son pocas las personas que pudieron contar haber visto a cuatro de los cinco Califas del toreo cordobés, pues como he apuntado al inicio, tuvo la fortuna de ver a Guerrita, Machaquito, Manolete y El Cordobés, fuera en su plaza de Campo Pequeno o en alguna de las españolas que tanto frecuentó.

Es así que de esta manera presento a Ustedes a un escritor que no es muy conocido en nuestros días, pero que seguramente tendrá en su obra, interesantes puntos de vista para discutir.