domingo, 31 de octubre de 2010

Un plan de choque para Barcelona

Plaza Monumental de Barcelona
Fotografía de chicadelatele
La legislación catalana que impide la celebración de corridas de toros entrará en vigencia plena el día 1º de enero del año 2012, lo que implica que queda un año completo, con su temporada taurina implícita como periodo de transición para esperar, entre otras cosas la resolución del Recurso de Inconstitucionalidad planteado por la fracción parlamentaria del Partido Popular en el Senado de España el día 28 de octubre pasado. Aunque ya algún vocero oficioso de la Administración socialista dejó entrever que la cuestión judicial podría tardarse cuatro o cinco años en resolverse – quizás aplicando aquella fórmula de que las cosas de Palacio caminan despacio… – no se debe dejar la solución de la problemática a la resolución del caso en los tribunales y esperar que mágicamente, la probabilidad de que el traspaso de ciertas potestades al Ministerio de Cultura, resuelvan la compleja problemática que vivirán Cataluña y la Fiesta en 2011.

Se requiere además, creo, el preparar el terreno para resistir la batalla legal que vendrá a partir del 31 de diciembre de 2011, en el caso de que el Tribunal Constitucional no resuelva antes de esa fecha el Recurso planteado por los senadores del PP y otras cuestiones, que si bien no tienen tinte político, sí tienen relación directa e inmediata con la conservación y fomento de la afición en Cataluña y su principal bastión, Barcelona, mismos que puedo resumir en los siguientes puntos:

1. La empresa debe ofrecer a la afición de Barcelona principalmente, sin depender de la confluencia de público y aficionados de otras ciudades, regiones o países, una temporada en la que se presenten los mejores y más imaginativos carteles y con los encierros mejor presentados, dejando de lado todas las prácticas empresariales defectuosas que durante años fueron desterrando a la afición local y foránea de las plazas de la Ciudad Condal.

2. Se debe garantizar a la afición de Barcelona, de España y del mundo, que la Plaza Monumental no será objeto de modificaciones que la inutilicen para los espectáculos taurinos o de demolición, razón por la cual, alguien, supongo que podrían ser los mismos senadores que iniciaron el Recurso de Inconstitucionalidad, los que promuevan algún tipo de acción interdictal para lograr esa protección al inmueble. Incluyo en esta propuesta el evitar que caiga en el abandono y en la incuria, como pasó con Las Arenas, que al paso de unos años, su rehabilitación se volvió incosteable.

3. Los magníficos y algunos más, dentro de su programa de generosidad como el que planean mostrar a la televisión del Estado, deberán plantearse comparecer con más frecuencia de la acostumbrada en Barcelona esta temporada en aras de recuperar la plaza con su presencia y demostrar a la afición, sobre todo a la local, que les interesa mantenerla. Y con esto quiero decir que el peso del mantenimiento de la afición allí, no debe caer exclusivamente sobre las hombreras del terno de José Tomás, los demás líderes del escalafón también tienen responsabilidad – y grave – en esto.

4. La revisión de la historia no estaría de más. Don Pedro Balañá Espinós organizaba con frecuencia carteles monstruo, en los que colocaba a tres, cuatro o hasta a cinco de los más cotizados diestros de un momento determinado. Quizás hablar en estos días de corridas de ocho o diez toros sería poco atractivo, pero aún así, se deben ofrecer varios carteles en el curso de esta temporada que rememoren esos acontecimientos que provocaba el viejo Balañá para hacer valer su plaza.
Como pueden ver, son varias las cuestiones que se quedan pendientes para hacer por la Fiesta en Barcelona y en Cataluña. Aquí las que por ahora se me ocurren, quizás Ustedes puedan tener presentes otras más puntuales. Un amigo, residente en Madrid y del que he aprendido muchas cosas – aunque él se resista a creerlo – me dice que aquello está poco menos que muerto. Yo prefiero ser optimista y creer que con un poco de buena voluntad, espíritu organizativo y vigencia del Derecho, las aguas volverán a su cauce.

domingo, 24 de octubre de 2010

Tauromaquia en inglés

Dicen que cuando aquí en México negociaban con Cagancho la posibilidad de que filmara alguna película, los representantes de la compañía cinematográfica americana que hablaban con él le preguntaron si hablaba inglés. La respuesta del torero de la calle del Evangelista fue más o menos en estos términos: ni lo permita Dió… Es una pena que de la historia de esta fiesta, las páginas más socorridas de la memoria de Joaquín Rodríguez Ortega sean las del capítulo de la picaresca, porque en las otras, mucho hay para contar.

Literatura en la lengua de Shakespeare

Pero lo que me tiene aquí este día no es la historia de este torero de Triana, cuya anécdota solo me sirve de pie para iniciar este comentario, sino el hecho de que hace unas semanas David Tuggle, Editor de La Busca, órgano trimestral de difusión de los Bibliófilos Taurinos de los Estados Unidos de América (TBA por sus siglas en inglés), me hizo llegar un ejemplar de los números 306 y 307, correspondientes al Volumen XLVIII de esa publicación que contiene la obra del bibliófilo Farrell Brody dedicada a recopilar la bibliografía existente en inglés sobre la fiesta de los toros.

La Bibliografía resulta ser la continuación y actualización de los trabajos previos publicados en los años 1975, 1989 y 1999 y a más de contener una relación de libros con tema total o parcial dedicado a la tauromaquia, tras de cada ficha bibliográfica, presenta una suscinta relación del contenido de la misma, además de clasificarlos por temática general. La relación del contenido, resulta interesante señalarlo, deriva de las reseñas que los propios miembros de TBA han aportado a La Busca en el transcurso de su historia.

Previo al contenido, se presentan varios análisis del mismo, suscritos por personajes como el novelista Barnaby Conrad, los bibliófilos Ross Phelps (autor de la primera Bibliografía en 1975) y Allen Josephs y el matador de toros en el retiro y hoy catedrático universitario Mario Carrión, quienes desde diversas perspectivas analizan tanto el contenido mismo de la recopilación, como el valor que representa para el aficionado a los libros, el aficionado a los toros y para el mundo cultural en lo general.

El Editor de La Busca agregó al final de la obra una recopilación de cinematografía taurina, tanto de películas dedicadas exclusivamente al tema de los toros, como de aquellas que lo tratan marginal o tangencialmente. David Tuggle refunde en este ejemplar el trabajo iniciado en la década de los noventa, continuado en el año 2000 y actualizado al presente calendario, con una selección y clasificación de cintas de la más diversa temática y procedencia.

Los Taurine Bibliophiles of America


Aunque como ellos mismos lo reconocen, la tauromaquia es parte integrante de la cultura de los pueblos hispánicos, muchos estadounidenses se han aficionado a ella después de leer la obra de Ernest Hemingway o de Barnaby Conrad. A partir de ello, a mediados de la década de los sesenta, Bob Archibald concibió y llevó a efecto la idea de formar una especie de red postal a través de la cual, esas personas que se habían aficionado a la fiesta por medio de la lectura, pudieran intercambiar información y libros acerca del tema. Así nació TBA.

Los miembros de TBA no sostienen reuniones periódicas, dado que se encuentran en los más diversos lugares de la geografía estadounidense y ahora, del mundo. Su principal medio de comunicación es La Busca, que originalmente tenía periodicidad mensual y contenía noticias acerca de nuevas publicaciones y de compra y venta de libros y revistas de tema taurino. Hoy la periodicidad de La Busca se ha ampliado y la atención se centra hacia libros en idiomas diversos al inglés, dado que pocas obras ven la luz en esa lengua en estos tiempos.

De acuerdo con los datos recopilados en la Bibliografía, en la década de 1960 a 1969 se publicaron en inglés 261 libros taurinos o con alguna de sus partes dedicadas al tema de los toros; en las décadas siguientes el número ha ido en descenso y en la inmediata anterior, que cubre del año 2000 al 2009, el total solo llegó a 91, lo que demuestra o la disminución del interés en el tema o la falta de corrección política que representa en estos días.

Mi punto de vista

Lo importante de esta obra reside en que refleja, en estos tiempos revueltos que el interés por las cosas de los toros sigue vigente aún en dónde en principio, no tiene lugar. Esto parece contradecir los múltiples movimientos que se dan en los lugares en los que se supone que es autóctona y en los que debería tener un gran respaldo.

El esfuerzo de Farrell Brody, iniciado en su día por Ross Phelps y traído a la realidad por mi amigo David Tuggle es una obra que considero un referente en esta materia, pues como instrumento de consulta resulta imprescindible, sobre todo cuando se trata de conocer cómo se concibe esta fiesta por aquellos que vienen de una cultura diferente a la que da origen al toreo.

¡Ay, si Cagancho hubiera hablado inglés!

domingo, 17 de octubre de 2010

El retorno de Los siete magníficos

Los Siete Magníficos: lucharon como si hubieran
sido setecientos...
El pasado miércoles, ahora sí, de manera pública – incluso con fotografía y abogado de por medio – y no morganática como lo hizo la señora González – Sinde, cuando estaba en vísperas el suicidio calculado del Senador García Escudero, el señor Alfredo Pérez Rubalcaba, Ministro del Interior del Gobierno de España, recibió a una versión de los Siete Magníficos de la torería para discutir y acordar con ellos el traspaso de las competencias que le restan al Ministerio a su cargo, al Ministerio de Cultura, a cargo de la primera señora mencionada.

Al finalizar el publicitado encuentro, se expresó satisfacción por los de la púrpura y entre lo que dijeron, fue que Pérez Rubalcaba había manifestado su conformidad de traspasar en breve tiempo esas competencias a Cultura. Pronto el letrado y ganadero Araúz de Robles se dedicó a presentar a algunos medios una ruta crítica del traspaso y a expresar su esperanza de que el inminente año 2011 se inicie con los asuntos de la Fiesta regidos por el Ministerio de Cultura y no por el del Interior.

Pero no todo será coser y cantar a partir de entonces, porque si bien la Fiesta de los Toros tiene una gran vertiente cultural, en el desarrollo de su etapa final, es decir, en la corrida de toros o de novillos, intervienen muchos aspectos que escapan de los límites de lo que es meramente cultura y entran en la esfera de lo que es absolutamente gubernativo y aunque la difusión, defensa y promoción de la Fiesta corresponda al Ministerio de Cultura, la autoridad gubernativa necesariamente tendrá que seguir regulando algunos de sus aspectos. Como escribe don Carlos Ilián:


No me imagino a los funcionarios de Cultura, gente dedicada a labores relacionadas con la pintura, la escultura, la ópera o cualquier otra manifestación de ese rango, metidos en labores de corrales, sanciones por afeitado, control del registro de nacimientos de becerros, ni en el intrincado y misterioso mundo de las suspensiones...
Algo sobre la Fiesta y su regulación

¿Qué es lo que se puede regular de la Fiesta? Afirma el profesor Tomás Ramón Fernández que hay reglas puramente taurinas – regulae artis las llama – y otras que son puramente jurídicas en la reglamentación de los festejos.

Como ejemplo de las primeras, cita las relativas a la manera de ejecutar la suerte de varas, las que previenen la colocación de los diestros y subalternos en el ruedo y de las segundas señala las que imponen prohibiciones a la ejecución de ciertas suertes en el segundo tercio y en la etapa de la muerte del toro.

Las segundas resultan de los deberes que tienen empresas, ganaderos y toreros en la oferta, preparación y desarrollo del espectáculo, como son el debido anuncio de éste, la obtención de los permisos y licencias necesarias, la edad, pero y trapío que deben reunir los toros a lidiarse, así como su integridad sanitaria y física; el hecho de que los toreros deben estar físicamente aptos para el ejercicio de la lidia y en general, de que el espectáculo anunciado debe darse en su integridad, cualitativa como cuantitativa.

El hecho de que se exista una regulación jurídica para los festejos taurinos, de ninguna manera implica un atentado contra la libertad artística de sus participantes, pues ésta solo puede darse en tanto esa actividad artística no perjudique a la colectividad en la que se desarrolla, dado que en esto, existen múltiples variables que quedan fuera del control del aficionado y del simple espectador. De allí que el Estado, se vea compelido a intervenir.

La reglamentación de los espectáculos taurinos tiene por finalidad proteger los intereses de quienes tenemos afición, deseo o simplemente curiosidad de ocurrir a esos festejos, dado que tenemos como única opción el aceptar la oferta de la empresa o rechazarla, pero carecemos de los medios de verificar si esa oferta se cumple en su integridad. De allí que la autoridad gubernativa tenga el deber y la necesidad de asegurar en la medida de lo posible, el mejor interés de la colectividad a la que la actividad del empresario taurino se dirige y la manera que el Derecho tiene para lograr ese cometido, es precisamente mediante la puesta en vigor de normas de orden público, cuyo cumplimiento no puede quedar al arbitrio de los particulares, las empresas o los diestros en este caso.

Por ello, es que me resulta claro que el pretendido traspaso de competencias del Ministerio del Interior al de Cultura que dicen los purpurados que obtuvieron el pasado miércoles, es una victoria pírrica, porque en lo que se refiere a la promoción de la Fiesta y a la difusión de sus valores, es probable que algo consigan, pero en las cuestiones que a alguno preocupan – Morante y las multas – nada deberá cambiar, pues la autoridad gubernativa (nacional o autonómica) seguirá ejercitando sus atribuciones y aplicando sanciones, cuando ello corresponda.

Lo anterior no implica que no se reconozca a los toreros su calidad de artistas, pero el hecho de que lo sean, no les hace refractarios al orden jurídico establecido.

Un retazo de historia

No sé de dónde sacan la idea de que a los toreros no se les considera artistas. El documento que transcribo (parcialmente) enseguida, aunque proviene de una de las etapas más oscuras de las relaciones taurinas entre España y México, pues es la Orden Ministerial que desembocó en el coloquialmente llamado Boicot del Miedo, refleja que a los toreros siempre se les ha reconocido esa calidad y para muestra, lo que sigue, que fue publicado en la Gaceta de Madrid, número 124 del 3 de mayo de 1936:

MINISTERIO DE TRABAJO, SANIDAD Y PREVISIÓN. Ilmo. Sr.: La actual crisis de trabajo, cuyos sensibles efectos se acusan con mayor o menor intensidad en los distintos países y en las diversas profesiones, ha invadido también la zona de los espectáculos públicos, de lo que en España constituye una de sus manifestaciones más típicas e importante la fiesta de los toros.

Ante la competencia muy lesiva que a los profesionales españoles del arte del toreo, organizados corporativamente y sometidos a la legislación laboral, produce la actuación de lidiadores extranjeros, las Asociaciones en que aquellos están organizados solicitaron en distintas ocasiones de este Ministerio protección para su trabajo en términos que, sin constituir prohibición para los extranjeros, regula la intervención de estos en los espectáculos taurinos.

Justo es que lo legislado en España para proteger los intereses de nuestros trabajadores, en relación con la competencia de los profesionales extranjeros, alcance a todas las profesiones y oficios, y como, al mismo tiempo, resulta evidente que en la clase de espectáculos públicos de que se trata, el arte y el valor de cada profesional es lo que constituye el principal atractivo de la fiesta, ambas consideraciones, unidas a la muy digna de tener en cuenta de que, terminada en España la temporada taurina, algunos de nuestros profesionales se trasladan a otros países a proseguir en ellos su actuación, aconsejan tratar de conciliar los intereses en pugna, sin mengua de la protección debida de los artistas taurinos españoles…
Como se ve, las autoridades laborales de la República Española también consideraron artistas a los toreros y creo que nadie en sus cinco sentidos puede dudar de esa calidad para ellos. Entonces y recurriendo de nuevo a un dicho popular de estas tierras: ¿para qué tanto brinco, estando tan parejo el suelo…? El cambio de un Ministerio a otro no va a modificar el actual estado de cosas, ni les va a conseguir a los toreros un reconocimiento que ya tenían, porque insisto, el cambio tiene que venir desde dentro y para todos y no convertirse en una remodelación cosmética que con la primera tormenta, se venga abajo, no obstante que se trate de un traje a la medida, como el que proponen Zabalita y otros iluminati en esta dirección, en la que, los únicos que tenemos que tragar, somos los que pagamos por ver, porque como siempre sucede, los que tienen las soluciones son ellos, los profesionales, los que saben de esto, algo a lo que, los simples mortales en esa obtusa manera de ver la vida, no tenemos derecho.

Una aclaración: La denominación de Los siete magníficos, no es ocurrencia mía, se la tomo prestada a Enrique Martín de Toros Grada Seis.

domingo, 10 de octubre de 2010

El cántaro y el agua

Hace diez días que los purpurados de esta Fiesta se reunieron con la titular del Ministerio de Cultura de España, la señora Ángeles González – Sinde, confesa aficionada a los toros, pero que en ese señalado último día de septiembre, se preocupó por pintar su raya, como decimos aquí en México y dejar claro, tanto a los visitantes a los que se dijo que recibió – no hay testimonio gráfico de ello – como a la opinión pública, que su gusto por la Fiesta es una cosa y su trabajo es otra. Por ello, no permitió a sus augustos visitantes ni el ser acompañados por el ganadero y abogado Javier Araúz de Robles, aduciendo que de llevar los diestros asesor, el Ministerio tendría derecho a ello también – como si de litigio se tratara, lo que habla de la poca claridad de las intenciones de la señora Ministra – y tampoco les cumplió su íntimo deseo de llevarse a casa y para la posteridad, una instantánea que perpetuara el momento de ese extraordinario esfuerzo que hacían en pro de la Fiesta.

Ya apuntaba aquí mismo hace unas semanas que esa reunión tendría un final carente de resultados y que a lo más, generaría un declaración de buenas intenciones, pero ningún resultado concreto y así fue. Al final, se generó un documento que ni siquiera ocupó un folio completo en el que, se reitera la posición del señor Rodríguez Zapatero en cuanto a evitar la politización de los asuntos de la Fiesta – como si no lo estuvieran ya –, y el señalamiento al fracaso de cualquier otro intento de mejorar la actual situación, cuando se propone la creación de un grupo de expertos que analice la situación actual de la Fiesta. Decía el general Álvaro Obregón, en su día Presidente de esta República, si quieres que a algo se lo lleve la chingada, encomiéndaselo a una comisión… Seguramente la Ministra entiende los efectos nocivos de esos grupos de expertos y los toreros, llamados por Paco Cañamero del G – 7, entraron al trapo sin chistar y sin medir los efectos negativos que eso producirá, porque al final, no es más que una maniobra dilatoria.

Me parece que la realidad de esa visita de café y pastas con la señora González – Sinde es que ella sabía que la fracción parlamentaria del Partido Popular presentaría días después en el Senado la iniciativa para que la Fiesta fuera declarada Bien de Interés Cultural y cómo en el caso se trata de que todo lo que venga de la oposición no prospere, ella tenía instrucciones de su superioridad de no resolver nada y de no aparecer en nada, de forma tal que sus dichos, argumentos o incluso, su imagen, no pudiera ser utilizada en el debate parlamentario correspondiente y en algún momento, poner en crisis la negativa de su partido (PSOE), a secundar la moción del PP.

Lo triste de todo esto es que, el tiempo sigue su inexorable marcha, los toreros, sobre todo, los purpurados, siguen buscando que los asuntos del toreo pasen del Ministerio del Interior al de Cultura y aunque las razones que dan en algunos casos tienen peso, en otros, mueven a risa, como la de alguno de ellos, que esgrimió como motivo para ese cambio de atribuciones el hecho de que desde el del Interior les tienen cosidos a multas. Hasta donde mi entender alcanza, la única forma de evitar una multa, es cumpliendo con la normatividad correspondiente y si no se hace así, podrá ser Cultura, Sanidad o cualquier otro Ministerio el que aplique la sanción económica que corresponda. Pero en fin, cada quien tendrá sus propias motivaciones para pedir el cambio.

Hace unos días un amigo y colega, criador de reses de lidia, me hacía notar otro detalle en este enredo. Ninguna moción, legislativa o judicial va a progresar si no es consensuada con todas o con la mayoría de las fuerzas políticas representadas en las cámaras, pues de no hacerse de esa manera, la propuesta de una de ellas sin el apoyo de las demás, está condenada al fracaso. Así fue como la presentación de Pío García Escudero resultó ser una especie de suicidio político calculado, pues de antemano tenía conocimiento de que los votos de su formación no le eran suficientes para ganar la partida.

Entonces, ¿cuál puede ser la solución? Yo insistiría en primer lugar, en que se debe litigar en contra de los afanes prohibicionistas como el de Cataluña. Algunas Asociaciones de Aficionados ya han recurrido al Defensor del Pueblo para intentar que se deje sin efecto la legislación que impedirá la celebración de festejos taurinos a partir del año 2012. Un amigo madrileño me dice que en Barcelona sobre todo, la afición es poca y yo le replico, que aún siendo poca la afición allí, no es saludable ni política, ni taurinamente el dejar subsistente un precedente como ese. Lo que debe existir es la opción de que el que quiera ir a los toros, que vaya y el que no, pues que se quede en su casa o en el fútbol.

La otra cuestión es en el sentido de buscar un verdadero interlocutor por parte de los sectores que tengan interés en la Fiesta, porque hasta ahora, la interlocución se ha llevado a cabo – y aquí reconozco a la Ministra González – Sinde, el hecho de haber advertido esa situación – de manera fragmentada y guiada por intereses sectarios, es decir, como decimos aquí en México, cada quien quiere llevar el agua a su cántaro, sin importarle qué sucede con el resto del entramado. El problema está en encontrar a ese interlocutor que pueda hablar con conocimiento de causa y de forma equilibrada y desinteresada por todos, la afición incluida. ¿Estará Diógenes dispuesto a prestar su lámpara?

Una luz que se ve al fondo del túnel es el que el Premio Nobel de Literatura fue otorgado a Mario Vargas Llosa, uno de los pocos intelectuales de este mundo que no se avergüenzan de proclamar su afición a esta Fiesta. Hasta ahora, nadie ha cuestionado el otorgamiento de la presea por su afición a los toros, pero seguramente dentro de poco será señalado por ello. Me pregunto: ¿podría Vargas Llosa  – o alguien con credenciales similares – ser ese interlocutor por el que preguntaba yo líneas arriba?

domingo, 3 de octubre de 2010

1987: El Palacio de los Deportes, una feria atípica (y II)


Vista interior del Palacio de los Deportes. La imagen
pertenece a la colección de Yonezawa

Ya contaba en otro espacio de esta misma Aldea que las autoridades de la Ciudad de México anunciaron que el Palacio de los Deportes no se volvería a utilizar para un espectáculo elitista como el taurino y también decía que el tiempo demostraría que en política, como ante los toros, se vale rectificar y así, incluso con inversión gubernamental, en diciembre de 1987, el escenario cubierto volvería a ser el escenario de una feria taurina.

La explicación que se dio a la misma, fue la conmemoración del Centenario de la celebración en México de las Corridas de Toros a la Usanza Española. No me queda claro por qué se eligió el año de 1887 como el punto de partida para esa cronología, pero el entonces Departamento del Distrito Federal, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el matador retirado Curro Leal intervinieron en la organización de 7 corridas de toros, que tuvieron como aliciente la confirmación de alternativa de dos jóvenes toreros hispanos, Miguel Báez Litri y Rafi Camino y las presentaciones en ese escenario de Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Pedro Gutiérrez Moya El Niño de la Capea.

A diferencia de la de 1976, en esta oportunidad, la feria del Palacio de los Deportes tendría que convivir con la temporada de novilladas de la Plaza México, que celebraría sus festejos al mismo tiempo que el primero y el último de los festejos del serial palaciego y de igual forma, la televisión no estaría presente para darle difusión. Otro agregado la haría también diferir de su único antecedente y sería que los toros a lidiarse en esta oportunidad provendrían de las principales ganaderías mexicanas, cuestión que, como lo conté en su oportunidad, no sucedió en la versión anterior.

Los carteles de la feria de diciembre de 1987

Día 4: Manolo Martínez, Pedro Gutiérrez Moya Niño de la Capea y Miguel Espinosa Armillita Chico, con toros de Tequisquiapan.

Día 5: Curro Rivera, Manolo Arruza y Miguel Báez Litri, que confirmaría alternativa con toros de Marco Garfias.

Día 6: Manolo Martínez, Francisco Dóddoli y Rafi Camino, que confirmaría alternativa con toros de Javier Garfias.

Día 10: Curro Rivera, Miguel Espinosa Armillita Chico, Miguel Báez Litri y Rafi Camino, con cuatro toros de De Santiago y otros cuatro de Tequisquiapan.

Día 11: Curro Girón, Eloy Cavazos y Manolo Arruza con toros de José Garfias.

Día 12: Eloy Cavazos, Curro Rivera y Miguel Espinosa Armillita Chico con toros de Javier Garfias.

Día 13: Manolo MartínezPedro Gutiérrez Moya Niño de la Capea, mano a mano, con toros de Los Martínez.

El resultado de la feria

Lo más destacado de la feria resultó en el triunfo obtenido por Litri en la cuarta corrida del serial, en la que se llevó las dos orejas del séptimo del festejo; en la oreja cortada por Eloy Cavazos al abreplaza del día 11 de diciembre y en la redonda actuación de El Niño de la Capea en el festejo final del serial.

Ricardo Colín Flamenquillo, hizo para el ABC de Madrid el siguiente balance de lo sucedido en la feria:

Terminó la feria «Cien años de Corridas en México» con un rotundo fracaso para sus organizadores y patrocinadores en el renglón económico el pasado domingo 13. El número cabalístico, que es de la buena suerte para el empresario Alfonso Gaona, de la Monumental México, resultó el del mal fario para Curro Leal y socios, que tan mal manejaron la serie de festejos del Palacio de los Deportes.

En ese antitaurino escenario naufragaron asimismo la mayoría de los ganaderos que allí jugaron sus encierros, entre ellos los muy prestigiados hermanos Garfias.

De los toreros triunfaron los tres españoles, Pedro Moya «Niño de la Capea», Miki Báez «Litri» y Rafi Camino y mantuvo con decoro su prestigio el veterano espada venezolano Curro Girón. De los mexicanos hay que destacar a Eloy Cavazos, Curro Rivera y Miguel Espinosa «Armillita Chico», en tanto que el gran fracasado, con constantes abucheos y escuchando avisos en varias ocasiones fue el regiomontano Manolo Martínez...

Por su parte, en la misma edición del ABC Litri comentaba a Luis García lo siguiente:

La última devaluación del peso mexicano, días antes de comenzar la feria, obligó a los organizadores a elevar en demasía los precios de las localidades. Había boletos, como dicen allí, que doblaban el importe de los de la Plaza México. Esta circunstancia, en unos momentos en que la economía de los mexicanos no anda muy boyante, retrajo mucho la asistencia de público...
El mismo Flamenquillo, al inicio de 1988, continuaba la reflexión en el mismo diario:

...Tras una amañada consulta popular, se promulgó un nuevo Reglamento Taurino del Distrito Federal que a nadie dejó satisfecho y que se ha aplicado caprichosamente. Con el máximo rigor en el coso monumental y saltándose a la torera muchos de sus artículos en el recientemente improvisado en el Palacio de los Deportes...

Por su parte y acerca de ese problema económico, Joaquín Vidal, antes del inicio de la feria hacía esta reflexión en el diario madrileño El País:

...En contraste con las fortunas que redondeaban las primeras figuras en sus campañas de invierno en América, donde cobraban fuertes cantidades en dólares, los honorarios que allí se pagan actualmente son inferiores a los que rigen en la mayoría de las plazas españolas. Los toreros que más altos honorarios perciben en la presente temporada americana son los flamantes matadores de toros Litri y Rafi Camino, unos 3,5 millones de pesetas cada uno, y apenas sumarán cuatro actuaciones. Dos han tenido lugar en Lima, con un resultado artístico sin relieve, y las restantes serán en el Palacio de los Deportes de México.

Litri y Rafi Camino constituyen una novedad en América y despiertan gran expectación, a pesar de lo cual sólo han podido cerrar cuatro contratos por la mencionada cantidad. En los propios cosos americanos esos honorarios eran normales para figuras tiempo atrás, y el padre de Rafi Camino, Paco Camino, los percibía hace 10 años...
Las confirmaciones de Litri y Camino

Alternativa de Litri hijo. Fotografía de Sebastián
Como en la feria anterior, se volvió a cuestionar la validez de las confirmaciones de Litri y Rafi Camino, tanto así que a éste último, cuando se presentó en la México el 7 de enero de 1990, Mariano Ramos, en presencia de Enrique Garza le cedió los trastos para pasaportar al toro Bandolero de Tequisquiapan y en el caso de Litri, también tuvo que pasar de nuevo por la cesión de trastos el 10 de noviembre de 1996, cuando Manolo Mejía, llevando de testigo a Alfredo Ríos El Conde, se los entregó para dar cuenta del toro Don Juan de Teófilo Gómez.

Reitero aquí mis comentarios a propósito de las confirmaciones celebradas en la feria de 1976 y no obsta a ellos que en ese 1987 se haya puesto en vigor un nuevo Reglamento Taurino, porque en lo esencial, el acto de la confirmación debería celebrarse en la presentación de cualquier diestro en cualquier plaza de primera categoría del Distrito Federal, sin distinción y como de nueva cuenta el cupo es el único baremo para distinguir la categoría, lo único que queda para estigmatizar las celebradas en el Palacio de los Deportes, es un purismo mal entendido.

En conclusión

El Palacio de los Deportes no ha vuelto a ser escenario de festejos taurinos. Me queda la impresión de que en ninguna de las dos ferias que en sus instalaciones se han ofrecido se redondearon todos los aspectos organizativos, así como también se dejaron demasiados cabos sueltos, pensando que el azar los pondría en su sitio.


Manolo Martínez visto por Lyn Sherwood

Otro asunto es el de los precios de acceso al escenario, que en ambos casos ha sido objeto de críticas por su disparidad con los acostumbrados en la Plaza México. Es evidente que habrá una diferencia notable de uno a otro escenario, pues la capacidad del Palacio es de menos de la mitad de lo que la México afora, pero al parecer se exageró en el sobreprecio, que no se compensó en ninguno de los casos con la calidad debida.

Por otra parte, salvo en contadas excepciones, la mayoría de la afición mexicana no se acostumbra a apreciar los toros bajo techo y esa parece ser la principal pega del asunto, porque posteriormente se reabrió ya cubierto el Toreo de Cuatro Caminos y el problema con las entradas fue similar y la objeción era esa, que el lugar era lóbrego, a pesar de que el viento y la lluvia no afectaban el desarrollo de la lidia.

Esto es algo de la historia de la última feria taurina verificada en el Palacio de los Deportes, a pesar de que se dijo en su día, de que eso ya no sucedería. Ojalá lo hayan encontrado interesante.