domingo, 30 de enero de 2011

En el centenario de Armillita I

30 de enero de 1946: Armillita, Manolete y Silverio lidian en El Toreo, el último encierro español que se ha corrido en la capital mexicana

Necesaria aclaración

El día 3 de mayo de este año se cumple el primer centenario del natalicio de don Fermín Espinosa Saucedo Armillita, quien resulta ser, a la luz de los hechos, una de las más altas cumbres de la Historia Universal del Toreo. A partir de este día y cuando menos una vez al mes, procuraré ocuparme de alguno de los hechos notables de su paso por los ruedos del mundo, distintos a los que ya he dejado constancia en las virtuales páginas de esta bitácora. Espero que los encuentren de interés y que sirvan para dejar claro que independientemente de que haya un océano entre América y Europa, la Fiesta es una y así debe seguir siendo.

La temporada 45 – 46 en El Toreo

A la reparación de la ruptura de las relaciones taurinas entre España y México, producida en 1936 y la forma en la que se gestó la temporada en la que se dio la corrida que aquí me ocupa, dediqué otro espacio de esta misma Aldea y a él les reenvío. También escribí ya a propósito del impedimento oficial al ingreso de ganado español a nuestro territorio, a causa de una epizootia de fiebre aftosa, así que para aligerar, les pido también, si es el caso, dirijan sus pasos al espacio relativo.

Solamente añadiré que esa temporada 45 - 46 encontraba en puerta, aparte del serial de El Toreo, la inauguración de una nueva plaza de toros en la capital mexicana. La ya bautizada como Plaza de Toros México, con capacidad inicial de 50,000 espectadores – después reducida en un 10% por disposición gubernativa –, manejada por una empresa distinta a la de La Condesa y con la que se iniciaría una competencia en materia de asuntos taurinos en la Ciudad de México, con el Monstruo de Córdoba como eje de ella, tanto así, que el día 22 de abril de 1946, se publicó en el Diario Oficial de la Federación un decreto del Jefe del Departamento del Distrito Federal, Javier Rojo Gómez, limitando la celebración de festejos taurinos a 2 por semana, pues se aducía entre otras cosas, que con más, se afectaba seriamente la actividad productiva y la economía de las familias.

En ese entorno se anuncia en El Toreo un festejo con un cartel encabezado por Armillita, Manolete y Silverio Pérez, para enfrentar un encierro español de origen Murube. Aludo a su origen, dado que en las distintas informaciones que he podido recabar, me encuentro con autores como Guillermo Ernesto Padilla, que aseguran que la corrida era de doña Carmen de Federico, en tanto que Filiberto Mira y Francisco Narbona señalan que los toros fueron de don Luis Vallejo Alba y  por su parte El Tío Carlos simplemente dice que fueron de Murube. Cualquiera que sea el caso, lo único seguro es el origen de los toros, puesto que la familia Urquijo de Federico compró a la familia Murube la ganadería que formaron a partir de ganados de Vistahermosa, vía Arias de Saavedra y en su caso, don Luis Vallejo Alba o compró a doña Carmen de Federico el pie de simiente para formar la suya o como afirma el veterinario Juan José Zaldívar, adquirió directamente de Tomás Murube una fracción de la ganadería de su familia.

Un festejo accidentado

La corrida estuvo envuelta en varios accidentes previos. La presencia de Manolete en las plazas mexicanas representó un revulsivo para las cosas de los toros de este lado del mar. Las entradas para ir a verle se cotizaban a altos precios y las instalaciones para ir a adquirirlas resultaban insuficientes. Me encuentro en el diario El Informador de Guadalajara, la víspera de la corrida, con la siguiente información:

Multa por falta de taquillas. – México D.F., enero 28. – Mil pesos de multa fueron impuestos a la empresa de “El Toreo” por no haber colocado las taquillas que dispuso el Gobierno del Distrito Federal en los terrenos de la plaza, para facilitar la venta de los boletos. Cada semana que pase sin cumplirse, aumentará la multa.

El equivalente en dólares de esa época eran 125 aproximadamente. Y es que las colas que se formaban alrededor del coso hacían imposible la adquisición de las ansiadas localidades. Pero no solo se tomaban medidas gubernativas, el asunto tomó también tintes políticos. Un senador, Vidal Díaz Muñoz, arremetió en contra de las empresas, tanto de El Toreo como de la Plaza México en los siguientes términos:


Continúa la reventa en la Capital. Todas las medidas que se han adoptado, parece que resultan inútiles. – México D.F., enero 29. – El señor senador Vidal Díaz Muñoz, expresó que no se había acabado con la reventa de boletos para los toros, por más medidas que se habían adoptado. Que es vergonzoso que antes de expenderse los boletos en las taquillas oficialmente, la víspera o el mismo día de la corrida, desde varios días anteriores se ven a los revendedores con blocks de boletos en los cafés, peluquerías, clubs y demás sitios de reunión, a donde se trasladó la perseguida reventa de las calles. El senador Díaz Muñoz hace responsable de esta reventa al gerente de El Toreo, Antonio Algara, de quien dijo que era un personajillo que al parecer goza de grandes favores oficiales. También dijo el mismo senador que los precios en la nueva plaza México eran excesivos, lo que demuestra que su dueño, el licenciado Neguib Simón va igualmente por el camino de la especulación y la explotación.
Ese era el ambiente en el que se iba a desarrollar la corrida a la que me referiré enseguida.

Armillita sin los toros de Murube

Al final de cuentas Fermín El Sabio no lidió ninguno de los toros españoles que le hubieran correspondido, sino dos de Zacatepec, de la misma procedencia, pero de origen nacional. En el sorteo se desechó uno de los de Urquijo o Vallejo – según la versión que se acepte – por chico y el cuarto de la tarde fue devuelto por manso, así que acabó enfrentando dos pupilos criados en Tlaxcala por don Daniel Muñoz, quien después de haber intentado fusionar los ganados familiares de origen Piedras Negras con simiente zacatecana de San Mateo que le facilitara su amigo don Antonio Llaguno, se decantó por lo saavedreño, vía Murube, siendo una de las contadas ganaderías mexicanas que se mantuvieron fieles a esa línea de sangre.

¿Cómo fue la actuación de Armillita en esta señalada tarde? Voy a recurrir a la relación de don Carlos Septién García El Tío Carlos, que en el diario El Universal publicó la crónica de la corrida bajo el título Manuel Rodríguez Manolete o la pureza del arte y que de la actuación del Maestro Armillit, destaca lo siguiente:

FERMÍN: El de Saltillo – vestido de paja y oro, como trigo maduro – salió por la victoria. Pase a pase, lance a lance, fue elaborando un triunfo sólido, consciente, sereno; dijérase que Fermín estaba cuidando su tarde con el mismo esmero cariñoso con que se cuida un toro suave y dócil. Fermín quería cortarle las orejas a la tarde... Era ese Fermín distinto que hemos visto desde que llegara “Manolete”: el Fermín que despojado de su profesoral indiferencia ante los retozos más o menos brillantes de sus discípulos, ha encontrado en la solemne presencia del cordobés un estímulo digno para hacer esplender toda la vasta dimensión de su ciencia... Así, el toreo de Armillita ha dejado de ser el monólogo entristecido o la algarabía sofística que solía ser antes, cuando no había quien lo entendiera o cuando, aburrido, apelaba al engaño para recibir algún calor de palmas. Hoy es un diálogo levantado, profundo: diálogo que, en mutua fecundación, se ha entablado entre la plenitud de Fermín y la liturgia de Manuel Rodríguez. Diálogo cuyas frases de clásica prosa imperial están siendo nuestro regalo y nuestro afán... “Número 28”, de Murube, fue el cuarto. Negro, apretado de encornaduras y bizco, astillado del derecho. Chico también, como todos los de esta tarde. Salió trotón; luego se puso abanto; después se dio a revolver al revés. Por fin, se mantuvo con la cabezota alta... En un derroche de maestría, Fermín lo recogió, lo hizo humillar y luego se lo pasó en varios lances seguidos. Lo que se llama corregir los defectos y luego torear con lucimiento... Vinieron las varas y el toro salió suelto... Luego, el toro hizo asco y por evidente mansedumbre, fue devuelto... En sustitución apareció un toro de Zacatepec, negro bragado, chico y sacudido... Tres varas y el toro salió suelto... Como preludio, un pase de costado; un pase alto y un natural y otro pase por abajo... Luego se lo llevó a los medios. Y allí trazó cinco pases naturales, dos de ellos muy buenos, los otros con ligero enmiendo... Un pase alto; otro de pecho, y de nuevo por abajo. El animal huía por momentos. Además, había necesidad de acosarlo para que embistiera. Fermín lo probó así, cuando en un descanso le metió la muleta hasta los propios hocicos y se la agitó varias veces. Como si se lo hiciera al “Caballito”... A fuerza de aguante, Fermín logró tres derechazos muy ceñidos, toreando con el brazo, y un derechazo con remate alto en el que sintió el calor del toro, y en el que aguantó un gañafón... Se marchó el toro a su querencia de toriles. Y allí lo siguió toreando por alto y por abajo. Luego, con pases de tirón, lo sacó de la querencia para volverlo a citar al pase natural; sólo que el toro rehusó la pelea y, huyendo, volvió a las tablas... Allá fue entonces Fermín. Se dobló con él varias veces. Lo volvió a sacar, y el toro se volvió a marchar. Una lucha con el bueyote... Al fin, en la propia querencia de tablas, Fermín toreó en cuatro derechazos magníficos. Al final de ellos pescó por el rabo al manso para hacerlo regresar. Lo dobló varias ocasiones más para igualarlo, y entrando con habilidad, dejó una estocada caída que hizo doblar. Se levantó el toro y al fin cayó definitivamente... La mayoría pidió la oreja. La minoría la rechazó. Fermín, entonces, al igual que Manolete en el toro anterior, hizo un signo diciendo que para él estaba bien ganada. Y se la guardó tranquilamente en la bolsa de la chaquetilla... Y les peló los dientes a los que le chillaban… Vueltas al ruedo, salida a los medios, música maestro... Fermín había cuidado su triunfo con cariño”.

Manolete cortó un rabo esa tarde y Silverio Pérez estuvo discreto. De allí el título de la crónica de El Tío Carlos. No obstante, la actuación de Fermín Espinosa, según se retiene de la relación transcrita, deja en claro que todos los toros tienen faena posible – sobre todo cuando se tiene que defender el sitio que de figura se tiene – nada más es cuestión de sabérselas hacer y de encontrar el terreno en que la misma sea posible, lo que para Armillita era el eje de su tauromaquia, escribiendo con ello una de las páginas importantes de su historia.


Espero que disfruten esto, como yo lo he hecho al prepararlo.

domingo, 23 de enero de 2011

¿Hacia un nuevo Pacto de Texmelucan? (II/II)

La Temporada Relámpago


La imagen habla por sí sola
 La gestión de Torres Caballero concluyó el 10 de marzo de 1940. Para entonces ya estaba constituida la sociedad Unión Taurina S. de R.L., mediante la cual, los ganaderos del Pacto de Texmelucan se constituyeron en empresa de El Toreo, designando como Gerente al ganadero de Quiriceo, Jorge Jiménez del Moral. Esa sociedad ofreció una Temporada Relámpago, que inicialmente constaría de 7 festejos, pero que como su antecesora, terminó una corrida antes de lo originalmente anunciado.

Los toreros que harían breve serial, que se desarrollaría entre el 24 de marzo y el 28 de abril de 1940, serían Fermín Espinosa Armillita, Jesús Solórzano, Alberto Balderas y Silverio Pérez, que se enfrentarían a encierros de Piedras Negras, La Laguna, La Punta, San Diego de los Padres, Coaxamalucan y Rancho Seco. Es en esta temporada es cuando Silverio Pérez se encuentra con Pizpireto de La Punta y realiza una de las más recordadas faenas de su historia en los ruedos.

La Temporada 39 – 40 y la Relámpago se realizaron con llenos en todos sus festejos. La primera inició animosa y conforme fue avanzando, esa alegría de la afición se transformó en animosidad hacia los hermanos Llaguno y Lorenzo Garza principalmente, a quienes culpaban del fracaso de ella. Por su brevedad, la segunda transcurrió con el gusto de la afición, que después de 14 fechas, esperaba ver a los toreros preteridos en la anterior y disfrutó de la presencia y del juego de los toros de las ganaderías de Tlaxcala, de La Punta y de San Diego de los Padres, que superaron con mucho el promedio de lo que se apreció en la anterior.

Al final de cuentas, para 1941 los bandos se reunificaron, pues entendieron que ninguno de los dos tenía la fuerza suficiente para echar fuera al otro, aunque quizás las oposiciones personales tardaron más en darse por terminadas.

El golpe de mano de don Antonio Llaguno

¿Cuál fue la motivación de don Antonio Llaguno para apostar en la forma que lo hizo en la temporada 1939 – 40? Creo que encontraremos algunas respuestas en el siguiente desarrollo que hace Luis Niño de Rivera en su obra Sangre de Llaguno:


...Había sin lugar a duda ganaderos de prosapia y de prestigio que dominaban el panorama nacional, como los González de Piedras Negras, los Barbabosa de Atenco, Santín y San Diego de los Padres, don José María González Pavón de Tepeyahualco, y los de la Peña de El Cazadero, entre no muchos otros... Los Llaguno naturalmente no pertenecían a la grey taurina de esos tiempos, eran unos intrusos propiamente, sin abolengo dentro de la fiesta brava, que de buenas a primeras querían irrumpir en el medio sin mayor legitimidad... Para el 16 de octubre de 1930, fecha en la cual se reunieron doce ganaderos de bravo, representando once hierros, con el propósito de formar una asociación civil, que a la postre llevó el nombre de Unión de Criadores de Toros de Lidia A.C., Antonio y Julián Llaguno gozaban de un elevado prestigio como criadores. La decisión que tomó Antonio fue de no formar parte de esa asociación civil, puesto que en su opinión no tenía nada que compartir con los demás ganaderos, ni había olvidado los menosprecios y malos tratos recibidos... No solo nunca ingresó a la unión, sino que poco antes de morir pidió a su hijo y a su hermano que nunca lo hicieran...


Publicidad de los logros ganaderos, no
de lidia de don Antonio Llaguno
 Esa falta de empatía con los que les antecedieron en el inicio de la crianza del toro de lidia en México por una parte y por la otra, el hecho de que don Antonio y don Julián Llaguno iniciaban una nueva forma de llevar una ganadería brava, apoyados en los conocimientos obtenidos en el manejo de ganado de abasto y lechero, actividad en la que también sobresalieron, son los que le motivaron en un inicio a mantenerse fuera de la Unión de Criadores, aunque habrá que dejar claro que por su parte, en 1938 auspició la formación de la Unión Mexicana de Ganaderos de Reses Bravas, en la que aparte de San Mateo y Torrecilla participaban las ganaderías de Torreón de Cañas, Carlos Cuevas, Lorenzo Garza, Heriberto Rodríguez y Ayala entre las más destacadas, dándose la temporada 39 - 40 con las 5 primeras la temporada en cuestión.


Entonces, me parece que la apuesta no era tanto el signo de una lucha por el poder en la fiesta, sino un intento de obtener el espacio que correspondía a una nueva manera de llevar la ganadería mexicana, menos dejada al azar y más apoyada en lo que las ciencias zootécnicas y pecuarias tenían dispuesto hasta ese momento, un espacio que don Antonio creyó que estaba listo en ese momento.

Luis Niño de Rivera afirma que don Antonio Llaguno salió airoso del trance, pero la historia nos demuestra que pasarían aproximadamente tres décadas para que su concepto en la crianza del toro acabara por imponerse, pues es prácticamente hasta la década de los setenta del pasado siglo, cuando las ganaderías que descienden del tronco San Mateo acaparan el gusto de los toreros y las que en su día formaron el Pacto de Texmelucan, pasan a un plano más discreto.

La situación en nuestros días

Resulta curioso que en el grupo de ganaderos que sostienen la candidatura de José Arturo Jiménez Mangas se encuentre la médula del grupo de los que importaron simiente española en la década de los noventa o adquirieron de ella después de traída al país, proponiendo con esa importación una nueva manera de criar al toro de lidia en México.

Ese grupo de ganaderos, por encaste, son los siguientes:

Domecq: Benigno Pérez Lizaur – Santa María De Xalpa; José Antonio González Esnaurrizar – El Grullo; José González Dorantes – La Joya; Octaviano García Rodríguez (Hijo) – Los García; Juan Pedro Barroso Díaz Torre – Jaral De Peñas y Villa Alegre.

Santa Coloma - Buendía: José Arturo Jiménez Mangas – San José y El Rosedal; Eduardo Martínez Urquidi – Los Encinos; Jorge Medina Ibarra – Medina Ibarra; José Chafik Hamdam Amad – San Martín.

Atanasio Fernández: Ramón Álvarez Bilbao – Barralva.

Murube: Sergio Hernández González – Rancho Seco.

A estos ganaderos se suman otros de notable presencia en el campo bravo mexicano, como los señores Marco Antonio González Villa de Piedras Negras; Fernando de la Mora Ovando de Fernando de la Mora; Germán Mercado Lamm de Montecristo y Cieneguilla; Javier Sordo Bringas de Xajay y Villar del Águila; Marcos García Vivanco de San Mateo, San Marcos y San Lucas, los sucesores de Felipe González González de Coaxamalucan, Roberto Gómez Canobbio de Teófilo Gómez y Galindo y Pedro Garfias Sitges de Garfias entre los más destacados.

Como se puede ver, la médula del grupo que impulsa la candidatura del ganadero de San José está conformada por varios de los más destacados criadores mexicanos de este momento, lo que me sugiere que el gobierno de la Asociación de Criadores y quizás la manera de hacer las cosas en la fiesta aquí en México está por llegar a un punto de inflexión en el cual, las cosas pudieran mantenerse tal cual están o cambiar de una manera radical, no al extremo de los años 39 y 40 del siglo pasado, pero sí en una manera similar, dado que hay algunas circunstancias que se asemejan.


La afición recriminaba la reiterada presencia de Garza y
El Soldado en los carteles
 En primer término, los ganaderos que apoyan la candidatura de José Arturo Jiménez Mangas, al aceptar que la simiente nacional requería al menos ser refrescada con sangre española, implícitamente proponen una nueva forma de criar al toro de lidia en México. Esta actitud guarda cierto paralelismo con la de don Antonio Llaguno de hace 71 años, cuando creyó que estaba en la posibilidad de demostrar que los tiempos habían cambiado y que las cosas deberían hacerse de una forma diferente a la que venían haciéndose desde décadas atrás.

En segundo término, aunque no hay conflictos legales por la tenencia de la principal plaza de la Capital de la República en sí, pero en la actualidad, la sociedad que hace empresa en la Plaza México y su principal cabeza visible enfrentan problemas judiciales de tipo fiscal, aun sub – iudice, pero problemas legales al fin, que como en 1939 – 40 podrían generar un vuelco en la manera en la que ese escenario se maneja.

Y aparte, aunque la reacción es diferente, la afición está descontenta con la forma en la que las cosas de los toros les son ofertadas, tanto en el aspecto de promoción empresarial, como en el de la manera en la que el toro se comporta en el ruedo en los últimos años. Hoy la afición no llena la plaza y protesta, simplemente no acude más que a los festejos que en el papel son los más señalados.

Quizás esos son los motivos que impulsan a los ganaderos que secundan la candidatura de Jiménez Mangas para ocupar la Presidencia de la Asociación de Criadores de Toros de Lidia, la visión en ellas de una oportunidad de cambiarlas y de dar un nuevo rumbo a la fiesta de toros en México.

Lo que pudiera esperarse

José Marrón Cajiga está físicamente disminuido. Llega este domingo 23 de enero a la Asamblea de los ganaderos en condiciones precarias de salud tras de pasar por una cirugía que por la descripción que él mismo hizo a los medios – y por lo que mis amigos cirujanos me refieren de ella – fue una reparación de una hernia hiatal, lo que requiere un extenso periodo de recuperación. Aún así, ha anunciado que irá por la reelección en su cargo.

La duda aquí es, si logra la reelección, sus condiciones de salud le permitirán mantenerse al frente de los asuntos de la agrupación, o sí una vez logrado su objetivo, tendrá que retirarse a convalecer y dejar sus responsabilidades en manos del resto del Consejo Directivo. Esto puede, al final de cuentas, convertirse en un hándicap en su contra a la hora de la toma de la decisión por los votantes, pues todo indica que no estaría en condiciones de garantizar su presencia en la dirección de los asuntos de la Asociación de manera personal, al menos por un tiempo.

En conclusión


La recepción de la afición a Balderas y
Solórzano en la Temporada Relámpago
 Las similitudes de lo sucedido en 1939 y 40 con la actualidad no son absolutas. No creo que los criadores de toros de lidia se fragmenten en dos grupos antagónicos capaces de dividir a la fiesta, así como tampoco existen toreros con la fuerza suficiente para por ellos mismos, atraer a la afición sin necesidad de los demás – nacionales y extranjeros – de tal manera que esos factores pueden excluirse.

La única y principal circunstancia que coincide con aquellos tiempos, es el intento de proponer una forma nueva y diferente de criar toros de lidia. Un grupo emergente de ganaderos, pero en esta oportunidad apoyado por varios criadores de gran prosapia, intenta acceder al gobierno de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia, para desde allí, impulsar esa nueva visión.

Aquí el cuestionamiento es: ¿tendrán los seguidores de Jiménez Mangas el suficiente tirón al interior de su agrupación para lograrlo?

La respuesta no la conozco, pero sí estoy seguro, como aficionado, que ya es tiempo de que en las plazas se vea mayor variedad genética en el ganado que se lidia y la emotividad que genera la bravura del toro, misma que, hace muchos años solo vemos esporádicamente.

domingo, 16 de enero de 2011

¿Hacia un nuevo Pacto de Texmelucan? (I/II)

El pasado 13 de diciembre se dio a conocer el siguiente comunicado:


BOLETÍN DE PRENSA. – México D.F. a 13 de diciembre de 2010. – Atención: Don José Marrón Cajiga / Presidente de la ANCTL. – Miembros de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia A.C. – Medios de Comunicación. – PRESENTE.

Estimados Señores: Por medio del presente, les informo que un grupo de ganaderos interesados en su Asociación, en la sustentabilidad de la fiesta de los toros, y en particular, de la productividad de la ganadería brava, me manifiestan su apoyo para que participe en las próximas elecciones para Presidente y Consejo Directivo en el marco de nuestra Asamblea anual a celebrarse en Guadalajara Jalisco el próximo 28 de Enero.

Es por esto que he decidido integrar y presentar una planilla con el compromiso personal de dedicarle todo mi esfuerzo para llevar a buen término los objetivos planteados en nuestra plataforma electoral, actualmente en proceso de análisis y desarrollo, con base en los siguientes puntos:

- Servicio a los Asociados en materia administrativa, sistemas, fiscal, promoción, abasto y gestiones ante todas las dependencias de gobierno.
- Transparencia y descentralización de las gestiones de administración.
- Defensa y fomento de la fiesta.
- Continuar con los trabajos del libro genealógico de pureza de raza.

Invitamos a todos nuestros compañeros ganaderos a que se sumen a enriquecer los planes y objetivos para elaborar el plan de trabajo que seguiremos, para tal efecto, los mantendremos informados e invitaremos a las juntas de trabajo que para estos efectos llevaremos a cabo previos a nuestra Asamblea de Guadalajara.

Atentamente

Firmado: José Arturo Jiménez Mangas. Ganadero de San José.
La respuesta del actual Presidente de la ANCTL, José Marrón Cajiga, titular de los hierros que van a su nombre y de San Diego de los Padres, se produce dos días después en una entrevista grabada que le realizó Juan Antonio de Labra, manifestó entre otras cosas lo siguiente:
Yo creo que los tiempos han ido cambiando y definitivamente están en todo su derecho de anunciar el buscar la mesa directiva para las próximas elecciones que serán el 28 de 2011 en la ciudad de Guadalajara... lo único que sí... se nos hizo un tanto precipitado y sentimos que no se respetaron ni las fechas, ni las formas... ¿Por qué decimos que no se respetaron las fechas y las formas? Todo el mundo sabe que hay una propuesta para que se celebre la convención o la asamblea en la ciudad de Guadalajara el 28 de enero, pero la convocatoria no ha sido emitida y no ha salido todavía de las oficinas de la Asociación. Entonces, si no hay una convocatoria, se nos hizo raro que ya haya una mesa directiva y que incluso en algún medio impreso saliera una fotografía diciendo que eran los próximos directivos de la Asociación. Por lo demás, están en todo su derecho y qué bueno que lo están haciendo con esa apertura.

Normalmente, desde los años cuarenta, todos los presidentes de la Asociación se han reelegido y han hecho una gestión de cuatro años en lugar de dos, exceptuando, si no me falla la memoria, solo don Raúl González y el Licenciado Lugo Verduzco no habían repetido en el puesto… en muchas reuniones, con muchos ganaderos, al visitarlos en la provincia, precisamente en Aguascalientes, en una comida, yo les externé que a lo mejor no me reelegía… pero dadas estas circunstancias, he tomado la decisión con todo mi equipo de trabajo y con toda la gente que ha estado conmigo, de cerrar filas y de sí buscar la reelección el próximo mes de enero… Yo en este momento seguiré haciendo la depuración que se ha estado haciendo estos dos últimos años…
José Arturo Jiménez Mangas, titular de los hierros de San José y El Rosedal, es uno de los ganaderos mexicanos que junto con Pepe Chafik y Eduardo Martínez Urquidi impulsaron la reapertura a la importación de ganado de lidia español para simiente en la mitad de la década de los noventa, proponiendo con ello una nueva manera de criar toros de lidia en México.

Ello que me sugiere que el gobierno de la Asociación de Criadores y quizás la manera de hacer las cosas en la fiesta aquí en México está por llegar a un punto de inflexión en el cual, las cosas pudieran mantenerse tal cual están o cambiar de una manera radical. Por ello es que el estado que guardan en la actualidad me sugieren en alguna medida, lo que sucedió en 1939, cuando se produjo lo que se conoce en la historia como el Pacto de San Martín Texmelucan, lo que paso a contarles enseguida.

El Pacto de San Martín Texmelucan

Desde quizás la mitad de la década de los treinta del Siglo XX, la propiedad de la Plaza El Toreo, que correspondía a la sociedad El Toreo S.A., tenía iniciados diversos litigios para recuperar la posesión del inmueble de la Colonia Condesa de manos de las diversas personas y entidades que la explotaban. Una de ellas era Espectáculos Taurinos S. de R.L., cuya cabeza visible era el Licenciado Jesús Torres Caballero. La carrera política de este último – era Diputado Federal – y el desgaste que producía la constante defensa de la tenencia de la plaza ante los Tribunales, le comenzaron a producir dificultades para manejar adecuadamente sus negocios taurinos. Tanto así, que comenzó a ceder en plena temporada la plaza a distintos empresarios, a efecto de completar el número de festejos ofrecidos dentro del derecho de apartado. Esa es la historia por ejemplo, de las corridas que organizaron Dominguín y el Coronel Manuel Escalante en 1938 con los encierros españoles que trajo don Domingo y entre los que venía el famoso Tapabocas de Coquilla.

El Toreo de la Condesa, obra Margaret Bourke White y pertenece
al acervo de la revista LIFE, archivado en Google
Esta versión parece confirmarla el propio Coronel Escalante, que en entrevista concedida a Carmen Torreblanca Sánchez Cervantes, publicada en el número 219 de La Lidia de México, aparecido el 14 de febrero de 1947, dijo lo siguiente:

…Dominguín para mi gusto, es el mejor empresario de toros… dábamos las temporadas enjuiciados por el Dr. Luna, quien nos peleaba el derecho de arrendamiento sobre la plaza, logramos, merced a carteles que entusiasmaban al público… al fin ganamos el litigio en tercera instancia en la Corte, más diez días después de que ésta falló en nuestro favor, un decreto presidencial del General Cárdenas manifestó que la Beneficencia Pública era la única autorizada para manejar, dentro de la Capital, la fiesta taurina… Para el año 1938 Dominguín y yo dimos cinco corridas con ganado español que vino de María Montalvo, de San Fernando, de Coquilla y de Parladé… Terminó más tarde el Chato Padilla su gestión y tomó la Gerencia el Lic. Torres Caballero, dentro de cuya actuación todavía dimos combinando con él, tres festejos y dos más por nuestra exclusiva cuenta.

Concluido ese periodo, los co – propietarios de la plaza, “Inversiones Prediales”, representada por doña Amada Díaz de De la Torre, Fernando Romero Quintana, Lic. Antonio Pérez Verdía y el señor Toledo que había comprado la parte que correspondía a Isidoro de la Torre, dieron el contrato al Dr. Gaona, quien formó sociedad con Anacarsis Peralta…
Dentro de ese ceder la plaza para concluir las temporadas, resultaba luego que no se cumplían contratos con toreros, ganaderos y al cabo de un par de años de esa clase de componendas de la empresa constituida con las temporales, se produjo una ruptura que redundó en el referido Pacto, además de que, conforme a los que celebraron el mismo, se dieron otras anomalías, según se lee en la nota publicada en el semanario El Redondel – sin expresar su fecha – y recopilada por Guillermo Ernesto Padilla en su Historia de la Plaza El Toreo, que dice lo que sigue:


…Muy movida ha sido la semana en acontecimientos taurinos, que podríamos llamar de entre bastidores, siendo la nota sensacional la que dieron ayer varios diestros famosos y la Unión de Criadores de Toros de Lidia, al firmar un pacto para no aportar su contingente a la empresa Torres Caballero, en virtud de que esta, el año pasado, tuvo notorias preferencias para ciertos diestros y determinados ganaderos, política que, según todos los indicios, se piensa seguir durante la temporada en puerta.

Así las cosas, Fermín Espinosa ‘Armillita’ telegrafió a Alberto Balderas y a Jesús Solórzano, que se encontraban en León, para que vinieran a México, habiendo celebrado una junta los tres, más el representante de Silverio Pérez, junta en la que acordaron no contratarse con la empresa Torres Caballero, en virtud de que esta obró el año pasado en favor de ciertos elementos, perjudicando a otros, como lo prueba el hecho de que ‘Armillita’ le aceptó la rescisión de su contrato; de que a Balderas se le quedó a deber una corrida, y de que a Solórzano le dejó fuera de la temporada sin razón alguna para ello…
A más de lo anterior, se acusaba a Torres Caballero de preferir a los toros de los hermanos Llaguno y a Lorenzo Garza y a El Soldado para armar los carteles más rematados de las últimas temporadas.

La temporada 1939 – 40

Las tres primeras ganaderías que lidiaron la temporada 1939 - 40
Los hechos anteriores motivaron que se diera en dos partes. La primera, organizada por la empresa de Torres Caballero contaría con encierros de San Mateo, Torrecilla, Lorenzo Garza – debutaba como ganadero –, Carlos Cuevas y Torreón de Cañas y con los diestros Lorenzo Garza, Luis Castro El Soldado, Paco Gorráez, Fermín Rivera, José González Carnicerito, David Liceaga y Luciano Contreras. Para completar el elenco, recibirían la alternativa Ricardo Torres y Alfonso Ramírez Calesero y la confirmaría Eduardo Solórzano.

Esa temporada constó de 14 corridas, pues la décimo quinta ya no se dio por un conflicto entre la Unión de Matadores y la empresa. En ella el peso ganadero lo llevaron San Mateo y Torrecilla que enviaron 75 toros de los 132 lidiados (47 y 28), con resultados que rayaron en la irregularidad en cuanto a juego y en lo tocante a la presentación, evidentemente predominó lo impresentable. En cuanto a hazañas de los diestros, tampoco hay mucho que contar, pues cuando falta el toro, todo lo demás también está ausente.

La próxima semana concluiré con estos apuntes.

domingo, 9 de enero de 2011

9 de enero de 1944: Silverio y Cirilo de Matancillas

Cuando a un torero se le pregunta acerca de la que haya sido su mejor o su más grande faena, su opinión coincidirá en la mayoría de los casos con la de gran parte de la afición y de la prensa, pues seguramente será una de esas obras calificadas de imperecederas en las que el diestro salió de la plaza con todos los trofeos posibles en la mano y en olor de multitud.

Rarísimos son los casos en los que un torero señale como una de sus grandes obras una que haya pasado desapercibida para la historia. Ese es el caso que les presento hoy, sucedido hace 67 años en el viejo Toreo de la Condesa, cuando Silverio Pérez se encontró con el toro Cirilo de Matancillas y según su decir, realizó lo que para él, fue una de las faenas que más le gustó, dejando al margen a las realizadas a toros como Pizpireto, Guitarrista, Cocotero, Cantaclaro, Guitarrista, Peluquero, Caraba o Barba Azul – todos parte de su historia y su leyenda – y que sin embargo, reconocemos a fuerza de que, ha sido el propio Faraón de Texcoco quien nos la recordó cada vez que tuvo la oportunidad, pues la memoria de la historia no la coleccionó entre las que a su juicio, tuvieron ese dejo de grandeza.

El parecer de Silverio sobre su faena a Cirilo

Decía antes que es el propio torero, en múltiples entrevistas, quien se encargó de dejarnos claro cuál era a su juicio, si no su mejor faena, sí una de las mejores. Recurro, por su inmediatez a la que le realizara don Carlos Septién García, El Tío Carlos, en el año de 1947, primero publicada en el diario El Universal de la Ciudad de México y después reproducida en el número 227, correspondiente al 11 de abril de 1947 del semanario La Lidia de México. En la parte relativa, dice lo siguiente:


...hablando de faenas, le diré que la que me dio el sitio de torero, fue la de Pizpireto de La Punta, un toro grande y fuerte al que toree muy a gusto... Tanguito es el toro más difícil que he toreado... Porque aquél toro era excesivamente suave... Tenía que torearlo centímetro a centímetro, con una suavidad absoluta, porque si modificaba tanto así la velocidad de la muleta, el toro me derrotaba como pasó en los primeros muletazos. Recuerde usted que ni Fermín, ni Velázquez pudieron hacerle quites. Fue por eso...

...Pero la que yo prefiero fue una faena a la que el público no le dio la importancia que a esas. Fue la que hice con el toro Cirilo de Matancillas la tarde del 9 de enero de 1944, toreando con Armillita y Chucho Solórzano... Fue la temporada de la cornada – agregó con cierto dejo –... Cirilo – prosigue – era un toro codicioso y bravo al que había que poderle. Lo toree con mucha limpieza, con mucho desahogo, haciendo cada muletazo a todo mi sabor. Sentí mucho el toreo en esa faena... Me gustó mucho – agrega con una sinceridad espléndida –...

La entrevista del Tío Carlos es a propósito de una despedida que anunció Silverio en la Plaza México al final de la corrida del 16 de marzo de 1947, en la que para lidiar toros de Zotoluca, actuó mano a mano con Lorenzo Garza. Es una pieza periodística de un gran valor, pues hace un repaso por la vida torera del Tormento de las Mujeres, desde el momento en que decide adoptar la profesión de torero y hasta el día en que sin anunciarlo previamente, pretendió dejar para siempre su actividad en los ruedos vestido de luces.



Esa despedida no sería definitiva, pues reaparecería el 21 de diciembre de ese mismo año en El Toreo de Cuatro Caminos, alternando con el mismo Lorenzo Garza y el portugués Diamantino Vizeu, para lidiar toros de Matancillas y el 8 de febrero de 1948 haría lo propio en la Plaza México, alternando con Carlos Arruza y Alejandro Montani, dando cuenta de un encierro de Pastejé. El adiós definitivo quedaría para el 1º de marzo de 1953.


Los recuentos en la prensa de la época

De los documentos que he podido localizar, he encontrado tres relatos de lo ocurrido esa tarde. El primero de ellos, en orden de inmediatez, es el aparecido el día 10 de enero de 1944 – día siguiente de la corrida – en el diario El Informador de la ciudad de Guadalajara, que sobre el particular dice lo siguiente:
Los toros de La Punta no permitieron lucimiento. En la corrida efectuada ayer en El Toreo, en que alternaron Fermín Espinosa "Armillita", Chucho Solórzano y Silverio Pérez. (Por hilo directo) México, D.F. – Enero 9. – La Plaza de El Toreo registró un lleno imponente. Los bichos de La Punta, ahora de Matancillas fueron de mala estampa, sosos, cumplieron con los de a caballo, pero ninguno fue lucido. Durante el paseo hubo palmas para los matadores... En el tercero Silverio no puede hacer nada en el primer tercio. Con la muleta logra una faena Silverista, con los pies abiertos mandando tranquilo con su peculiar estilo. Ovaciones. Sus derechazos se repiten. El terno está mojado con la sangre del bicho. Toda la plaza se encuentra entusiasmada. Nuevos pases asombrosos, entre ellos el trincherazo de Ortega. Hay gritos de entusiasmo. Logra un pinchazo hondo, otro sin soltar de metisaca. Por eso Silverio perdió la oreja que tenía bien ganada, pero da dos vueltas al ruedo... La corrida en general fue aburrida.
Aquí haré una reflexión sobre la última expresión que contiene la crónica del corresponsal de la agencia que transmitía las noticias al diario tapatío con relación al resto de la crónica. Señala que la corrida fue aburrida. Yo más bien creo que la expresión final fue de desencanto. La propia narración del cronista no transmite un festejo aburrido, sino uno que tuvo un gran momento no culminado y en todo caso, la sensación que a eso sigue es el desencanto, no el aburrimiento.

Le sigue en el tiempo el comentario de don Luis de la Torre, El – Hombre – Que – No – Cree – En – Nada, publicado en el número 61 del semanario capitalino La Lidia de México, correspondiente al 21 de enero de 1944, mismo que sobre el particular relata:

…UNA DE CAL POR OTRA DE ARENA. – Silverio Pérez, que con la capichuela se limitara a largar toda la tarde, sin asomo de acierto en momento alguno, se AGIGANTÓ en la faena de muleta en su primer enemigo. Doblándose con él en los primeros muletazos, instrumentados con ese sabor especialísimo que les imprime el texcocano, prosiguió toreándolo ya por alto, ya por bajo, pero en todo momento con el aguante y ligazón tan peculiares en este torero EXCEPCIONAL, aunque exclusivamente derechista. ¡Portentosa fue la faena de Silverio!, como enorme fue la ovación que se le premió, habiendo perdido el corte de la oreja y aún el rabo por la fea manera de estoquear. Tres veces entró a herir en forma que en nada correspondió a su fenomenal trasteo, dando fin al cornúpeta de horrendo chalecazo. ¡Qué desilusión! No alcanzo a comprender cómo un torero poseedor de semejante arrojo al torear, sobre todo con la franela, no quiera exponer lo más mínimo al estoquear. Esto no puede ser por cobardía; pero es el caso que con ello resta mucho mérito a lo que pudiera ser más grandioso, pese a quienes se empeñan a todo trance en pretender quitar el mérito inigualable a lo que fue SUERTE SUPREMA por la belleza y valor que requiere.

El sexto toro de los corridos, enmorrillado y de hermosa lámina, fue merecedor de trasteo semejante al practicado por su matador con el que ocupó el tercer lugar. Pero aquí la decoración cambió por completo, al grado que en parte nos hizo olvidar, aunque fuera momentáneamente, por la impresión final recibida, lo asombroso del toreo netamente silverista con que nos obsequiara “el compadre” mientras duró el postrer tercio en la lidia de “Cirilo” de Matancillas.

A pesar de los soberbios detalles admirados durante la sexta corrida de la temporada, el resultado general no satisfizo a la copiosa concurrencia que abarrotó las graderías de la plaza desde temprana hora.
Don Luis de la Torre captura, a mi juicio, de mejor manera, ese sentimiento que califico como desencanto que provocó el resultado final del festejo, sobre todo, cuando por el mal manejo de los aceros, no pudo homenajear debidamente a Silverio Pérez, tras de su gran obra con Cirilo. Incluso, publica el nombre del toro, lo que me sugiere el gran impacto que la faena tuvo en el escritor y al igual que la crónica aparecida en El Informador, considero que capta y transmite la grandeza de la obra y el impacto que tuvo entre los que la presenciaron.

La relación final que les presento es la que hace El Tío Carlos en la entrevista que cito antes. Tras de dejarnos conocer el punto de vista del torero, el periodista expresa lo siguiente:

…Y junto con él hemos recordado la faena de Cirilo de la que este cronista dijo entonces, que era una de las más toreras de Silverio.

Aquello comenzó en las tablas con tres doblones suaves y un pase de pecho. Siguió una serie doble en la que combinó el pase alto y el de pecho ciñéndose cada vez más. Luego vinieron cuatro derechazos a pies juntos ciñéndose, muy limpios, muy bien ejecutados. Y más afuera lo grande, tres pases con la derecha, abierto el compás, ligando asombrosamente y un orteguista perfecto. Cerró el trasteo con tres pases lasernistas tomando al toro un poco sesgado y recibiendo el derrote a la espalda y con un pase de la firma texcocana.

Y de este toro no cortó Silverio la oreja porque el estoque le arrebató lo premios. Pero la ovación fue grande.

He aquí cual es la faena predilecta de Silverio Pérez...
Quizás porque el análisis lo hizo el propio torero, don Carlos Septién se limita a reproducir el contenido de la faena, pero no deja de señalar que a su juicio, era una de las más toreras del Faraón de Texcoco.

El por qué del desencanto

Aquí, de manera consciente, me meto en un berenjenal y voy a teorizar el por qué la faena de Cirilo se quedó solamente en la memoria y el gusto de Silverio y en la noche de la historia.

La temporada 43 – 44 iba en ascenso y la afición estaba engolosinada con los triunfos que se iban sucediendo, Gregorio García había arrancado una oreja a Vigilante de Santín en la inauguración, que fue la tarde de su alternativa; en la cuarta corrida, El Soldado había cortado el rabo de Rayito de San Mateo y apenas el domingo anterior, el propio Silverio había firmado la obra de Azulito de Torrecilla cortándole las orejas y David Liceaga la de Afinador, llevándose el rabo, lo que incubó una gran expectación en el redondo cartel del 9 de enero, sexto de la temporada.

Cuando ese imponderable – el fallo a espadas – no permitió decorar con apéndices la gran obra, facilitó su caída en cierto olvido para la memoria colectiva y por eso 61 años después, el propio Silverio Pérez le decía al periodista José Mata:

…hubo un toro que incluso ningún apéndice le corté y se llamó Cirilo, un toro de la ganadería de Matancillas. Fue una de las faenas que más me ha gustado, que no me dio miedo, tenía el toro una embestida armoniosa, que no daba la impresión de peligro. Anduve muy a gusto, sin embargo, el público no le dio la importancia que en mi interior como torero se la di, y bueno no trascendió como yo esperaba…
No obstante, los documentos que perpetuaron en su día el hecho, nos dejan ver su grandeza y nos confirman que la apreciación del torero no está exenta de razón, tanto en la magnitud de la faena, como en la escasa trascendencia que en su momento tuvo. Quizás por eso fue que poco más que un mes después, el 13 de febrero de ese mismo 1944, Silverio Pérez se pegó el arrimón que le causó lo que fue la cornada más grave de su carrera, la del toro  Zapatero de La Punta. Pero de eso me ocuparé en otro momento, aquí mismo.

domingo, 2 de enero de 2011

3 de enero de 1954: Manolo Vázquez corta el rabo a un toro de Xajay en El Toreo de Cuatro Caminos

Monumento a Manolo Vázquez
Paseo Colón, Sevilla
Obra de Luis Álvarez Duarte
Ya expresaba en algún otro espacio de esta misma Aldea que Manolo Vázquez tuvo sus mejores momentos en México en El Toreo de Cuatro Caminos, plaza en la que se presentó ante la afición mexicana en la temporada 1953 – 54 y en la que fue uno de los ejes de la temporada allí ofrecida pues actuó en 5 tardes de las 14 que se dieron en ella.

Para la quinta corrida de esa temporada de Cuatro Caminos se anunciaron toros de Rancho Seco, y a los diestros Héctor Saucedo, Manolo Vázquez y Jumillano. La corrida al final fue remendada con tres toros de Coaxamalucan y ni los de la ganadería titular, ni los de la suplente dieron el juego esperado. El torero del barrio de San Bernardo, que esperaba refrendar la buena impresión dejada el 20 de diciembre anterior ante Cartero de Tequisquiapan, se vio precisado a recurrir al regalo de un toro. Estaba como sobrero uno de la ganadería de Xajay, del que no se anunció su nombre – en esos días no se acostumbraba hacerlo en la mayoría de las plazas – y la remembranza que hace Don José – presumiblemente José Octavio Cano – en el ejemplar de la Revista Taurina correspondiente al 6 de febrero de 1966 es la siguiente:


...Se anunciaron toros de Coaxamalucan y Rancho Seco, pero ni con “Estudiante”, el segundo toro de la primera ganadería, ni con “Tejedor”, de la segunda, había logrado el sevillano el éxito de la tarde de su presentación.

Fue con uno de Xajay, la ganadería queretana que entonces pertenecía a los señores Edmundo y Jorge Guerrero, que Manolo lució plenamente, aún más que en su primera tarde ante nuestro público. Si en aquella ocasión causó magnífica impresión por sus características, esta vez triunfó rotundamente, manifestando su torerismo, la alegría de su estilo, el arte luminoso que atesoraba y sus peculiaridades diferentes.

Casi todos los toreros podían verse y siguen viéndose hasta la fecha, a través de un mismo corte y bajo la influencia de una misma norma, confundiéndose en sus procedimientos y en la realización muy semejante de las pocas suertes que le han quedado al arte del toreo.

De ahí que Manolo Vázquez, con la gracia propia de los toreros sevillanos, con el celo propio de un lidiador joven e impetuoso, que salía en pos del triunfo siempre en todas las ocasiones y buscándolo en todos los toros y en cada tarde, hizo que el público se le entregara con todo su alboroto, por el sabor, el aroma y el colorido de su toreo, capaz de arrebatar a los públicos, que lo veían distinto y se dejaban embriagar con el son alegre de sus faenas, con la emoción de su verdad y con la diferente forma y variantes que presentaba.

Armó la escandalera al torear de capa al de Xajay, con cinco lances formidables. Y continuó alborotando a toda la plaza al quitar, combinando las verónicas y las chicuelinas, hasta rematar la serie con una ondulante rebolera.

Y más tarde, desarrolló un faenón indescriptible, ejecutando primeramente los pases por alto, estatuarios y engarzando enseguida los derechazos rítmicos, templados y de ligazón ejemplar. Como acostumbraba, citó de frente, a la manera más clásica, con la muleta pendiente de la mano zurda, desde largo, para correr la mano con suavidad maravillosa en varias tandas de naturales, que se sucedieron entre el escándalo del gentío, que los coreaba ensordecedoramente. Añadió adornos variados, el molinete, el afarolado, los medios pases, el remate por bajo, los cambios de mano, en medio de aquél manicomio en que saltaban millares de espectadores desquiciados, mientras el ruedo se alfombraba de sombreros.

¡Daba gloria ver torear así a Manolo Vázquez! Engarzaba los pases para luego rematarlos con gracia luminosa y desbordante y salir andando, paso a paso, acariciado por las aclamaciones y las dianas. Y para coronar su labor, entró decidido, recto, entregándose y metiendo un estoconazo, que hizo rodar al pupilo de los hermanos Guerrero a los pocos momentos, sin puntilla y con las patas por alto.

Entonces se cubrió de pañuelos toda la torera plaza cuatro caminera y se otorgaron las dos orejas y el rabo, pedido con creciente insistencia. Y vinieron las vueltas al ruedo, una, dos, cuatro, hasta cinco, así como otras tantas salidas a los medios, sin que aquella ovación ensordecedora ni aquella apoteósica escena, pareciera tener fin.
Del resto del festejo, cabe relatar que el saltillense Héctor Saucedo no tuvo posibilidad de lucimiento ante toros deslucidos y Jumillano salió con dos puntazos, uno en el pecho, otro en la cadera  y varias contusiones – según lo reportado por la Agencia Efe y con una cornada en el pecho, según Heriberto Lanfranchi – que le dejó Sultán, de Rancho Seco, sexto de la tarde.

¿Pero cuál es el recuerdo del torero acerca de esta faena? Transcribo lo que le contó a mi amigo Heriberto Murrieta en una entrevista realizada para su sección Jueves Taurino del noticiero 24 Horas del Canal 2 de la televisión mexicana, el año de 1985:

...Guardo como uno de los gratos recuerdos de mi vida profesional como torero el haber sido aquí en México, donde he toreado uno de los toros que yo recuerdo con muchísimo cariño, un toro de la ganadería de Xajay, en El Toreo de Cuatro Caminos, que tuve la suerte de acomodarme con él, de ponernos de acuerdo los dos y al final le corté el rabo. Para mí aquello fue muy importante, fue muy bonito y desde entonces, no he dejado de tener a México presente...
De esta manera Manolo Vázquez había entrado en el gusto de la afición mexicana, aún antes de confirmar la alternativa, pues su presentación en la Plaza México no tendría lugar sino hasta casi dos años después, ya que sería hasta el 11 de diciembre de 1955, en la inauguración de la temporada 1955 – 56 cuando Juan Silveti, en presencia de Jaime Bolaños le cedería al toro Bandolero de Tequisquiapan. Actuaría 3 corridas en esa temporada y no le volveríamos a ver en La México sino hasta el 12 de octubre 1985, cuando junto con Antoñete vino a torear un festival a beneficio de los damnificados por los sismos que casi destruyó la Ciudad de México el 19 de septiembre anterior, junto con Alfredo Leal, Joselito Huerta, Jaime Rangel y Eloy Cavazos.

Como podemos ver, la historia de El Toreo de Cuatro Caminos tiene muchos y grandes episodios que merecen ser contados. Este es uno de ellos, cuyo recuerdo me han despertado la propia efeméride y una hermosa viñeta de Enrique Martín, que pueden ver aquí.

Apostilla final

Esa temporada de El Toreo coincidirá con la 53 – 54 de la Plaza México y el mismo domingo 3 de enero de este último año, se ofreció en la plaza más grande del mundo, una corrida a beneficio de la Asociación de la Protección de la Infancia, en la que actuaron Rafael Rodríguez, Jesús Córdoba, El Ranchero Aguilar, Calerito, Pedrés y Antoñete para lidiar toros de Pastejé. Esa tarde Pedrés cortó la oreja de Gitanito, 5º de la tarde; Antoñete la de Giraldillo, el que cerró plaza y Jesús Córdoba escribió una de las páginas más importantes de su historia en los ruedos ante el segundo de la tarde, Estanquero, del que también se llevó la oreja. Lo que también es relevante aquí es que la Plaza México estuvo llena, al igual que El Toreo.

De este asunto del Maestro Córdoba con Estanquero, ofrezco ocuparme en otro tiempo y en otro lugar de esta misma Aldea.

Post - scriptum: El subrayado en la remembranza de Don José, es imputable solamente a este amanuense.