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domingo, 4 de agosto de 2019

Detrás de un cartel (XII)

Antonio Toscano es un torero que poco resuena en los anales de la historia a pesar de que en su tránsito por los ruedos tuvo jornadas brillantes. Aunque Alfredo Marquerie, crítico de El Ruedo lo describe como alto y desgarbadote, de lo que he podido leer en la prensa de su trayectoria, hoy le conceptuaríamos como un torero de pellizco, de esos que hacen las cosas con finura.

Nació en la Guadalajara mexicana el 14 de enero de 1918. Se presentó como novillero en el Toreo de la Condesa el 27 de abril de 1941, para enfrentar novillos de Santín alternando con Ángel Procuna y Manuel Gutiérrez Espartero. En su ciudad natal, debutó el 12 de abril de 1942, formando terna con Nacho Pérez que también se presentaba y Juan Estrada, para lidiar novillos hidrocálidos de Peñuelas. Ese año del 42, don Nacho le vio posibilidades y lo programó tres tardes más, en las que compartió cartel con toreros como el infortunado Félix Guzmán, Luis Procuna o Gregorio García

Marcha a España en el año de 1945 una vez arregladas las relaciones taurinas hispano – mexicanas y logra presentarse en Madrid el jueves 10 de mayo de ese año, alternando con Rafael Llorente y José Catalán en la lidia de novillos de Pérez de la Concha y de su actuación escribió Giraldillo que su presentación hizo concebir grandes esperanzas… Tanto diría yo, que le repitieron en la fecha que me motiva a escribir estas líneas.

Para el domingo 5 de agosto de ese mismo 1945 se anunciaron novillos – desecho de tienta y defectuosos – de José María de Soto para Antonio Toscano, Manolo Navarro y Luis Álvarez Andaluz. Un festejo que como veremos enseguida, fue accidentado y en el que, la diosa fortuna estuvo del lado de Antonio Toscano.

Inicia la crónica de Giraldillo, aparecida en el ABC de Madrid del 7 de agosto siguiente al del festejo, con esta reflexión:
Novillos fogueados ...Y no era preciso hallarse en posesión de don profético para asegurarlo con éxito desde el día en que se fijó el cartel. De los cinco novillos que se jugaron pertenecientes a la vacada de Soto (López Plata), tres fueron fogueados, y el sexto lo hubiera sido también, a no volver a los corrales... ¿Cabe mayor proporción de mansos? El primero, que tomó cuatro varas, derribando a los jinetes en tres de ellas, dio mala lidia a la gente de a pie. Únicamente el torillo cuarto fue pasable. Y con estos mansos se presentaron tres novilleros de categoría. Tan de categoría y de interés para los aficionados, que se registró una entrada muy buena a pesar del calor y del insoportable bochorno. Ni Toscano, ni Manolo Navarro, ni Luis Andaluz podían ignorar que habían de vérselas con ganado de poca casta. Ni ellos, ni sus apoderados. Venían a correr un albur, que se presentía desfavorable, y lo corrieron. Yo se lo elogio. Sobre todas las reservas habituales pusieron el deseo de torear en Madrid. Séales esto alabado y agradecido, y tómeseles como descargo...
Por su parte, don Luis Uriarte, firmando como El de Tanda, en La Hoja del Lunes del día siguiente del festejo, hace la siguiente crítica:
De los cinco novillos de Soto, tres fueron fogueados. ¡Un éxito para el ganadero! Únicamente el cuarto cumplió en varas, pese a su flojedad de facultades – tomó dos y no admitió más que un par de banderillas –, y se dejó torear. Los demás, los otros cuatro, fueron broncos, huían hasta de su sombra y se defendían reculando y corneando con la incertidumbre y el traicionero instinto de los toros mansos, mansos, mansos... Por manso fue sustituido el sexto. ¿Con arreglo a qué reglamento? De sentar este funesto precedente, si de una corrida de seis toros salieran mansos los seis, habría que disponer de seis sobreros. Esto sería lo justificado si el reglamento lo dispusiera así; pero como no es así... Los toros mansos tienen su lidia…
Las crónicas del festejo me causaron cierta perplejidad al hablar de banderillas de fuego, pero la realidad es que investigando sobre el tema vine a enterarme que es hasta el año de 1950 que se sustituyen por las viudas, entonces, debió ser deprimente el espectáculo de ver a la mitad del encierro calentado por los cohetones en el segundo tercio y para más inri, ver a otro novillo devuelto por su manifiesta mansedumbre.

Los fogueados se los repartieron Manolo Navarro en el segundo y quinto lugar – lo que deja claro que a veces sí hay quinto malo – y Andaluz Chico con el tercero, pero además él vio al sexto devuelto y enfrentó al sustituto de Juan José Cruz que fue también una prenda.

El triunfo de Toscano

El cuarto de la tarde fue el único que se dejó hacer cosas y a partir de lo leído, Antonio Toscano se las hizo y le cortó la oreja. El de Tanda, le vio así:
A Toscano le correspondió el único novillo que se dejaba torear, y el mejicano lo aprovechó de la mejor manera posible. Hubo en su faena tranquilidad, aguante, compostura y hechuras de buen estilo. Si de algo se le podría tachar, es de haberse prolongado en su buen deseo de redondear el éxito. Así, le ocurrió que el novillo, tan flojo que no admitió más que dos varas y un par de banderillas, se le quedó a las dos docenas de pases, y a poco le estropea el triunfo. Se basó éste en los pases en redondo, en los ayudados y en algunos naturales, ejecutados con quietud, con prestancia y con decisión. Cortó la oreja y dio la vuelta al ruedo. Fue lo único, aparte algunos lances de capa de Navarro, que tuvo color y sabor de arte taurino en esta novillada, que duró, para aburrimiento de los espectadores, dos horas y media bien contadas. ¡Y con más de treinta grados a la sombra!...
Por su parte, Manuel Sánchez del Arco, Giraldillo entendió de esta manera su actuación:
Toscano brindó al público y comenzó la faena con dos pases por alto, muy quietos y elegantes, que elegante es este mejicano en el juego de muleta. Rompieron los olés entusiásticos y la faena se centró en unos soberbios pases en redondo. Tuvimos tres naturales y de nuevo surgió el muleteo en redondo, cerca, perfectos, medidos, con juego de toreo al natural. Seguían los olés la faena, que tuvo ligeras variantes sobre lo referido, y Toscano dio un pinchazo, para repetir después de unos pases buenos, con una estocada que mató sin puntilla. Tanto ha gustado la faena del mejicano, que le dieron la oreja, acompañada por una ovación larga…
Terminado el festejo, Antonio Toscano fue entrevistado por F. Mendo para el semanario El Ruedo, y estas fueron las impresiones del torero:
Como el hombre cortó una oreja, se le traslucía su contento a través del sudor vertido por todos los poros de su piel.
- Ese toro – el del trofeo – fue el de mejor embestida, aunque no anduviera desprovisto de sosería. Por su falta de alegría vino durante la lidia muy a menos. Por esta causa no pudo ser ni muy extensa ni muy vistosa mi faena de muleta. En los últimos pases hube de ayudarle con muletazos por bajo para hacer pasar a un novillo cuya fuerza se iba por momentos.
¿Contento amigo Toscano?
- Muchísimo, por haber conseguido cortar mi primera oreja en Madrid, que hace la octava desorejada en España. Y muy reconocido al público de la Plaza Monumental por las atenciones dispensadas, no solo hoy, sino también en la tarde de mi debut.
- Para terminar, ¿qué le pareció su primer enemigo?
- Pues que llegó a mis dominios con mucha fuerza, embistiendo mal y poniendo siempre de manifiesto sus ansias de coger. Era uno de esos toros que pareciendo bueno a los ojos del público, hace andar de cabeza a los que están en el ruedo...
Antonio Toscano
Foto: El Ruedo (08/08/1945)
Sin duda el torero mantenía los pies en la tierra. Eso le valió recibir la alternativa el 7 de abril siguiente en Barcelona, de manos de Domingo Ortega y llevando a Luis Miguel Dominguín como testigo. El toro de la cesión fue Rojillo de Atanasio Fernández.

Antonio Toscano falleció en la Ciudad de México el 26 de enero de 1993.

Así que esa es la historia detrás del cartel. Una historia que sin duda, merece ser contada.

Retales de información de la fecha

Muchos toreros mexicanos hacían campaña en ruedos españoles. De la prensa de esos días, extraigo lo siguiente:

El domingo 5, Carlos Arruza corta un rabo en Vitoria alternando con Domingo Ortega y Parrita. Toros de Luis Ramos (5) y uno de Cobaleda (5°)

El lunes 6, también en Vitoria, con toros de Antonio Pérez, Manolete reaparece alternando con Arruza y Pepín Martín Vázquez. Manolete corta 2 orejas del 4º, Arruza, 2 orejas del 5º.

En Santander, el domingo 5, Silverio Pérez escucha ovaciones, Manolo Escudero cumplió, Pepín Martín Vázquez corta una oreja y El Choni escucha ovaciones. Toros de Molero (6) y Villamarta (2).

En La Coruña. Toros de Gabriel González (1 rejones) y Conde de la Corte (6). Conchita Cintrón, vuelta al ruedo. Armillita, 2 vueltas al ruedo. Pepe Luis Vázquez, 2 orejas. Luis Miguel Dominguín, rabo.

Estella. Toros de Pérez de la Concha (4). Cañitas y Julián Marín, oreja cada uno.

Barcelona. Novillos de Manuel González (6) y Bernardo Escudero (2) Ricardo Balderas 2 orejas, Manuel Perea Boni, Alfredo Fauró, oreja y Lorenzo Pascual Belmonteño. Carnicerito de México y Arturo Álvarez Vizcaíno se encontraban en el tendido.

Barcelona. Lorenzo Garza sufre una recaída en su recuperación de la cornada sufrida el 31 de julio anterior. Presentó fiebre y tuvo que ser intervenido nuevamente por el doctor Olivé Gumá. Continúa el estado de gravedad.

domingo, 25 de agosto de 2013

Una tarde trágica en El Toreo de la Condesa

La temporada de novilladas de 1941 en El Toreo de la Condesa tuvo una duración inusitada. Constó de 46 festejos, celebrados entre los meses de junio y octubre – celebradas en jueves y domingos – de ese año y destacaron entre los que llegaron a matadores de toros Cañitas, Espartero, Chicuelín, Luis Procuna, Guerrita, Antonio Toscano, Juan Estrada y Pepe Luis Vázquez. Varios de los actuantes no trascendieron con espada y muleta, pero llegaron a la fama vistiendo de plata, entre ellos Rafael Osorno, Felipe González, Sixto Vázquez (picador), Javier Cerrillo y Rutilo Morales. Por su parte, el malogrado Félix Guzmán toreó 8 festejos y en la tarde del 13 de julio, fue tal su triunfo, que los aficionados que llenaban la plaza lo levantaron al tendido y allí fue paseado en vilo por los asistentes alrededor de la plaza. También destacó la presentación de Conchita Cintrón quien actuó en un festejo.

Las novilladas de los jueves se caracterizaban por ser festejos de oportunidad. Por lo general, en ellas se programaba a seis novilleros que buscaban triunfar para obtener la repetición, ya fuera en otro jueves o en una tercia dominical.

Para la noche del jueves 28 de agosto de 1941 fue anunciado un encierro guanajuatense de Quiriceo, para que lo enfrentaran Luis de la Sota, Ignacio Cruz Ortega, Julio Calleja, Lorenzo Cortéz, Rubén Ramírez y Santiago Vega. El programa anunciador señala que en las cuadrillas iban Carlos Vázquez El Costeño, Francisco Ríos, Bernardo Bustamante Habanero, Nicolás Echeverría El Chato, Rafael Azuela Lara y José Palafox como picadores. En tanto, entre los banderilleros irían Genaro Martínez, Emeterio Herros, Miguel Gallardo, Ramón Robles, Rodolfo Rodríguez y Ángel García. El puntillero, dice el programa para los seis toros, sería Macario Castelán Gallinito.

La novillada no concluyó normalmente. Tras de que se arrastrara al cuarto de la tarde tuvo que ser suspendida porque solamente quedaba uno de los espadas en el ruedo – Lorenzo Cortéz – y habían ingresado en la enfermería el banderillero Miguel Gallardo y por su orden los novilleros Ignacio Cruz Ortega, Luis de la Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vega, además de un aficionado que se tiró de espontáneo y un picador que no identifican las relaciones de la época que pude consultar. ¡Ocho heridos en una tarde! Aunque alguna de las informaciones que consulté, elevan el número hasta diez de ellos.

Reportaje gráfico aparecido en La Lidia
México D.F., 27 de agosto de 1943
La crónica del festejo publicada en el diario El Siglo de Torreón al día siguiente del festejo, señala lo siguiente:
Los toros eran de la ganadería de Quiriceo. La más trágica corrida en el mundo se celebró ayer en la plaza de “El Toreo”. México, 28 de agosto. – Pese a cuanto se había dicho de la suspensión de las novilladas de los jueves, dizque en busca de nuevos valores taurinos, esta tarde, en “El Toreo”, se celebró la más trágica de las corridas de que se tenga memoria en los anales históricos de la fiesta brava… La tragedia batió esta tarde un récord mundial de lidiadores heridos en la plaza, al resultar cogidos cinco novilleros, dos banderilleros, un picador, un monosabio y un espontáneo de diez años de edad, que fue víctima del toro “embolado”. El único ileso de los matadores fue Lorenzo Cortéz, pero la corrida se suspendió por el escándalo del público y el temor de que el ruedo siguiera siendo bañado de la sangre de los noveles aspirantes al arte de Cúchares… El público, en formidable bronca, pidió a la autoridad que presidía la novillada que la suspendiera, ya que los aficionados se dieron cuenta de que los novilleros y demás gente de coleta fueron obligados por la empresa a lidiar toros de cartel con peso de 500 a 600 kilos… Entre los lesionados se cuentan los novilleros Ignacio Cruz Ortega, Luis Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vela, éste con una horrible cornada en el vientre que lo tiene a las puertas del sepulcro… Solamente se lidiaron tres toros, pues para los demás ya no hubo personal… Las cruces Roja y Verde se vieron atareadas para conducir a sus enfermerías a los pobres aspirantes a toreros, mientras que la policía de la Octava Delegación levantaba acta tras acta… Los toros eran de Quiriceo, con edad y peso reglamentarios para corridas formales.
La ganadería de Quiriceo se formó en el año de 1924 por los hermanos Jorge y Eduardo Jiménez del Moral, que tenían ya la ganadería de Parangueo, ambas en el Estado de Guanajuato. Formaron el nuevo hierro con vacas de esta última ganadería – resultado de un cruce de ganado nacional y toros de origen Parladé – y agregando 40 vacas y 6 sementales de Campos Varela, también de origen MurubeYbarra - Parladé. Después, en 1937 agregaron sementales salmantinos de Graciliano Pérez Tabernero – dos – y uno de Antonio Pérez de San Fernando

Respecto del festejo y especialmente del ganado que en él se lidió, Heriberto Lanfranchi relata lo siguiente:
¡La corrida más sangrienta en la historia taurina de México! Ocho toreros, entre novilleros y subalternos, fueron heridos de más o menos gravedad por los astados de Quiriceo y Atlanga (viejos, cornalones y resabiados, es decir, completamente impropios para noveles) que se lidiaron y en el cuarto de la tarde tuvo que suspenderse tan injusta novillada…
En su comentario, Lanfranchi añade un hecho que no resulta ni del programa anunciador del festejo, ni de las crónicas periodísticas, en el sentido de que entre los novillos jugados esa tarde salió alguno del hierro tlaxcalteca de Atlanga. Otra versión escuché alguna vez del periodista Víctor Manuel Esquivel, en el sentido de que en realidad el encierro provenía de una ganadería que se formó con simiente de Piedras Negras y que fue fundada por Próspero Badillo y concluyó sus días en la tenencia de Roberto Sánchez Tapia. La realidad es que fuera de esas dos afirmaciones, la tarde es conocida como la de los quiriceos

El 27 de agosto de 1943, en su número 40, el semanario mexicano La Lidia publicó un reportaje gráfico de los sucesos que en ese día llegaban a su segundo aniversario. De los textos contenidos en el reportaje, escritos por Luis Gómez, extraigo lo que sigue:
Lo trágico de las corridas de toros. Un río de sangre fue la novillada del jueves 28 de agosto de 1941. Cinco novilleros heridos, un banderillero, un monosabio y un espectador también a la enfermería. Toros de Quiriceo… Parte facultativo: Los médicos estuvieron ocupados completamente. El más grave de todos es Santiago Vega, cornada de 11 centímetros interesando pared abdominal y epiplón. Es herida que pone en peligro la vida. Ignacio Cruz Ortega, una herida de 2 centímetros en el cuello y fractura de la clavícula izquierda. Rubén Ramírez, puntazo de 8 centímetros en una pierna. Julio Calleja, herida en la cintura. Miguel Gallardo, herido en la región inguinal. Luis de la Sota, conmoción cerebral…
Las fotografías del reportaje – que ilustra esta entrada – son de Enrique Sosa.

En el cincuentenario del hecho – 1991 – se publicó esta gacetilla acerca de la efeméride:
Hace 50 Años… 28 de Agosto de 1941… Una de las corridas más sangrientas que ha habido en la plaza de toros El Toreo fue la de ayer jueves, por culpa de la empresa, que contrató a novilleros para que lidiaran a toros de gran trapío, con un peso promedio de 600 kilos. No pudieron con el paquete y cinco fueron cogidos y enviados a la enfermería, al igual que dos banderilleros, un picador, un monosabio y hasta un espontáneo que se lanzó ruedo al ver lo mal que lo estaban haciendo los espadas. Los novilleros corneados fueron Ignacio Cruz Ortega, Luis de la Sota, Rubén Ramírez, Julio Calleja y Santiago Vega que se encuentra gravísimo; los banderilleros, Miguel Gallardo y Genaro Martínez; el picador Bernardo Bustamante; el monosabio, Francisco Bravo y, el espontáneo, Ignacio Macías…
Rubén Ramírez (28/08/1941)
Esta versión también amplía a 10 los heridos esa tarde y agrega los nombres de las personas que las anteriores no contemplan.

De los seis novilleros anunciados para esa trágica tarde, solamente volvió a actuar en El Toreo Ignacio Cruz Ortega – después llegaría también a la Plaza México – y un lustro después Santiago Vega y Luis de la Sota se presentarían en la plaza más grande del mundo, pero Julio Calleja, Lorenzo Cortéz y Rubén Ramírez no volvieron a actuar en la capital de la República.

Tuve la fortuna de conocer a don Rubén Ramírez – hidrocálido – y contaba que efectivamente los novillos que se lidiaron esa tarde eran descomunales y fuera de toda proporción para seis principiantes. Para él, dijo, fue el final de su carrera en los ruedos, pero nunca le quitó la afición.

Aldeanos