jueves, 24 de diciembre de 2009

¡Feliz Navidad!


Es este un tiempo de hacer recuento, de reflexión, de tener en cuenta a quienes nos han tendido la mano para darnos el calor de la amistad.

Que esta Navidad sea motivo de alegría y de reunión familiar para todos, especialmente para aquellos que me honran con su paso por esta Aldea y para quienes me impulsan a seguir con sus opiniones y comentarios.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Tres comentarios interesantes


A propósito de lo sucedido en Barcelona, la prensa de este día recoge varias opiniones interesantes, que sumados al de Paco Tijerina recomendaba en la entrada anterior, dejan ver que la intolerancia no es el camino adecuado para resolver esta situación.

En primer término está el comentario de Isabel Martín Barinagarrementería, publicado en El País, de Madrid, bajo el título Y al que no le guste, que no vaya, que precisa a mi modo de ver, la actitud que podrían adoptar los que no aceptan esta fiesta.

Después, el que publica Ramón de España en El Periódico, titulado Los aficionados a los toros no molestan, en el que destaca que mientras nosotros toleramos a quienes no comparten nuestra afición, ellos se empeñan en violentarnos cuando ejercemos nuestro legítimo derecho a disfrutarla.

Y last but not least, la opinión de mi amigo Leonardo Páez, aparecida en la edición de hoy del diario La Jornada de Ciudad de México, en la que describe con mordacidad la actitud de los parlamentarios catalanes que votaron a favor la ILP en su columna semanal ¿La Fiesta en Paz?, bajo el título Catalanes ganapanes.

Ojalá los disfruten.

domingo, 20 de diciembre de 2009

¿Catalanismo, ecologismo o ignorancia supina? Una visión trasatlántica

Ante el resultado de la votación del Parlamento de Cataluña acerca de la llamada ILP, comenzaron a dar vueltas en mi mente una serie de ideas y de recuerdos y entre ellos, están aquellos relacionados con el VIII Congreso Mundial de Criadores de Toros de Lidia celebrado aquí en Aguascalientes, los primeros tres días de noviembre del año 2007.

En esa ocasión, uno de los temas medulares fue el de la conservación del hábitat del toro de lidia, mismo que fue tratado por los representantes de casi todas las Asociaciones de Ganaderos asistentes al Congreso. De las que conservo notas, son de las del francés Jean Gauthier y del sevillano Javier López Rubio. La primera, es un trabajo muy técnico acerca de los beneficios que la crianza del toro de lidia ha aportado al Delta de la Camarga y a la Llanura del Crau en Francia y el segundo, un análisis más cercano a lo que hoy me tiene aquí de nuevo con Ustedes.

Decía Javier López Rubio – con quien aparte del nombre, comparto también la profesión, la afición y la amistad - que la Directiva 92/43 EEC de la Comunidad Europea establece que la dehesa es un hábitat protegido. Agregaba que en España se tenían en esos días aproximadamente 2 millones de hectáreas de dehesa, de las cuales 982,000 se ubicaban en Andalucía y que las ganaderías de lidia españolas ocupan una media de 580 hectáreas de ese tipo de terreno.

Los citados Gauthier y López Rubio, Miguel Gutiérrez Botero de la colombiana ASTOLCO, Isabel Carpio, Ángel Gómez Cañitas y las hermanas María del Sagrario y María Victoria Aguirre Sánchez se ocuparon de destacar con claridad la gran cantidad de especies animales que tienen su espacio vital en las zonas de dehesa, mismas que se conservan y que no han sido roturadas para la agricultura, gracias a la crianza del toro de lidia, que por las condiciones que requiere para su desarrollo, encuentra, al igual que las especies autóctonas de la dehesa, el lugar adecuado en esas zonas declaradas como áreas naturales protegidas.

Todo esto viene a cuento, porque al seguir las noticias de que la ILP saldría a votación, se decía que su fundamentación y motivación se sostenía en dos tipos de argumentos. Unos de corte nacionalista, es decir, en la consideración – ciertamente maniquea – de que la fiesta de los toros es un elemento ajeno a la cultura catalana, importada allí por los inmigrantes españoles del franquismo. Los otros argumentos son – se dijo – verdes, es decir, ecologistas, de los que pretenden proteger el medio ambiente -¿o serán cuentos verdes?-.

Pues sí los que pretenden eliminar de la faz de la tierra esta fiesta, creen que protegen el medio ambiente, quizás se carguen a la fiesta, pero también se cargarán lo que quieren proteger, porque detrás de la fiesta, se irá la crianza del toro y detrás del toro, la dehesa, con todas las especies que en ella habitan, muchas, en real peligro de extinción.



La votación fue cerrada, 8 votos la diferencia a favor de la ILP (67 – 59), con nueve faltantes, entre abstenciones (5) y ausentes (4). Creo que la actitud de esta novena de parlamentarios raya entre la hipocresía y la cobardía, disfrazada de corrección política, pues en una decisión trascendente tanto para su comunidad, como para su país, debieron estar presentes y dar la cara, a favor o en contra, pero no ocultarse en la comodidad de una no decisión.

Hoy las cosas se han puesto cuesta arriba, empezando por Cataluña. En ese VIII Congreso, concluía Javier López Rubio en que la defensa que tradicionalmente hacemos de la fiesta casi siempre la centramos en la exaltación de los valores de su producto final: la corrida de toros y de todas las expresiones que se generan en torno de ella. Y yo parafraseo sobre lo que sigue: a partir de este lamentable suceso, necesitamos visualizar que existen vertientes que en la vorágine de estos acontecimientos podemos pasar por alto, cuando su valor como argumentos y su sustancia en los hechos, nos permiten sostener el verdadero valor de la fiesta de los toros, no solo como un elemento cultural de los pueblos que la viven – concebida la cultura como una manera de entender la vida – sino también como un medio de preservar el entorno físico y ambiental en el que la fiesta se desarrolla, a través de la crianza del toro apto para la lidia.

Los hechos nos enseñan ahora que hace ya algún tiempo se debió mostrar a la fiesta desde esos otros entornos y no solo, como lo dijo en su presentación el ganadero López Rubio, en el aspecto de la corrida de toros; que se debió abrir ese mundo cerrado y darlo a conocer, para poder salir en su defensa. Ojalá no sea demasiado tarde.

Por último, les recomiendo el análisis - sobre todo desde la vertiente política - que de lo sucedido en el referido Parlamento, hace mi buen amigo Paco Tijerina en su portal Burladerodos. No tiene desperdicio.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Una estampa del pasado



CRÓNICAS MADRILEÑAS
Toros y Toreros

No vale hacerse ilusiones; los toreros se van, los toros se han ido, y LA ÉPOCA, que ha combatido siempre mesuradamente, sin saña, nuestra fiesta nacional, podrá en breve asistir á su entierro.

Si; el desconsuelo más profundo se ha apoderado de los dilettanti; aquellos mismos – y entre ellos me he contado yo – que juzgaba imposible la muerte del espectáculo, se preguntan ya si, como la forma poética, está llamada a desaparecer.

Los viejos abonados, los gruñones sempiternos que mostraban orgullosos el talón de abono, como timbre de nobleza vinculado en la familia, se miran unos a otros tristemente y comienzan a dudar.

Los de mi generación se aburren, los jóvenes no se divierten, y la Plaza de Toros de Madrid – lo dije cuando se retiró Frascuelo, y lo repito ahora – huele a cadáver que apesta.

Los periódicos son doloroso reflejo del hastío que reina en la afición; la decadencia de las corridas de toros hace presa en la literatura taurina de un modo lamentable.

La desnudez del lenguaje, la viveza de la metáfora, la sangre del estilo, la alegría, aquella alegría comunicativa; desenvuelta y procaz que corría por las columnas de la prensa, haciendo cosquillas a la frase, con garbos de cigarrera y desplantes de chulo, se arrastra lánguidamente, es alegría con máscara, mueca de cartón pintado que tapa el rictus de la ironía y la desesperación.

Y lo comprendo perfectamente. Después de cuatro años, durante los cuales no he asistido ni una vez siquiera á las corridas de Madrid, venció mi resistencia un amigo y presencié la extraordinaria que se verificó recientemente, el Domingo de Ramos.

La empresa había puesto toda la carne en el asador: Manuel García, el Espartero; Rafael Guerra, Guerrita, y seis toros, del Saltillo; un acontecimiento para los tiempos que corren.

Una hora después de terminada la función, no me quedaba de ella el menor recuerdo.

¡Qué aburrimiento, qué frialdad, qué insoportable sosada! Hubo pases de muleta superiores, hubo buenas estocadas, excelentes quites, toreo de monadas, quiebros, desplantes, morisquetas, todo el atrezzo, los trajes y decoraciones que acompañan a la mise en scéne de las corridas modernas.

Y la plaza se mantuvo helada, lívida, yerta durante toda la corrida. Los aplausos sonaban a hueco; el mar agitado del público dormía en calma chicha; los aficionados miraban por costumbre; los toreros lidiaban por obligación. Ni un grito de férvido entusiasmo, de ésos que hacen trepidar la plaza entera. Ni una protesta feroz de ésas que convierten el circo en receptáculo de fieras humanas y traen á la memoria el Pollice verso de Gerome.

Por todas partes la quietud, la calma, una benevolencia inverosímil, el cansancio, el hastío, la resignación.

¡Cuánto gocé al contemplar aquel espectáculo! ¡Cuánto gocé al advertir que las sombras de Lagartijo y de Frascuelo vagaban por la arena y se interponían entre el público y los lidiadores!

Aquello era el duelo de Rafael y Salvador, el recuerdo de lo que se fue para no volver nunca, veinte años de admirable lucha, veinte años de incesantes emociones, las manos rotas de aplaudir, los labios secos de silbar.

No se goza y no se sufre impunemente durante veinte años; es mucho tiempo para qué no se use el corazón, como se usa un mueble, como se deshilacha un traje.

En ese espacio de tiempo hemos latido demasiado, nos hemos entregado con exceso para que no se nos imponga a todos la necesidad de descansar.

Y el arte del toreo ha sufrido y se ha cansado cómo nosotros; se ha hecho, como nosotros, viejo, está reumático, achacoso, enclenque, en plena reacción.

Lagartijo y Frascuelo lo levantaron sobre el pavés cuando las postrimerías de Cúchares y Cayetano Sanz parecían preludiar a su decadencia y Antonio Carmona trataba de galvanizarlo con sus famosas banderillas al quiebro.

Desde entonces cobraron el barato, y a ellos pertenece, a ellos solos, el renacimiento de las corridas de toros; ellos, ellos solos han llenado con sus nombres la época más brillante, más larga, más sugestiva y ¿por fué no decirlo? más gloriosa de la fiesta nacional.

¿Qué queda hoy, después de la heroica competencia de Rafael y de Salvador? ¿Toreros? ¿Dónde hay dos que puedan luchar entre sí como Lagartijo y Frascuelo?

¿Toros? ¿Dónde están? Cabras, chivos, becerros, gnomos: así llaman los periódicos a las reses que hoy se lidian en la Plaza de Toros de Madrid.

El mal terrible, el cáncer que mata al espectáculo está ahí en los toros más que en los toreros.

Espartero y Guerrita son jóvenes, son valientes. El primero es dechado de vergüenza, se entrega al matar, torea de muleta una tranquilidad pasmosa, y suple a la escasez de facultades con una temeridad simpática, casi inocente, con una despreocupación adorable, que raya en candidez.

Guerrita es un fenómeno, fenómeno de fuerza y agilidad, fenómeno de vista, fenómeno de entusiasmo, inquieto, bullidor, ávido de aplausos, entrometido y efectista, con desplantes de niño mal criado; torero extraordinario, en suma, audaz, sereno y absorbente que la fama prematura ha destemplado y el público madrileño malogrará tal vez.

La competencia entre los dos es imposible, porque llegan tarde y el campo está agostado. La lucha entre toreros debe ser implacable, salvaje, brutal; lucha de principios, lucha de personas, ojo por ojo y diente por diente, sin tregua ni compasión unguibus et rostro.

Así han luchado Lagartijo y Frascuelo en la plaza; así han luchado, fuera de ella, sus partidarios. Las competencias toreras son guerra civil, feroz contienda entre hermanos, encarnizamiento, fanatismo, algo que perturba los sentidos, oscurece la vista y desquicia a la razón.

El Espartero y Guerra no pueden luchar así; carecen de autoridad y de importancia para producir una nueva revolución; llegan tarde, ya lo he dicho, y su competencia es ficticia; una competencia suave, fina, bien educada; una competencia de guante blanco.

Los toreros se han civilizado, y los toros también. No tienen cara, no tienen cuernos, no tienen libras; son reses anémicas a las que tronchan dos recortes y mugen, no de ira, sino de debilidad. La parte dramática, la parte de emoción, la parte virtual del espectáculo ha desaparecido por completo, es una mistificación. (El subrayado es de este amanuense)

En cuanto desaparece el riesgo y el peligro se aleja, amortiguase el interés del público y se desvanece mérito del lidiador.

Sin emociones no hay corrida posible; aquéllas aumentan en sazón del riesgo seguro o del peligro probable, y privar al público de la ansiedad que crea en él la posibilidad de una desgracia, es despojarle del sentimiento que le lleva en primer término a la Plaza de Toros.

El entusiasmo del aficionado crece a medida del peligro salvado por el lidiador, y cuanto más iguales son las condiciones de ataque en el toro y de defensa en el torero, es mayor y más lucido el mérito de éste, y más ardiente y sincera la admiración del público.

Eso acabó: Lagartijo y Frascuelo se lo han llevado todo: los toreros, los toros, la afición.

Las corridas son óperas cómicas, los toros tenores de gracia, los toreros tiples ligeras. La pasión ha huido con sus acentos rudos, desordenados, brutales, dejando dueños de la plaza a Dulcamara y a Crispin Tachetto.

Los odios que ha concitado a Guerrita su ruptura con Lagartijo dan al Espartero un contingente inesperado de parciales; pero todo eso es falso; son equilibrios de conveniencia, pura bouderie de anabaptistas, a quienes los disgustos de Rafael laceran el alma.

Los periódicos han dicho que Jerez verá este año la competencia de Lagartijo y de Guerrita. El maestro desafía a Guerra, éste acepta, y la lucha se desarrollará, con todo el aparato que su argumento requiere, en la ciudad andaluza.

Y ¿hay alguien que lo ha creído? No, no puede ser; Barnum ha muerto, y Géraudel y Vaissier no han tomado la plaza de Jerez para exponer las pastillas contra la tos ni el jabón de los príncipes del Congo.

Rafael Guerra contra Rafael Molina es la lucha de la parte contra el todo, la página contra el libro, Chueca y Barbieri iguales, la canción de Menegilda contra Pan y toros.

El único que podía contender, y ha contendido, de potencia a potencia con el maestro cordobés, se ha retirado, y cuantos se agitan hoy en torno suyo son, a su lado, figuras de biscuit.

Lagartijo representa una época; es el derecho adquirido, la savia de una generación, y aunque vague, triste y nostálgico fuera de la corte, miembro aislado, grandioso fragmento de las glorias de ayer, bastará sacudir su melena una vez al león del pasado para convertir en gozquecillos a los toreros del presente.

Solo está, solo estará y solo hay que dejarlo, como augusta sombra, hasta que su retirada cierre definitivamente el único resquicio que en el arte de torear reses bravas dejó abierto la retirada de Salvador.

La sombra de Rafael es la del manzanillo, y cualquiera que pretenda acercarse a él hallará la muerte.

Todo está, pues, reducido a la competencia anodina entre el Espartero y Guerra, Ese es el único alimento que queda a los aficionados; dulce de confitería que empalaga, aria de flauta con variaciones, que es al toreo verdad lo que el canario al águila.

Algo es algo, y eso podría aún dar al espectáculo una vejez alegre. ¿Pero los toros? ¿Dónde están los toros? En ese pastel de liebre de la fiesta nacional ¿dónde está la liebre?

La liebre no existe; ha quedado sólo el pastel. Por eso he dicho que los toreros se van, que los toros se han ido, y que LA ÉPOCA, que ha combatido mesuradamente, sin saña, nuestra fiesta nacional, podrá asistir en breve a su entierro.

ANTONIO PEÑA Y GOÑI.

N.B. La relectura de Antes y después del Guerra, de F. Bleu, me redirigió a este texto, que parézcalo o no, resulta en cierta forma, 118 años después, coincidente con muchas realidades de estos tiempos que corren, pero con una diferencia notable: a nadie se le ocurrió en aquellas calendas, llevar a las Cortes, alguna iniciativa por la supresión de la fiesta de los toros. Ojalá disfuten el texto como yo lo he hecho.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Leodegario Hernández y la historia de dos corridas no celebradas

Leodegario y la Monumental Jalisco

Leodegario Hernández Campos nació en Arandas, Jalisco, el 24 de enero de 1920. Se dedicó en primera instancia a los negocios relacionados con los espectáculos y entre sus aciertos notables, se cuenta el descubrimiento de Javier Solís, uno de los intérpretes legendarios de la canción ranchera mexicana, quien destacó también por sus versiones de la Suite Española de Agustín Lara, a mediados de los años 50.

Al mediar la década de los sesenta, se metió al negocio de los toros. Aprovechó la rebeldía de la generación que tomaba el testigo de los toreros de la Edad de Plata mexicana que se negaron a ser tratados como jornaleros por Ángel Vázquez y adquirió la titularidad de las plazas de toros de León e Irapuato en el estado de Guanajuato y la de Monterrey y en Guadalajara, al no poder obtener ni la propiedad, ni la explotación de El Progreso, edificó una nueva, no obstante los comentarios negativos al respecto, según lo cuenta Xavier Toscano en el diario Milenio, de la capital mexicana:

…Así fue como en Guadalajara, el arandense Leodegario Hernández llevó a cabo el proyecto de construcción de otra plaza de toros. ¡Qué barbaridad! ¿Otra plaza? Si contábamos con la querida y tradicional El Progreso, con más de un siglo de antigüedad. No obstante las trabas, y también –porque no decirlo – golpes bajos, y después de invertir muchos millones de pesos y largos meses de trabajo, consiguió llegar finalmente a su meta establecida: inaugurar su nueva plaza de toros…


Para ello, encomendó el proyecto al renombrado arquitecto José Manuel Gómez Aldana y la realización de la obra estuvo a cargo de un equipo integrado por los arquitectos Leopoldo Torres Águila, Manuel Parga y Gorki Guido Bayardo y los ingenieros Mario Quiñones, Alfonso Ortega Pérez y Mario Fernández. El nuevo coso tiene capacidad para 16,500 espectadores y se le asignó un predio de seis hectáreas.



La nueva plaza se denominó Plaza de Toros Monumental Jalisco y fue inaugurada el día 4 de febrero de 1967, un sábado con una corrida de toros, en la que se lidiaron 6 toros de José Julián Llaguno, para Joselito Huerta, Raúl Conteras Finito y Manolo Martínez. La plaza fue remodelada en 1979 y aunque hoy en día se le llama Nuevo Progreso, aunque como afirma Xavier Toscano, es una mala denominación, …pues no fue edificada ni erigida para sustituir al antiguo coso del hospicio del barrio de San Juan de Dios, que fue y será la única plaza El Progreso de nuestra ciudad…

Historia de dos corridas

En la columna Noticiero Taurino del diario El Informador, de Guadalajara, del sábado 11 de enero de 1969, aparecía la siguiente información:

...Raúl Pérez Vargas, el gerente de La Monumental de Jalisco nos informó que ya tiene todo preparado para el mano a mano entre nuestro paisano Manolo Martínez y el español Palomo Linares, corrida que deberá tener lugar el domingo 19 del presente enero...



Cuenta Guillermo H. Cantú que esa corrida se anuncia en un día libre que Palomo Linares tenía dentro de la exclusiva que le tenía firmada Diversiones y Espectáculos de México S.A. (DEMSA) para su campaña en plazas mexicanas por ese calendario. Como apuntaba en una entrada reciente, la cabeza visible de DEMSA, era Ángel Vázquez, quien en estos asuntos, consiguió algo que a veces parece imposible de lograr: unir a toda la gente del toro… ¡pero en su contra!

Ya el domingo 12 de enero de ese año, apareció en el diario El Informador el primer cartel anunciador del festejo (página 4 – B), efectivamente un mano a mano, con toros tlaxcaltecas de Piedras Negras. La empresa de don Leodegario continuó con la labor de difusión de su corrida y así, el lunes 13 volvió a aparecer otro programa difundiendo la corrida (página 8 – B) y el martes 14 aparecía la siguiente información, de nueva cuenta en la columna Noticiero Taurino:

...Mañana llegarán a esta ciudad los seis hermosos toros de Piedras Negras que el próximo domingo en la Monumental de Jalisco, lidiarán Manolo Martínez y Palomo Linares, es decir que será en Guadalajara en donde los aficionados disfrutarán del primer mano a mano entre este par de extraordinarios matadores de lo mejor de México y España... Y a propósito de Leodegario Hernández ha programado dos extraordinarias corridas en el Astrodome de Houston, una que deberá tener lugar mañana miércoles y otra el próximo domingo, figurando en ambos carteles varios famosos diestros mexicanos...


Resulta curiosa la referencia añadida que se hace a los festejos organizados por Leodegario en Houston, que en estas fechas cobra vigencia, después del fiasco que resultaron los organizados por el inefable Don – Bull en Las Vegas hace unos meses.



En esa misma fecha, es decir, el martes 14 de enero de 1969, aparecía esta información en la primera página de la sección de deportes del mismo diario El Informador:

MANOLO Y PALOMO EN LA MONUMENTAL. – Manolo Martínez y Palomo Linares, los dos diestros más interesantes de la actual temporada taurina mexicana, habrán de actuar por primera vez, mano a mano el domingo próximo en la plaza de toros monumental "Jalisco" de esta ciudad. Para dicha confrontación la empresa del coso tapatío ha escogido un arrogante encierro de la ganadería de Piedras Negras. Al día siguiente Manolo y Palomo Linares volverán a encontrarse en el ruedo de la plaza de León, Gto., pero en tal ocasión acompañados por Raúl Contreras "Finito", para estoquear toros de la ganadería de don Rafael Obregón. Manolo Martínez y Palomo Linares son esperados hoy procedentes de Caracas.


El miércoles 15 de enero, la Plaza Monumental Jalisco, volvió a anunciar su corrida con normalidad (página 7 – A), en un esfuerzo por captar la atención de la afición y de propiciar una buena entrada en la nueva plaza de toros.



El día 16 de enero de 1969, jueves, aparece por primera vez un anuncio de que también en El Progreso se llevaría a cabo un festejo el domingo 19. Se anuncian toros de Moreno Reyes Hermanos (la ganadería de Cantinflas), para Palomo Linares, Curro Rivera y Manolo Espinosa Armillita. El anuncio aparece en la página 10 – B del diario El Informador, exactamente abajo del de la Plaza Monumental Jalisco.

El doble anuncio se repetirá al día siguiente, viernes 17 de enero y el sábado 18, aparece en la primera página de la sección de deportes, la siguiente nota:

LOS DOS CARTELES, CANCELADOS

El debate entre las dos empresas taurinas de Guadalajara fue solucionado dramáticamente ayer con la intervención del Ayuntamiento de la ciudad, y los carteles para celebrarse mañana fueron cancelados.

Se recordará que la empresa de la Monumental de Jalisco anunció desde hace varios días el mano a mano entre el regiomontano Manolo Martínez y el íbero Sebastián Palomo "Linares".

Algunos días después, la empresa de "El Progreso" fijó en las carteleras el aviso de que el mismo Palomo "Linares" alternaría mañana en el coso del Hospicio con Currito Rivera y Manolo Espinosa "Armillita Chico".

Los aficionados, desconcertados por la dualidad de carteles, peregrinaban de una oficina a otra y en ambas se les aseguraba que sería "ahí" donde actuaría "Linares", pero los boletos no se ponían a la venta.

El Ayuntamiento de Guadalajara tomó cartas en el asunto y resolvió definitivamente el conflicto a un tiempo que ponía fin a los problemas que tuvieron que sortearse los aficionados.

Los dos cosos locales permanecerán cerrados el día de mañana y las dos empresas fueron sancionadas cada una con cinco mil pesos.

A "El Progreso" se le aplicó esa sanción por haber infringido el artículo 60 del Reglamento de Espectáculos Taurinos en el Municipio de Guadalajara, que prevé cierta anticipación a la fecha de los programas, para que los toros que vayan a lidiarse se encuentren ya en los corrales de la plaza y sean examinados para comprobar que cumplen con los requisitos de peso y edad que se encuentran en vigencia.

A "Espectáculos de Occidente" S.A., empresa que maneja a la Monumental de Jalisco, se le aplicó la misma sanción por no haber presentado las pruebas suficientes de que tenía debidamente contratados a los espadas que anunciaba.


A mi juicio, la decisión salomónica que tomó el Ayuntamiento de Guadalajara terminó por favorecer a la empresa de El Progreso, que a todas luces pretendió sabotear la corrida que con una anticipación más que debida, había anunciado la empresa de la Monumental Jalisco y todo ello, a causa del hecho de que se emparejaba en competencia a uno de los toreros más atractivos que tenía DEMSA bajo su férula, con el torero más atractivo que se había negado públicamente a actuar en las plazas que esa empresa controlaba mientras Ángel Vázquez estuviera al frente de ella, es decir Manolo Martínez.

Pero, como lo deja claro el redactor del Noticiero Taurino de la fecha en la que se debieron de celebrar los festejos, la perjudicada al final del día, resultó ser la afición:

En efecto: se repitió la historia del perro y las dos tortas. Los aficionados bizqueaban por la dualidad de carteles anunciados en Guadalajara, ambos con el torero de moda, Sebastián Palomo "Linares". Cuando más caliente estaba el asunto, las autoridades civiles municipales, reglamentos en mano, dieron la puntilla al jaleo. Conclusión: ayuno obligatorio para los taurinos de casa...


El asunto se saldó con publicaciones de las empresas involucradas y del Ayuntamiento de Guadalajara. La empresa de don Leodegario ofreció dar a conocer públicamente las maniobras urdidas en su contra para reventar su corrida, cosa que según lo que pude ver en la hemeroteca, acabó por no hacer, pero descubro que este golpe bajo si hizo mella en su ánimo, pues al poco tiempo, se fue de los toros, para siempre.



El anuncio de la suspensión por parte del Ayuntamiento



La justificación de la empresa de El Progreso



El anuncio de la Monumental Jalisco



El efecto Leodegario

Leodegario Hernández impulsó con decisión las carreras de toreros como Raúl Contreras Finito, Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Mauro Liceaga y Fabián Ruiz y otros como Manuel Capetillo y Jaime Bravo se unieron a su esfuerzo. Como señalaba hace unas líneas, para llevarlos adelante en una situación en la que una empresa de gran tamaño controlaba las principales plazas de México les tenía cerrado el paso, compró unas plazas de importancia y edificó otra, con la finalidad de tener los escenarios adecuados para promover a esos toreros que en un gesto de rebeldía, prefirieron mantener su independencia profesional a la comodidad de pertenecer al establishment como los hijos de los viejos maestros en los casos de Manolo Espinosa Armillita y Curro Rivera.

Leodegario Hernández, hastiado de recibir puñaladas por la espalda – como la del caso que motiva esta entrada – acabó por dejar el negocio de los toros en el año de 1971. Vendió sus plazas al grupo que resultaba ser su competencia y se convirtió en un espectador ocasional en los tendidos. Falleció el día 22 de enero de 1987, un par de días antes de cumplir sesenta y siete años de edad.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

La erosión genética del toro de lidia

Hoy una de las noticias importantes que corren por la blogosfera es la desaparición en los hechos de las ganaderías de Juan Sánchez Fabrés, Clairac y Atanasio Fernández. La pérdida del material genético generado históricamente en esas vacadas representa un paso más en el proceso de erosión genética del toro de lidia. Un concepto generalmente aceptado de lo que es la erosión genética es: La pérdida de material o de especies vivas, inducida por la acción del hombre, sea por no cultivar esas especies o por provocar por otros medios su extinción.

Generalmente esa pérdida de especies se inicia cuando los humanos comenzamos a manipular los productos de la naturaleza. Casi siempre, se hace buscando el obtener un producto nuevo que agrupe la mayor cantidad de las ventajas de los demás considerados individualmente. Cuando esa manipulación llega a su culmen, se dice que se ha obtenido una variedad o especie mejorada, misma que de inmediato se coloca en la preferencia de los cultivadores, propiciando la extinción de las variedades originarias.

Los genetistas afirman que la extinción de variedades deja poco margen a los cultivadores para el error o la imprevisión, ejemplificando con el colapso de la Civilización Maya en el año 900 de nuestra era, señalando que lo que les sucedió, se debió a que su alimentación dependía de solo un puñado de variedades de maíz, mismas que sucumbieron a algún tipo de hongo o virus que les dejó sin alimento.

El corolario de esta situación, es que si bien la uniformidad genética tiene la virtud de reunir en individuos de un solo tipo un buen número de ventajas, igualmente recolecta en esos mismos individuos un gran número de desventajas y cuando se presentan problemas que se desarrollan a partir de éstas últimas, todos los ejemplares de la especie mejorada, sufrirán las mismas consecuencias negativas.

Por otra parte, al comenzarse a aprovechar las especies mejoradas, las originarias comienzan a caer en desuso y en consecuencia, se inicia el camino de su extinción.

Es este el fenómeno de la erosión genética, beneficio y azote de la ganadería y agricultura modernas.

El toro de hoy
Con independencia de su encaste, el toro de hoy es el producto de una selección esmerada y reiterada. En el lenguaje de los genetistas, es una especie mejorada. Pepe Alameda nos lo explica así:


…En el arco que va de finales del siglo XIX a principios del XX, acontece algo que tiene la mayor importancia en la evolución de la fiesta. Se precipita la selección del toro. Es algo que el público no ve, solo lo verá después, por sus resultados. Es un giro total, un cambio radical de motivaciones. Podríamos explicarlo así: En la etapa anterior el toro determinaba el toreo; de ahora en adelante, el toreo determinará al toro. Empiezan los ganaderos a seleccionar los toros, buscando hacerlos más aptos sobre todo para la muleta, que es el capítulo fundamental del toreo moderno…


Es decir, el toro de lidia ha sido adaptado genéticamente a la forma en que será lidiado. La determinación del rumbo hacia donde se llevarán las adaptaciones, se puede fijar por los públicos o por los toreros y salvo casos excepcionales, estos son los que han determinado esa transformación.

Recuérdense las preferencias de Guerrita por los toros del Saltillo; el llamado pleito de los miuras de Bombita y Machaquito; la influencia del diestro de Tomares en el nacimiento de la ganadería de San Mateo y la de Juan Belmonte en la transformación de La Punta. En alguna forma y en su tiempo, estas influencias significaron la expresión de la preferencia de esos toreros por determinadas características genéticas en los toros que habrían de lidiar.

Si observamos, las influencia de los toreros a que me he referido, se producen al principio del presente siglo y se han ido acrecentando conforme el tiempo pasa. Así escuché expresarlo a Sancho Dávila, ganadero de lidia y matador de toros en el retiro en 1991, durante una entrevista concedida a Federico Sánchez Aguilar para el programa Los Toros que por esas fechas pasaba por Radio Exterior de España, señalando que la selección del toro que sale a las plazas está determinada por las figuras del toreo, quienes lo prefieren suave, pastueño y con poca raza. Añadió que el setenta u ochenta por ciento de los toros que se lidian en España, desciende del tronco Murube - Ybarra - Parladé.

México y España

En México y en España predominan los encastes de origen Vistahermosa. Aquí se afincó lo proveniente del Marqués del Saltillo vía la familia Llaguno con sus hierros fundacionales de San Mateo y Torrecilla. En España, como ya se asentó, predominan los toros encastados en Murube - Ybarra – Parladé.

Lo que en su día afirmó Sancho Dávila quiere decir que la mayor parte de la ganadería brava española es genéticamente idéntica - la nuestra adolece del mismo problema - y que por lo mismo, los males que la aquejan son generalizados, pues los toros tienen muchas virtudes iguales, pero también defectos idénticos.

Así, podemos apreciar que en México y en España el descastamiento es cotidiano. El pretendido mejoramiento genético del toro de lidia logró una especie mejorada, pero a la par de que se logró individuos con una gran cantidad de características positivas, muchas de las negativas se fundieron en esas nuevas especies, convirtiéndose en constantes aquí y allá.

Nuestros días

Aunque resulta evidente que ya se ha advertido el problema del desgaste que ha producido el reducido espectro genético del ganado de lidia a causa de la exclusión del mercado de encastes que resultan antipáticos para los diestros que mandan. Hoy en día, parecen seguir siendo los propios toreros y sus apoderados, los más preocupados por la uniformidad de las condiciones genéticas – buenas y malas – de los toros actuales y por ello resulta increíble que no busquen preservar los troncos originarios - o lo más parecido a ellos –, para tener manera de subsanar las evidentes fallas de las especies mejoradas.

Para nadie es un secreto que esas especies mejoradas rinden en la bonanza, pero son víctimas también de las mismas calamidades. La mayoría de los toros de este tiempo tienen una identidad genética que si bien parece asegurar el éxito dadas algunas condiciones, también los hace vulnerables a los mismos desastres. Una vez que los toros empezaron a caerse o a mostrar mansedumbre, solo fue cuestión de tiempo para que se extendiera hacia las demás ganaderías del mismo origen.

Por seguir las cosas en la forma en la que se están llevando, la fiesta se ha sumido en una crisis muy grave, más que nada, porque quienes por tradición, afición o negocio, se dedican a la crianza del toro de lidia, o no han dedicado los recursos necesarios para preservar la mayor gama de encastes, o quienes tienen los materiales genéticos originarios, a fuerza de ser excluidos de las plazas, prefieren retirarse del negocio, no obstante que poseen lo necesario para que en momentos de necesidad, se pudieran superar los problemas de las especies mejoradas con ayuda de la ingeniería genética, ciencia que parece ya haber entrado en auxilio de las tradiciones de nuestro campo bravo, pues como afirman los genetistas: El provocar la erosión genética con especies mejoradas, es como quitar las piedras de los cimientos, para reparar el tejado de una casa.

En el estado actual de cosas, es necesario que las cosas apunten al cambio y este no implica deshacerse de los troncos ganaderos tradicionales. Ya es tiempo de que en los principales ruedos de México y España podamos ver toros encastados en ramas diversas a las comerciales de costumbre, porque de seguir permitiéndose que ganaderías históricas vayan al matadero por ser inviable su operación, lo más seguro es que muy pronto, esto termine siendo un juego, como el de Las Vegas, quizás.

Espero que SolySombra de Camposyruedos se considere servido con esta aportación.